viernes, 13 de diciembre de 2013

Viernes y 13





El Viernes-13 cogió fama universal a raíz de una película del mismo titulo dirigida en 2009 por Marcus Nispel. A partir de entonces se abrió la veda para una avalancha de películas insustanciales asusta-adolescentes. La sangre corría –y corre- a mares y los criminales más abyectos llenaban las pantallas. Todo en Viernes-13 discurre en torno a las perversidades de un asesino que responde al nombre de Jason Voorhees. Nada que ver con el genero policiaco (fundamentalmente el llamado Cine Negro) que tanta gloria ha dado al Cine y tampoco con los clásicos del terror encabezados por Mister Drácula. Esto es otra cosa bien distinta. Lo que resulta evidente es que sigue teniendo un extraordinario tirón entre el público más joven. Cada poco tiempo se estrenan nuevas películas donde se trata de demostrar que todavía se puede apretar un poco más la tuerca del miedo. Muertos que vuelven; otros que nunca terminan de irse y psicópatas de la peor calaña posible. Nada que objetar a que cada cual se entretenga con la fórmula que estime oportuna dentro de la gran oferta del Séptimo Arte. Si acaso es preocupante el mimetismo que estas películas puedan tener en la vida cotidiana.  Lo que resulta evidente es que en la actualidad la realidad supera con creces a la ficción. A diario conocemos historias que superan en maldad a las mentes de los guionistas de Cine más retorcidos.  Vivimos instalados en un permanente Viernes-13 donde la maldad humana se nos manifiesta en todas sus variantes más perversas. Las mujeres y los niños como victimas preferentes de los canallas más crueles.  Los informativos son “Bandejas de Entrada” de las mil y una formas que tienen los seres humanos de darle forma a Lucifer. Hoy es Viernes-13 y me temo que lo será también mañana. Vivimos sobrecogidos en una Sociedad donde todo, absolutamente todo, es manifiestamente empeorable.

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