martes, 23 de septiembre de 2025

Los negacionistas


Con la inestimable ayuda de las RRSS (Redes Sociales) y con la sobredosis de ingenuidad de muchas personas los negacionistas profesionales están viviendo una etapa dorada. Los bulos y las mentiras avanzan a la velocidad de la luz y ya parece ser que son muy pocos los que se molestan siquiera en analizar las informaciones que les llegan. Esta es una Sociedad permeable, frágil y hábilmente narcotizada. Desde las esferas más extremistas del entramado político, mediático, social o cultural se introducen mentiras perfectamente orquestadas y se niegan en redondo a aceptar verdades solventes y fácilmente demostrables. Lo verdaderamente importante es la construcción y difusión del Relato que interese en cada momento. La negación siempre ha acompañado a los seres humanos desde los tiempos más remotos. Suele ser asumida unas veces como salvaguarda de la propia integridad física y otras para no entrar en disonancia con los que mandan. La fidelidad ideológica que en no pocas ocasiones se termina diluyendo en un seguidismo ciego e irracional. Hasta el propio San Pedro negó a Jesús de Nazaret hasta en tres ocasiones. Si reconocía conocerlo lo clavarían como a una mariposa en una cartulina negra. Seguro que Jesús no se lo tomaría en cuenta pues conocía como nadie las flaquezas y miserias de los seres humanos.
Durante la Pandemia negaron la propia existencia del virus y, por supuesto, la utilidad salvadora de las vacunas. Todo nos decían que eran mentiras programadas por no se sabe muy bien que tipo de fuerzas extrañas. Explicar racionalmente lo falsario es algo extremadamente difícil cuando la cerrazón y el fanatismo se apoderan de las personas. Se llegó a afirmar que detrás de las vacunas estaba Bill Gates que mandaba introducir chips para así poder controlar a toda la Humanidad. Entre los grandes (grandes por su Poder no por sus capacidades intelectuales o morales) mandatarios que dominan hoy el mundo prevalece como elemento convergente el más duro e irracional Negacionismo. A la cabeza se encuentra el “dueño del rotulador negro” que por negar hasta les niega a los que se atreven a criticarle el derecho al trabajo y a la libertad.
Todavía en pleno siglo XXI siguen negando que el hombre pusiera los pies en la luna. Dicen que todo fue un montaje rodado en un escenario preparado al respecto en Hollywood. Lanzan el bulo y lo proyectan a través de las RRSS con la inestimable colaboración de los funcionarios mediáticos que, en un alarde de cinismo, dicen ser periodistas. Ahora, cuando las pantallas de los televisores chorrean sangre con las imágenes de la criminal matanza de Gaza niegan que aquella atrocidad sea en realidad un Genocidio. ¿Qué es entonces? ¿Una pelea de lucha grecorromana?
 Este pasado domingo el cuenta-muertos de la Franja de Gaza nos ofreció la terrorífica cifra de 65.200 asesinados (son muchos los analistas que coinciden que la cifra real es mucho mayor). ¿Cuántos muertos más hacen falta para llamar a las cosas por su nombre? Pues ahí los tenemos negando o disfrazando la realidad que se nos muestra notoria y palpable. ¿Quién puede considerarse humano sin que le rebote la sangre por sus venas? Todo gira y se cuece en torno a una ambición política desmedida que no respeta fronteras y que convierte a los libres en vasallos y a los vasallos en esclavos.
La ceguera de los que no quieren ver. Políticos oportunistas al servicio de la mentira. Negacionistas a los que la Historia terminará poniendo en su sitio de podredumbre y miseria moral. Si ante una barbarie como la actual no alzamos la voz tendremos que dejarle, una vez más, a las olas de mar su rugido de siglos y a los músicos del Titanic su música del alma antes de que se produzca el naufragio definitivo. Creer que cuanto está pasando no tiene nada que ver con nosotros es colocarse en el lado equivocado de la Historia. Lo hicimos muchas veces y otras tantas lo hemos terminado pagando.

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