jueves, 25 de septiembre de 2025

Claudia por entre los Jardines del Talento y la Belleza



Cuando los días del almanaque nos recordaba que el verano estaba finiquitado y que el Otoño (cada día más ausente en la Ciudad) estaba presto para ser disfrutado el devenir de las cosas, una vez más, llena de pesar nuestros ya gastados corazones.  Falleció para los mortales Claudia Cardinale y en ese mismo instante resucitó para siempre rodeada del halo luminoso de las grandes estrellas del Séptimo Arte.  Tenia 87 años de edad y falleció en Nemours  (Francia).   Asumo  (reconociendo mi falta de empatía hacia algunas nuevas perspectivas cinematográficas)  que el Cine y sus efectos colaterales tanto en lo sentimental como en lo cultural caminan actualmente por derroteros algo sinuosos y contradictorios.  El Cine tiene (o al menos debía tener) una cierta magia envolvente que consiga activar nuestra capacidad de poder soñar despiertos.   El Cine, en muchos casos, consigue que al final los malos acaben pagando sus perversiones y que lo justo y lo legal caminen de la mano  (cosa que en la vida real casi nunca ocurre).

 Dentro de este martirologio de profetas defensores de lo “políticamente correcto”  donde alabar la extrema belleza de una actriz o las grandes dotes de apuesto galán de un actor te convierten  ipso facto en un retrogrado cavernario.  Que actores  contemporáneos  como Brad Pitt o Leonardo DiCaprio sean poseedores de un gran atractivo los obliga a  estar continuamente dejándose perdonar.  En El Cine los guapos y guapas son considerados pésimos actores y  los poco o nada agraciados/as  son unos actores formidables.  De todo hay en la Viña del  Séptimo Arte.  El Cine italiano nos regaló para la vista y los sentidos un ramillete de actores y actrices que aparte de ser grandes interpretes dotaban a la pantalla de unos físicos a los que la cámara adoraba.  Valgan como ejemplo Sofía Loren,  Silvana Mangano, Gina Lollobrigida, Claudia Cardinale, Marcello Mastroianni, Vittorio De Sica o el mismísimo Vittorio Gassman.

 Para el ideario sentimental de nuestra generación Italia se traducía fundamentalmente en sus películas y en sus canciones.  Venerábamos sin reservas a Claudia Cardinale y nos dolía profundamente cuando los “carroñeros de la imagen” sacaban fotos de su vejez para regodearse con su belleza perdida.  Dentro de su espuria  mirada comercial y depredadora  no logran entender que la magia del Cine, hace ya muchos años,  hizo inmortal  la belleza y el talento de Claudia Cardinale.   Se nos fue Claudia y nos queda Sofía que a sus 91 años de edad nos sigue recordando que los mejores matrimonios y divorcios siempre son a la italiana.  Eternas por su gran belleza y eternas por sus inconmensurables talentos.  Mujeres al borde de un ataque estelar. 


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