Una, hace aproximadamente una semana, mientras esperaba el autobús en la Puerta del Osario presencié un hecho que no me resisto a compartir con vosotros. Junto a mí había en la cola un matrimonio ya entrado en años. Él le recreminaba a ella airadamente algo al oido mostrándole una ira extrema. Mi estupor fue cuando comprobé que cada ataque verbal lo acompañaba con pellizcos en el brazo izquierdo de la mujer, el cual presentaba numerosos moratones. Hubo un momento que me llenó de indignación y me traspasó el alma, fue cuando la pobre infeliz le dijo casi sollozando….”no me maltrates más canalla, que llevas cincuenta años martirizándome”. Ya no pude aguantar más y junto con una chica joven que también se había percatado de la situación, le recriminamos a este primate de Atapuerca que parara de inmediato o llamabamos a la policía. Su agresiva respuesta no se hizo esperar y nos dijo voceando a pleno pulmón…..”meteros en lo vuestro, que ésta es mi mujer y hago con ella lo que me sale de los co…….”. Pero como todos estos canallas en el fondo son unos cobardes le díó a la mujer un tirón del brazo y se la llevo calle abajo. Lógicamente intentaba evitar para él males mayores. Me quedé hablando con la muchacha que me ayudó (bendita la juventud que es solidaria) y llegamos a la triste conclusión de como habría sido la vida de esta pobre y maltratada mujer. Da escalofríos solo de pensarlo. ¡Cuánto sufrimiento no habría acumulado en algunas mujeres de las generaciones de nuestras madres y abuelas ante un machismo inmisericorde y permitido legalmente!.
Otra, José Antonio Sánchez Barragan, es un albañil de 39 años de edad residente en la Rinconada. Su anterior esposa, de la que se había separado en el año 2000, empieza a ponerle denuncias (ocho en total) por malos tratos a partir del 2005. José Antonio, en esa fecha, ya había rehecho su vida con otra mujer. Como consecuencia de estas denuncias (que a la postre la Justicia ha reconocido como falsas) pasó once meses en prisión. Este hombre perdió su trabajo y lo que es mas triste su dignidad personal. Su exmujer acudía incluso a televisiones para contar con detalles las “palizas” que le propinaba José Antonio. Todo era puro rencor. Los amigos, familiares y compañeros de trabajo de este vecino de la Rinconada se movilizaron en todos los frentes reclamando su inocencia. Se dio incluso la paradoja que en la última denuncia que le pone ya se encontraba en la cárcel. ¿Qué le pegaba por telepatía?. Al final, y despues de un cúmulo de contradicciones en las denuncias, la verdad afloró y dejaron libre a este hombre sin cargo alguno. Evidentemente a partir de ese momento cesaron las denuncias. Todo había sido una burda farsa fruto de la inquina y que ha cambiado radicalmente la vida de este hombre. Que duda cabe, que aparte de la mayoría que apostaba por su total inocencia, habría alguien de su entorno que diría…..”hombre, yo lo que digo es que cuando el río suena agua lleva”.
Han existido, existen y –lamentablemente- existirán canallas que han maltratado, maltratan o maltratarán a las mujeres. Todas las médidas penales que se utilizen contra ellos siempre serán insuficientes, y la protección para con estas mujeres ha de ser consecuentes con un Estado de Derecho. Nuestra mayor repulsa hacía los maltratadores y nuestra máxima solidaridad para con los mujeres maltratadas. Pero no obviemos que hay hombres que también son víctimas de la ignominia, la mentira y que son civil y socialmente destrozados. Un porcentaje -no pequeño- de denuncias por malos tratos son archivadas en los juzgados por resultar falsas. ¿Pero una vez que a un hombre le han puesto la Z del Zorro en la frente quien se la quita después? Siempre quedará en el aire el fantasma de la duda. Y lo más grave: ¿quién le restituye su seriamente cuestionada dignidad?
Yo escuché en un programa radiofónico a una dirigente feminista comentar que en España había millones de maltratadores, tantos como hombres potenciales ¡Ahí queda eso!. Luchemos con todas nuestras fuerzas para combatir los malos tratos, y condenemos cualquier forma de explotación a que son sometidas muchas mujeres en la triste soledad de los “hogares”. Pero tampoco dejemos de condenar algunas perniciosas conductas que han llevado a la deseperación (y a la cárcel) a muchos hombres inocentes. No estamos ante actitudes solidarias corporativistas sino ante personas (de uno y otro sexo) que padecen en sus carnes el maltrato fisico o psicológico. Mujeres, hombres, ancianos o niños victimas de la sinrazón y la brutalidad mas canallesca. Esto no es una pelicula de malos y buenos, muchachas o bandidos, esto es simple y llanamente la vida y ahí estamos todos instalados, conviviendo con lo mejor y lo peor de nuestra condición de hombres y mujeres. Bondad y maldad siempre presentes y empeñadas en demostrar que el ser humano es capaz de lo gestos mas solidarios y de los de mayor vileza. Guerra sin cuartel a esta plebe de canallas que abusan sin piedad de la indefensión y la inocencia de quién (en teoría) eligió (mal) compartir con ellos/as sus vidas.
Otra, José Antonio Sánchez Barragan, es un albañil de 39 años de edad residente en la Rinconada. Su anterior esposa, de la que se había separado en el año 2000, empieza a ponerle denuncias (ocho en total) por malos tratos a partir del 2005. José Antonio, en esa fecha, ya había rehecho su vida con otra mujer. Como consecuencia de estas denuncias (que a la postre la Justicia ha reconocido como falsas) pasó once meses en prisión. Este hombre perdió su trabajo y lo que es mas triste su dignidad personal. Su exmujer acudía incluso a televisiones para contar con detalles las “palizas” que le propinaba José Antonio. Todo era puro rencor. Los amigos, familiares y compañeros de trabajo de este vecino de la Rinconada se movilizaron en todos los frentes reclamando su inocencia. Se dio incluso la paradoja que en la última denuncia que le pone ya se encontraba en la cárcel. ¿Qué le pegaba por telepatía?. Al final, y despues de un cúmulo de contradicciones en las denuncias, la verdad afloró y dejaron libre a este hombre sin cargo alguno. Evidentemente a partir de ese momento cesaron las denuncias. Todo había sido una burda farsa fruto de la inquina y que ha cambiado radicalmente la vida de este hombre. Que duda cabe, que aparte de la mayoría que apostaba por su total inocencia, habría alguien de su entorno que diría…..”hombre, yo lo que digo es que cuando el río suena agua lleva”.
Han existido, existen y –lamentablemente- existirán canallas que han maltratado, maltratan o maltratarán a las mujeres. Todas las médidas penales que se utilizen contra ellos siempre serán insuficientes, y la protección para con estas mujeres ha de ser consecuentes con un Estado de Derecho. Nuestra mayor repulsa hacía los maltratadores y nuestra máxima solidaridad para con los mujeres maltratadas. Pero no obviemos que hay hombres que también son víctimas de la ignominia, la mentira y que son civil y socialmente destrozados. Un porcentaje -no pequeño- de denuncias por malos tratos son archivadas en los juzgados por resultar falsas. ¿Pero una vez que a un hombre le han puesto la Z del Zorro en la frente quien se la quita después? Siempre quedará en el aire el fantasma de la duda. Y lo más grave: ¿quién le restituye su seriamente cuestionada dignidad?
Yo escuché en un programa radiofónico a una dirigente feminista comentar que en España había millones de maltratadores, tantos como hombres potenciales ¡Ahí queda eso!. Luchemos con todas nuestras fuerzas para combatir los malos tratos, y condenemos cualquier forma de explotación a que son sometidas muchas mujeres en la triste soledad de los “hogares”. Pero tampoco dejemos de condenar algunas perniciosas conductas que han llevado a la deseperación (y a la cárcel) a muchos hombres inocentes. No estamos ante actitudes solidarias corporativistas sino ante personas (de uno y otro sexo) que padecen en sus carnes el maltrato fisico o psicológico. Mujeres, hombres, ancianos o niños victimas de la sinrazón y la brutalidad mas canallesca. Esto no es una pelicula de malos y buenos, muchachas o bandidos, esto es simple y llanamente la vida y ahí estamos todos instalados, conviviendo con lo mejor y lo peor de nuestra condición de hombres y mujeres. Bondad y maldad siempre presentes y empeñadas en demostrar que el ser humano es capaz de lo gestos mas solidarios y de los de mayor vileza. Guerra sin cuartel a esta plebe de canallas que abusan sin piedad de la indefensión y la inocencia de quién (en teoría) eligió (mal) compartir con ellos/as sus vidas.
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