jueves, 21 de abril de 2022

A cara descubierta


 
“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico erróneo y aplicar el remedio equivocado”.  (Groucho Marx)
El pasado 20 de Abril el Gobierno decretó por Ley que las mascarillas dejaban de ser necesarias en interiores salvo con algunas excepciones. Medida ciertamente controvertida y que no pocos expertos consideran algo prematura todavía. Son muchos los que coinciden que habría que esperar los efectos pandémicos de las Fiestas de Primavera para adoptar (o no) estas medidas. La gente, en un gran porcentaje, ya está escarmentada de que los políticos tomen decisiones políticas y no sanitarias y han decidido seguir utilizándolas en interiores. Hacen bien en utilizar el libre albedrío para aplicar algo tan necesario como la prudencia. Es cierto que con la vacunación masiva el virus está en una fase de control que en nada se parece a lo que hemos padecido. Es momento de que con los datos en la mano se vaya eliminando las necesarias restricciones hasta llegar a la ansiada normalidad. Al no proporcionar los datos de la Pandemia de manera periódica se ha optado por “el ojo que no ve, corazón que no siente”. Nunca, absolutamente nunca, en todo estos años de Democracia hemos tenido políticos de perfiles tan bajos. El Gobierno, nuestro Gobierno, anda más preocupado en contentar a sus socios de gobernanza que en atender las necesidades prioritarias de la ciudadanía. La Oposición, nuestra Oposición, se mueve en un discurso ambiguo y de coordenadas contradictorias donde todo se mueve en aras de  intentar desalojar de La Moncloa a Pedro Sánchez. Ya nadie se corta un pelo a la hora de pactar con partidos que están muy alejados de posicionamientos democráticos. Unos para permanecer en el Poder y otros para conquistarlo a cualquier precio. La política contemporánea nos trajo una serie de líderes que iban a cambiar drásticamente nuestra manera de hacer política. Todo en aras de modernizar nuestra Sociedad y llevarla a altas cotas de bienestar social. Ya sabemos cómo han terminado líderes como Albert Rivera, Pablo Iglesias, Susana Díaz o Pablo Casado. De esta generación de políticos “iluminados” solo queda Pedro Sánchez que tiene una asombrosa capacidad para reciclar lo que pasa de verdad y lo que él nos cuenta sin inmutarse. La separación entre los que mandan y los mandados es ciertamente preocupante. La calidad democrática de España y por ende de la Vieja Europa es de un nivel muy bajo. Los partidos socialdemócratas y conservadores están desnortados y siendo peligrosamente superados por partidos populistas. El reciente ejemplo de Francia donde los conservadores y los socialdemócratas no llegaron a sumar el siete por ciento de los votos es ilustrativo. Partidos, no lo olvidamos, que hasta fecha muy reciente se alternaban el Poder en el país galo. En fin, puede que el problema no sea solo quitarse las mascarillas, sino que algunos se quiten las máscaras. Parece ser que estamos en un mundo donde mandan los “comisionistas”. Actuar a cara descubierta es hoy un valor en desuso.

No hay comentarios: