Juanita Reina

Doña Juana Reina Castrillo “Juanita Reina” representa por derecho propio cuanto de señorío y autenticidad representa la Copla Andaluza. No es casualidad que le fuera concedido el título popular (el más interesante de todos) de Reina de la Copla. En esta Sociedad, liquidacionista y que arranca profundas raíces sin sembrar otras nuevas, la Copla, el mágico y extraordinario mundo de la Copla, no interesa ni emociona. Las canciones y las películas de esta Gran Dama de la calle Parras están impregnadas en el corazón del pueblo sevillano. En general y salvo algunas dignas excepciones a las mujeres, grandes mujeres, de la Copla se les ha tratado por parte de políticos e intelectuales de manera ignominiosa. Se le has llamado despectivamente folclóricas y se les ha tachado injustamente de franquistas. Lo triste, lo verdaderamente triste, es que nuestras autoridades andaluzas nunca hicieron nada de especial relevancia para reivindicar su memoria (siempre con la gran excepción de José Rodríguez de la Borbolla). Nunca entendí que el Auditorio de Sevilla no lleve el nombre de Juanita Reina (sin desmerecer para nada a Rocío Jurado). Ellas y sus insignes compositores forman un eslabón fundamental de lo que conocemos como Cultura Popular. Hoy la Copla, a pesar de contar con excelentes jóvenes valores, ni está ni se le espera. Hemos dejado que se derrumbe este mágico universo entretenidos en cuestiones banales (músicas de usar y tirar) y que nada aportan a nuestra Cultura sentimental. Juanita Reina en cualquier país del mundo tendría la consideración de orgullo patrio y sería recordada y honrada de manera permanente. Así ocurre con Ella Fitzgerald en Norteamérica, Amália Rodríguez en Portugal o Edith Piaf en Francia. Mal vamos cuando hemos dejado desmoronarse a pedazos aquello que llenó de sentimientos existenciales a nuestras madres. Suena “Madrina” por las callejuelas y plazoletas sevillanas y el aire de la tarde se llena de melancólica belleza.