lunes, 29 de septiembre de 2014

Sevilla Universal





Siempre, y ahora más que nunca, me ha interesado todo lo relacionado con Sevilla. Su historia, sus tradiciones, sus verdades y mentiras y su(s) leyenda(s).  Cada cosa en su sitio y cada sitio en su cosa.  Si algo tuve siempre claro es que la grandeza de Sevilla radica en su universalidad.  Sevilla o es universal o no es más que un pueblo grande (por cierto: a lo que muchos quisieran condenarla). Si algo nos deja meridianamente claro la Historia de la Ciudad es que su pasado está íntimamente ligado a la Historia de la Humanidad. Su legado cultural, monumental y, fundamentalmente, su crisol de culturas asumidas y proyectadas hacia el mundo así lo determinan.  Esta tierra es compleja por su propia naturaleza.  Aquí se dan cita los ripios más casposos con la poesía más sublime.  Los pintamonas con los pintores más universales. Grandísimos escritores con vacuos plumillas que vierten a diario su dosis de veneno reaccionario y casposo en la prensa local. Pelotas integrales al servicio de las mentiras que dimanan del Poder. Cuando llegas al convencimiento de que tu tiempo se acaba lo más positivo es que del mismo no puedes ya desperdiciar ni un minuto. Sevilla siempre ha sido tierra de figurones que se dedican, de manera cicatera, a repartir carnés de buenos y malos sevillanos. Son los “Depositarios de las Esencias sevillanas” que han terminado por creerse que Sevilla, por pleno derecho,  les pertenece.  Escritores que aquí son sumamente conocidos y que llegando a Castilleja de la Cuesta ya son unos perfectos desconocidos.  Me duele Sevilla por dos razones fundamentales: ser mi tierra y, fundamentalmente, la de mis mayores y por el abandono a que está condenada de manera permanente.  En la actualidad todo está sumido en una pertinaz confusión. Los tiempos de la Ciudad, que se nos representan como fundamentales para poder interpretarla en clave cultural y sentimental, están completamente adulterados (hablamos en el verano de temas cofradieros y en Cuaresma ya empezamos a hablar del Rocío). Todo enredado en espurios intereses comerciales donde ya todo es vendible.  En la actualidad parece ser que hacer Caja  es lo verdaderamente importante.  Nos visitan cada día un número considerable de turistas de todas las partes del mundo que se quedan maravillados con la Sevilla monumental (la misma que resulta una perfecta desconocida para una parte considerable de sevillanos). Cansa ya de una manera ostensible estar permanentemente denunciando las tropelías que se siguen cometiendo con una Ciudad que nació para vivir –y morir- de pie.  Sevilla la ciudad que Dios creó para la templanza, la convivencia y la belleza en cualquiera de sus formas.  Se suceden los alcaldes y la fórmula es tan repetitiva como hueca: futuro, futuro y futuro. Pero, ¿quién defiende el presente y preserva nuestro pasado? Siempre lo bueno estará por llegarnos y así engañaron a nuestros abuelos; engañaron a nuestros padres y nos engañan a nosotros.  Sevilla siempre ha mezclado armoniosamente la vanguardia más creativa con las tradiciones más solemnes y verdaderas.  ¿Dónde está el Museo de la Ciudad?  ¿Dónde se encuentra un Centro de Análisis, Interpretación y Documentación del Flamenco? ¿Dónde un Museo de nuestra Semana Santa? ¿Qué cantan los poetas sevillanos de ahora? Si seremos ilusos soñadores que todavía nos asomamos por el Puente de San Bernardo para ver pasar el tren.  Nos volvemos con los ojos llorosos por la carbonilla y nos lavamos la cara en las fuentes de los Jardines de Murillo.   Sevilla, Sevilla, Sevilla…. ¡cuantas barbaridades se cometen contigo!

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