Reconozco que soy poco televidente. Veo la tele en momentos puntuales y sobre todo en programas muy concretos. Es en la Radio donde mejor se manifiestan y encuentran su acople mis necesidades informativas, sociales y culturales. Como indesmayable lector de periódicos de papel me resisto a abandonarme en los brazos tecnológicos de las ediciones digitales. En la televisión autonómica andaluza existe un programa que procuro no perderme y es “Andaluces por el mundo”. Aquí se manifiesta de manera puntual y rigurosa el dispendio de talento que nuestra Comunidad (a través de sus políticos) se permite extrapolar a tierras más acogedoras. Talentos forjados en no pocas ocasiones con el dinero público y que, posteriormente, son abandonados a su incierto futuro. En Andalucía han desmantelado nuestra Sanidad Pública sin ningún tipo de escrúpulos pero, eso si, lo han hecho con una “sonrisa Profidén”. Mientras, observas que en Berlín, Copenhague, Londres, Helsinki o Estocolmo hay enfermeras y médicos andaluces ocupando cargos de máxima responsabilidad. Llegaron a estos países de las formas más diversas y siempre huyendo de una situación profesional donde predominaban los bajos salarios y unas paupérrimas condiciones de trabajo. En este programa del Canal Sur aparecen gente de Cádiz, Málaga, Córdoba, Sevilla, Lora del Rio, Puente Genil, San Fernando o Dos Hermanas. Todas reconocen estar agradecidas a quienes los acogieron con los brazos abiertos y en seguir manteniendo un permanente contacto con Andalucía. Se generaliza una doble situación emocional: contentos por gozar de unas condiciones laborales óptimas y tristes por la lejanía con su querida y añorada Andalucía. Cuando se les pregunta que tipo de cosas notan más en falta las respuestas suelen ser las mismas. Añoran las familias, los amigos, el clima, las tradiciones y la comida. Por diversas razones muchos ya ven el retorno muy complicado. Saben que el ambiente laboral que dejaron lejos de mejorar se encuentra más deteriorado. Se han asentado en sus lugares de destino y, en muchos casos, han creado familias emparejándose con personas del lugar. Tienen hijos nacidos en esas tierras aunque siempre priorizan que los niños no pierdan el arraigo con su tierra andaluza. Una situación que ha propiciado que abuelos andaluces solo vean a sus nietos una o dos veces al año. Todo como consecuencia del resultado de la gestión de políticos mediocres que, como no podía ser de otra forma, llevan a cabo políticas cicateras y de cortos recorridos. La igualdad de oportunidades envuelta en el papel de celofán de la galopante demagogia. Cuando, en la vida política, observamos normalizada y asumida la confrontación más feroz e irracional resulta imposible intentar acuerdos en temas fundamentales. Todo son proyectos vacíos de contenidos y falsas promesas propiciando que jóvenes andaluces pletóricos de talento y voluntad tengan que hacer las maletas. Al final no nos engañemos, aquí el verdadero y crucial debate es si la Feria debe comenzar un sábado o un lunes. Se van los mejores y nos quedamos tranquilamente tomando el sol dándoles de comer a las palomas. Andaluces por el mundo dando fiel testimonio de la grandeza de esta tierra. El exilio (ante político y ahora profesional) atado al mástil de nuestra bandera. Los grandilocuentes discursos andalucistas escritos en papeles siempre mojados por las lágrimas. Eso si, siempre orgullosos de ser andaluces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario