jueves, 24 de abril de 2025

Cuando el Tiempo sustituye al Tiempo



Nunca me he considerado un experto en temas semanasanteros y, afortunadamente, para estos menesteres siempre puedo contar con un gran conocedor de esta hermosa efemérides de soles, nubes y  lunas como es el impagable Salva Gavira.  Sabe lo que dice y dice lo que sabe y en estos tiempos tan volátiles esto no resulta una cuestión baladí.  Veo, eso si, algunos elementos exponenciales que le van quitando poco a poco a nuestra Semana Santa  la levadura de lo profundo y sentimental para convertirla en una Feria de Vanidades.  Esta es una Fiesta a la que no debemos ni podemos acomplejarnos por llamarla de esta manera: Fiesta.  Celebramos la Pasión y Muerte del Mesías y los que profesamos la Fe cristiana nos unimos gozosos para celebrar su Resurrección.  Si prescindimos de estos tres elementos (Pasión, Muerte y Resurrección)  la Semana Santa será cualquier cosa menos un supremo ejercicio de Cristianismo.  Aquí participan de manera muy activa y presente miles de personas de toda clase y condición y siempre se ha dicho que el resultado más positivo de la masa son los calentitos.  Se observan tendencias mal llamadas novedosas que discurren por los difusos caminos de lo insustancial.  Posiblemente esta pasada Semana Santa me haya  resultado personalmente como una de las menos productivas (por falta de presencia física) en toda mi existencia sevillana.  Primero una afección estomacal me tuvo agarrado al sofá los primeros días de la Semana.  Luego el Tiempo (meteorológico) nos sustrajo del verdadero Tiempo que debíamos de celebrar:  el del encuentro de la Ciudad con su Historia sentimental.  Todo el santo día hablando de posibles chubascos; precipitaciones; hora de las mismas  y cielos tormentosos.  La Candelaria no pudo salir y, en un asumido y defendible ejercicio de personalismo,  cuando esto ocurre para mí la Semana Santa me resulta incompleta.  Además con el triste añadido de no poder ver pasar a La Macarena por la calle Parras  (siempre en la memoria los balcones del numero 35 del inolvidable Antonio Centeno).   Si algo tenemos meridianamente claro en esta Ciudad es que históricamente la lluvia y la Semana Santa en muchas ocasiones siempre caminaron cogidas de la mano.  La primera vez que salí de nazareno en La Candelaria tenia nueve años y no pude salir…. ¡por la lluvia¡    Vamos cumpliendo años a la par que también cumplimos Semanas Santas en nuestro currículo sentimental.  Cuando decimos que el año que viene Dios dirá es mucho decir pues ya cada día  se va  estrechando más el margen de tu existencia.  El Club de las Últimas Veces te va exigiendo su cuota en el día a día y estar al corriente con los recibos se nos convierte en una cuestión fundamental.  Pasa la vida, pasamos nosotros pero, afortunadamente, nuestra Semana Santa nunca pasa del todo. Ella se queda marcando a golpe de tambor y soniquete de corneta los  eternos tiempos inmemoriales de la Ciudad.  Nuestra Semana Santa siempre fue un claro reflejo de las distintas épocas que le tocó vivir.  La sociedad actual, con una clara tendencia hacia la banalidad, no le podía resultar indiferente.  La llamada “Cultura de la bulla” ya hace tiempo que saltó por los aires hecha pedazos.  Asistimos a una creciente masificación desnortada y sin rumbo.  Lo estentóreo y superficial le gana claramente  la batalla a lo verdaderamente profundo y sentimental.  Por la catedralicia Puerta de San Miguel  entran las cofradías para que se obre el milagro de que por la Puerta de Palos salgan las hermandades.  Puertas que se abren y cierran para que salga y entre la vida.

martes, 22 de abril de 2025

Entre la Muerte y la Resurrección


Hace un par de días la Cristiandad celebro el Domingo de Resurrección. La Pascua que da pleno sentido a esta Fe que, con sus luces y sombras, ya se ha configurado en el tiempo con más de dos mil años de existencia. Ese día un Papa argentino bendijo desde la Plaza de San Pedro a más de 50.000 fieles (Urbi et Orbi). El Sumo Pontífice antes de morir le dio tiempo a hacer dos cosas: recibir en una audiencia de unos siete minutos a J.D. Vance (mano derecha de Trump) y poder leerle la cartilla. Luego se fue a bendecir al Mundo de la Cristiandad representado por los numerosos fieles que llenaban la Plaza de San Pedro. Estos dos hechos son un firme y fiel reflejo de sus 12 años de pontificado: duro con las sangrantes espinas y bondadoso con las frágiles rosas. El pasado 24 de Marzo le dedicamos un Toma de Horas al Papa Francisco (“El argentino que conquistó el mundo desde Roma”) pues su estado físico nos hacia presagiar un fatal desenlace. Aguantó casi un mes más y luchaba por seguir impartiendo lecciones de bondad y solidaridad en el Reino de los Vivos. A pesar de que desde la oficialidad vaticana nos decían que el Santo Padre estaba experimentando una lenta pero progresiva mejoría las imágenes nos decían todo lo contrario. A través de la televisión veíamos a una persona mayor con nula movilidad, arrastrando serias dificultades para respirar y con tan solo un hilo de voz que salía de su maltrecho cuerpo. Parece ser que todavía no tocaba que se muriera el Papa obviando que por encima de todo era un ser humano preso en la celda de los años y las enfermedades. Ahora, sin más demora, se pondrán en marcha los mecanismos vaticanos para nombrar a un nuevo Papa. A Papa muerto Papa puesto y a seguir caminando por los caminos de Dios. Recordar con agradecimiento y cariño al Papa Francisco es algo más que un ejercicio de Fe: es un acto de Justicia hacia su persona y que termina por redimirnos ante nosotros mismos. Era argentino, era de Buenos Aires y llegó a ser un ciudadano del mundo. Oriundo de un planeta urbano y sentimental que más que la Ciudad de la Cultura es, en si misma, la propia Cultura hecha Ciudad. El Papa Francisco vivió su vida diluida entre la de los más desfavorecidos. ¿Errores? Desconfiad de aquellos que dicen no cometerlos. Morirse en tiempos de Pascua de Resurrección siempre será una muerte con posible boleto de ida y vuelta. Se van los hombres pero sus obras permanecen. No supimos percatarnos que El Cachorro ya estaba por Roma.

lunes, 14 de abril de 2025

Mario Vargas Llosa


En la amanecida de este Lunes Santo de resaca de Domingo de Ramos entre la dicha compartida del gozo y la incertidumbre de las nubes, nos llega la triste noticia del fallecimiento de Mario Vargas Llosa. Un genio, un auténtico genio, de la Literatura (castellana y universal). Un peruano universal que a través de su talento elevó el Arte de escribir a sus cotas más supremas. Novelas inmortales que como: “La guerra del fin del mundo”; “Conversación en la catedral” ; “La Ciudad y los perros”; “Pantaleón y las visitadoras” o “La Fiesta del Chivo” elevaron a las Letras Castellanas a su cima más deslumbrante. Mario Vargas Llosa ha fallecido con 89 años de edad y nos deja un legado literario y existencial de una enorme trascendencia. Premio Nobel de Literatura en 2010 su vida fue una vida de novela. Sus polémicas fueron las polémicas de una Sociedad donde todo se alinea en posicionamientos ideológicos donde el discrepar se suele pagar bastante caro. Vivimos tiempos de adoctrinamiento permanente donde el libre pensador ni está ni se le espera. La uniformidad como plan de trabajo y la uniformidad como meta. Mario Vargas Llosa fue un Genio de la Literatura y un hombre de su tiempo donde nada de lo humano y lo divino le resultó ajeno. Se nos va después de dejarnos un legado literario de una magnitud que solo el paso el tiempo nos dará su justa medida. Descanse en la paz de los elegidos para la Gloria en la Tierra. Vaya usted con Dios Maestro.

martes, 8 de abril de 2025

La luna abrileña



Volver de nuevo a llenar con lagrimas de cera las tinajas del tiempo eterno sin horas ni minutos. Entrar una vez más en el “Jardín antiguo” de Luis Cernuda para vivir con la poesía el sueño de un dios sin tiempo. Buscar los primeros amoríos juveniles con el roce de unos dedos o el encuentro en el aire de una mirada furtiva. Hallar entre tu tribu la belleza de lo intemporal y el necesario calor de lo corporativo. Adentrarse por la Ciudad entre las costuras de su belleza más extrema. Comprobar que es cierto que por estos lares la vida son siete días. Ver de nuevo la Ciudad con los ojos del alma a través de un antifaz que oculta nuestra identidad humana bajo las estrellas de la noche. Sentir un escalofrío por la espalda cuando otro año más tomas la calle con el hábito que un día te despedirá de los mortales. Derramar una lágrima furtiva cuando en la noche un dardo saetero te atraviese el alma. Recuperar a tus ancestros en un redoble de tambor o en la firme levantá de un paso de palio. Vivir la consigna callejera de un capataz que nos recuerda que las prisas (no corré) nunca fueron buenas compañeras de viaje. Estrenarte a ti mismo en el Domingo de todos los domingos. Saber gestionar la nostalgia con el bálsamo de los felices momentos vividos. Buscar al Hijo de Dios por entre el entramado urbano y sentimental de la Ciudad. Entender sin cortapisas y de manera fehaciente el que a esta Tierra siempre se le llamase Mariana. Tocar el borde superior de tu cirio encendido para moldear (en hermosa clave “pascualina”) a los nazarenos sevillanos por los caminos de Dios. Sentir, ver, oler, palpar y soñar con la Gloria sevillana dentro de un círculo mágico que se manifiesta en su continua rotación existencial. La bella luna abrileña iluminando nuestras vidas que, al final, siempre son los ríos que van a dar a la mar. Arriba el telón del Teatro de los sueños más hermosos que conocieron los siglos.

jueves, 3 de abril de 2025

Pasión o la templanza ante la inminente tragedia



Mi relación con el Señor de Pasión abarca ya la friolera cifra de setenta años. Era un niño de no más de doce años de edad cuando descubrí por primera vez su portentosa figura. Mi tía-abuela Concepción Fernández del Toro, la Maestra bordadora sevillana, tenia instalado su taller en los aledaños de la Capilla del Cristo del Amor. Dada mis innegables habilidades para los mandados, iba con frecuencia de niño a la Iglesia del Salvador para llevarle y traerle encargos. Allí, antes de marcharme de vuelta, me gustaba pasarme por la Capilla de Pasión y sentarme un rato para verlo de cerca.
Luego el tiempo me fue alejando o acercando de Pasión según las circunstancias de las distintas etapas de mi existencia. Eso sí, nunca dejé de ir a verlo pues entendía que aquellas visitas siempre me suponían un bálsamo donde se mezclaban la templanza y la fortaleza. Este Nazareno, obra cumbre de Juan Martínez Montañés, se nos aparece nimbado con una aureola de pura sevillanía. Pasión apasiona desde la reflexión ante la inminencia de la muerte. Quienes solo sean capaces de ver a Pasión con los ojos del cuerpo siempre verán una portentosa maravilla de la imaginería. Lo que nunca podrán apreciar es su verdadera dimensión. Son los ojos del alma quienes de verdad nos descubren el verdadero sentido de la imagen de Pasión. Algunos han querido ver en su rostro un halo de conformidad y mansedumbre. Nada más lejos de la realidad que proyecta sobre nosotros la figura de Pasión. Es el hallazgo certero e inminente de un camino que lo llevará inevitablemente hasta la muerte más tremenda y cruel. Su figura es tan real y humana que hasta el mismísimo Martínez Montañés dudaba que aquella obra hubiera salido de su gubia. Es el fiel reflejo de una Sevilla profunda y espiritual que limpia de espinas las rosas para que los niños no se puedan cortar al tocarlas. Ver a Pasión en la calle es un firme reencuentro con la verdad de una Ciudad que fue diseñada por el Sumo Hacedor para la templanza (lo que hemos hecho con Ella ya es otra cuestión). Un supremo ejercicio de introspección espiritual donde la vida (la claridad) libra su particular batalla contra la muerte (la oscuridad). Cuando, el Jueves Santo por la tarde, el Señor de Pasión baja la rampa del Salvador la noche ya sabe a quien tiene que rendirle pleitesía. Ver a Pasión en su lento pero seguro deambular por las calles de la Ciudad es un canto a la excelencia más profunda y verdadera. Avanza en su majestuoso paso de plata por la calle Francos de vuelta a su casa. Viene cansado y buscando atracar de nuevo en el puerto de su Capilla. Vuelve (Pasión siempre vuelve) y nosotros hacemos relevos generacionales para que nunca camine solo.
La música de Bach siempre le sentó como un guante y el goteo de cera de sus nazarenos de ruan marcan el tintineo de las campanillas de la Sevilla oculta y profunda de los Conventos. Lleva en sus pies la esencia del caminar verdadero por los eternos caminos del Dios Padre. A Pasión más que rezarle hay que mirarlo a la cara. Es la oración desnuda y profunda carente de artificios con los ojos vidriosos rendidos ante su divino rostro. La templanza y la serenidad ante la inminente tragedia. Dios hecho Hombre para que pueda beber en la Fuente amarga de la existencia humana. Pasión de Cristo confórtanos.

martes, 1 de abril de 2025

Fulgores del Martes Santo



Dentro de muy pocos días será ya 15 de Abril. Otro Martes Santo más que sumar a la cuenta de los años vividos y las emociones consumidas. Día donde la menor de mis hijas cumplirá 42 años de edad. Cuando ya se tienen hijas cuarentonas y nietos en fase preadolescente significa que formas parte del grupo de los octogenarios. Ya tienes fecha de caducidad como los yogures. Siempre supe encuadrar los años vividos dentro de los parámetros que me marcaban los Martes Santo. La Semana Santa sevillana tiene cientos de lecturas sentimentales y cada cual ajusta las suyas a sus circunstancias personales. Cuando la Judería sevillana ha sido tu cuna y donde transcurrieron tu infancia y tu juventud ya sabes, con el paso de los años, que el azul-celeste de la Candelaria siempre te acompañará por este valle (el del Guadalquivir) de risas y lágrimas. Este entramado urbano que se mueve a caballo entre la Puerta de la Carne y la Alfalfa se gestó entre casas señoriales y corrales de vecinos. El reluciente mármol de los zaguanes de las casas aristocráticas como contraste social con la dura piedra de los poyetes de los pilones. Tiempos muy difíciles aquellos donde en no pocas ocasiones la subsistencia y la supervivencia iban cogidas de la mano. Siempre con la Reina de la Judería velando para que nuestras vidas no se nos fueran por el desagüe de la incertidumbre. Lo que resulta verdaderamente importante de un árbol no son sus floridas ramas (lo que lo viste) sino la fortaleza de sus raíces (lo que lo mantiene firme). Allí, por San Nicolás, teníamos (todavía sin saberlo) unas fuertes y eternas raíces sentimentales configuradas por el Señor de la Salud y la Virgen de la Candelaria. No nos hacia falta leer los Evangelios ni asistir a misa de doce para saber que con ellos siempre estarían nuestras almas en buenas manos. A la postre somos un clavel que se cae del paso del Señor a su paso por la calle Candilejo. El profundo suspiro de una adolescente cuando pasa la Candelaria por la Plaza de la Contratación. La lágrima furtiva de una anciana en un ventanuco del Callejón de Dos Hermanas. El aroma carpantiano de las pavías de bacalao cuando la Cruz de Guía avanza por el final de los Jardines de Murillo. El olor a lápices nuevos y gomas de borrar del Protectorado de la Infancia en Santa María la Blanca. En estos tiempos tan difíciles de gestionar, donde manda la incertidumbre y el desosiego, es cuando más debemos buscarnos en el espejo de nuestras raíces. Saber distinguir lo vacuo de lo que resulta verdaderamente trascendental. Somos lo que fuimos y nunca lo que llegaremos a ser. El triunfo de lo concreto sobre lo inconcreto. De donde venimos y hacia donde vamos. Configuramos una bolsa de alpiste dominguero en la Alfalfa. Un papelón de calentitos de Cabeza del Rey Don Pedro. Unas sandalias, con el empeine del pie marcado por las huellas del sol, compradas en el Sanatorio de la Goma. Una maquina de coser empeñada en el Monte de Piedad. Un cuadro de Carmen Laffón expuesto de madrugada en las paredes de la calle Vírgenes. La eterna imagen de Manolo Luque sentado de manera permanente junto al Paso de La Candelaria expuesto en la Catedral Hispalense. Los fulgores, los eternos fulgores, del Martes Santo que se eternizan con el permanente relevo entre padres, hijos, abuelos y nietos. Ayer terminó para siempre el 31 de Marzo del Año del Señor de 2025. Ayer, precisamente ayer, ya estaba expuesta la Candelaria en su Paso de Palio. Decíamos ayer……..

jueves, 27 de marzo de 2025

La eterna Expiración


Navega entre la vida y la muerte. No termina de soltarse de la vida ni tampoco se agarra del todo a la muerte. A eso se le llama Expiración. Es una latente contradicción que se humaniza y diviniza a partes iguales. Mira al Cielo suplicando que termine su agonía pero sin querer dejar de pertenecer al arrabal donde sabe que tanto lo quieren y veneran. Elegir entre el Cielo y Triana nunca puede ser una fácil elección. Cuentan que un sevillano en su última agonía (mi padrino) le dijo a su compadre: “Compadre no se donde me mandarán cuando me muera pero seguro que no es mejor que Sevilla”. Es verdad, dejar para siempre Sevilla (no digamos Triana) nunca puede ser una buena opción. Cuando el sufrimiento a través de enfermedades graves convierten la existencia humana en un calvario es legitimo y humano que la muerte suponga una liberación. La Expiración definitiva libera el dolor y produce la paz de poder entregarse definitivamente en los brazos del sueño eterno. Este Crucificado que cruza cada año el Puente de todos los puentes camino de Sevilla rompe toda la filosofía redentora que tiene como meta a la Buena Muerte. Quiere dejar de sufrir pero, a su vez, no quiere morirse. Su muerte no se nos presenta plácida (quién se muere plácidamente clavado en una madero) y sus ojos se nublan con las tinieblas de la Muerte. La seguiriya de los Cagancho se hace verdad en su trágico y rotundo rostro. En sus manos clavadas por soles y lunas lleva estampada la bala sufriente que acabó con la vida del Pasmo de Triana. En la expresividad de su dramatismo estético se hace verdad la ética de la muerte por llegar. Ni Él termina de querer morirse ni Triana está dispuesta a dejarlo morir. Sacando fuerza de flaquezas dentro de un par de meses piensa darse una vuelta por Roma. Los trianeros lo pasarán mal con su ausencia pero comprenden que si “todos los caminos conducen a Roma” nadie mejor que Él para recorrerlo. En la oficialidad cofrade lo llaman Cristo de la Expiración pero aquí, en Triana, siempre lo han conocido por El Cachorro. Sabe, sabemos, que su Expiración es eterna.

lunes, 24 de marzo de 2025

El argentino que conquistó el mundo desde Roma



El pasado domingo le dieron el alta hospitalaria a un ciudadano argentino llamado Jorge Mario Bergoglio.  Ha dejado el Hospital donde ha estado ingresado durante algo más de un mes  el Papa Francisco.  Tiene 88 años de edad y nació en Buenos Aires un 17 de Diciembre de 1936.  Antes de entrar en el seminario estuvo trabajando como técnico químico cuidando de la correcta higiene de los alimentos.  Primero se cuidó de higienizar los alimentos del cuerpo para, posteriormente, preocuparse de cuidar los alimentos del alma.  De joven le extirparon un trozo de pulmón que no le imposibilitó el poder desarrollar su vida con toda normalidad.  Evidentemente esto siempre le iba a suponer un riesgo añadido ante cualquier  problema  de origen respiratorio.  Jesuita de formación y también de profundas convicciones  siempre fundamentó su apostolado en dos direcciones.  El posicionamiento nítido y rotundo a favor de los más desfavorecidos y abrir siempre vías de diálogo con otras tendencias religiosas, políticas y sociales.  Un hombre de su tiempo comprometido con los pendulares avatares de su tiempo.  Mucho se ha escrito (sobre todo especulado) sobre su papel sacerdotal durante la feroz dictadura argentina.  Se llegó a decir (sin pruebas) que había denunciado a dos sacerdotes jesuitas.  Lo que se ha demostrado de manera fidedigna es que se implicó sin fisuras en ayudar a escapar de las garras de la dictadura militar a muchas personas (algunas de ellas de tendencia comunista).  Fue elegido Sumo Pontífice de Roma y Jefe de la Cristiandad un 13 de Marzo de 2013.  Lo hizo tras la renuncia por los serios problemas de salud de Benedicto XVI.  Un pontificado de 12 años de duración en tiempos extremadamente convulsos.  El Papa de las primeras veces. La primera vez que un jesuita salía elegido Papa.  La primera vez que un Papa procedía del Hemisferio Sur y también la primera vez en tener un Papa procedente de América.  Su papado no pasará desapercibido dada sus continuas implicaciones en temas donde los seres humanos estaban siendo vilmente atropellados.  Está parte de su papado la izquierda de nuevo cuño lo valoraba en positivo o negativo en función de las valoraciones que hacia sobre determinados temas.   La Derecha política y económica nunca le tuvo ningún aprecio y siempre lo consideraron un papa “demasiado atrevido”.  El atrevimiento consistía en postularse claramente a favor de los pobres y en denunciar las tropelías que se cometían en el mundo. Muchas de estas valoraciones siempre son subjetivas pues las contextualizamos en función de nuestras distintas ideologías.  Este seguidor del San Lorenzo de Almagro ejerce su difícil tarea para que la senda de la Cristiandad no se pierda por los  turbios y falsos senderos de la mentira y los espurios comportamientos. Tiene una asignatura pendiente que ya se nos antoja algo complicada de realizarse: visitar Sevilla.  Siempre nos quedará en el baúl de las cosas imposibles una foto del papa argentino rezándole a La Macarena.  Parece ser que ahora le van a “programar” dos meses de convalecencia  para poder recuperarlo para la actividad papal (¿).  Estamos ante una persona mayor con graves problemas de salud  fundamentalmente respiratorias.  El audio que nos ofrecieron  y su salida al balcón no son más que intentos de la cúpula jerárquica para demostrarnos que  el Papa progresa adecuadamente.  ¿Misericordia?  ¿Humanidad¿  Parece ser que estos conceptos no son los adecuados para los tiempos que corren.  Creo que lo sensato es que pueda dimitir y lo dejen en paz en su ultimo tramo existencial.  Primero la persona y después el Papa.


martes, 18 de marzo de 2025

Ocurrió hace cinco años



El pasado viernes día 14 de marzo se cumplieron cinco años desde que empezó el confinamiento para prevenir males mayores e irreversibles por parte del COVID. Las secuelas en perdidas de vidas humanas provocadas por esta Pandemia fueron demoledoras. El personal sanitario en primera línea consiguieron salvar muchas vidas y muchos pagaron con las suyas la titánica lucha que mantuvieron contra el COVID. Lucharon sin los medios necesarios e ignorando los caminos que emprendería este mortífero virus. Las iniciales bolsas de basuras para protegerse eran un signo inequívoco de la desigual lucha que tuvieron que librar. Hoy, por la pésima gestión política de la Sanidad Pública, siguen sufriendo incluso con menosprecio y agresiones las difíciles condiciones en las que se ven obligados a desarrollar su trabajo. La Sanidad es un mastodonte que mueve cientos y cientos de millones y la posibilidad de privatizarla (introducirla de lleno en la Economía de Mercado) es algo a lo que no se resisten algunos políticos. Si como muestra vale un botón citemos dos botones fundamentales: la Comunidad de Madrid y la de Andalucía.
Fueron días, muchos días, de incertidumbre donde el horizonte se nos mostraba lleno de nubarrones y donde algunos en un ejercicio de supina avaricia se llenaron los bolsillos. El negocio que se creó con las compras de mascarillas y sus secuelas comisionistas hablan por si solo. Es verdad que en situaciones extremas es cuando sale a relucir lo mejor y lo peor de los seres humanos. Escoria dispuesta a hacer negocios con el dolor ajeno y personas bondadosas y solidarias que lucharon denodadamente por que tuviéramos un halo de Esperanza. Los especialistas del comportamiento humano (psiquiatras, psicólogos, sociólogos, filósofos, politólogos…..) mantenían un cierto margen de duda sobre el compartimiento, nuestro comportamiento, en la etapa posterior a la superación de la Pandemia. Que cada cuál saque sus propias conclusiones si en verdad hemos aprendido algo de aquella durísima experiencia. El compartimiento de la ciudadanía durante el confinamiento fue absolutamente ejemplar. Así lo reconocieron distintas organizaciones internacionales incluyendo a la OMS (Organización Mundial de la Salud). Situaron a España como ejemplo de solidaridad y disciplina durante el aislamiento contra el COVID. Otra cosa bien distinta fue el comportamiento de algunos políticos.
 El singular humor sevillano supo crear a través de los memes una especie de cortafuegos que funcionó perfectamente contra la pesadumbre reinante. En una época donde las series de televisión eran algo más que morbo, asesinatos, violaciones, policías y políticos corruptos, narcotraficantes, fenómenos paranormales y niñas asesinadas aparecidas en bosques cubiertos por la nieve existía una magnifica serie llamada “Hombre rico, hombre pobre”. Fue una miniserie de los años setenta que en su día se hizo muy popular y que narraba las peripecias de dos hermanos con trayectorias muy diferentes. El hombre rico (interpretado por Peter Strauss) era un triunfador nato tanto en el mundo empresarial como en el del laberíntico de la política. El hombre pobre (con el gran Nick Nolte) era un perdedor en todos los frentes en los que se implicaba. A pesar de las distancias sociales los hermanos nunca dejaron de quererse y a la postre fue el hermano rico quien más necesitaba la ayuda del hermano pobre.
 Salvando las distancias la Pandemia también determinó de manera rotunda las grandes diferencias entre viejos ricos y viejos pobres. Los primeros fueron derivados hacia los hospitales donde muchos consiguieron salvar sus vidas. Los segundos fallecieron de una manera miserable en la tremenda soledad de sus habitaciones en las Residencias de Mayores. La pobreza es un mal endémico y si encima le sumas las cotas añadidas de la ancianidad suele llover sobre mojado. ¿Para que necesita esta Sociedad a personas que ya no producen, apenas consumen y encima con el cobro de sus pensiones le suponen un alto coste al Estado? ¿Los Derechos Humanos? Preguntarle al del rotulador de la Sala Oval por los Derechos Humanos.
Ya sin ningún tipo de disimulo estamos inmersos en una Sociedad donde manda el dinero y, de manera fundamental, aquellos que lo poseen. La Pandemia, independiente de la edad que tuviera cada cual durante su desarrollo, ya ha quedado impregnada en nuestra memoria sentimental como una de las etapas más duras de nuestras vidas. Basta con abrir cualquier cajón y darnos de bruces con una mascarilla celeste para conseguir emocionarnos. Fueron días y meses de una dureza extrema. Han pasado cinco años y parece que fue ayer. ¿En verdad hemos aprendido algo de esta dura experiencia?

jueves, 13 de marzo de 2025

El Vigía de la Ciudad





Nunca sabremos si fue Él quien eligió a la Ciudad o si la Ciudad lo eligió a Él.  Tampoco parece ser lo verdaderamente importante.  Él siempre se nutre de nuestras dudas e incertidumbres y nosotros nos nutrimos de sus certezas y su indesmayable firmeza. Vive solo pero nunca está solo.  Ni incluso cuando de noche se cierra el pórtico de su divina morada.  Sale poco pero cuando la hace consigue que se disipen todas las tinieblas.

 La Ciudad en la distancia le reza de las formas más diversas y lo busca en las circunstancias más complejas.  Fue el Dios de nuestras abuelas y de nuestras madres.  Hoy es el Dios de nosotros envueltos en una patina de dudas existenciales.  Un Dios ya omnipresente en el incierto futuro de nuestros hijos.  Dios del mañana en la vida por vivirse y gastarse de nuestros nietos.  Todo gira en torno a Él y todos giramos con Él dentro de la ineludible y firme presencia de la Ciudad.  No es martillo de herejes pues hasta los herejes terminan creyendo en Él.  Ante su presencia hasta los Santos Evangelios ocupan un segundo plano.  Un firme baluarte para los cristianos pero también para los incrédulos.

 Su mirada es introspectiva y profunda pues sabe y siente las miradas suplicatorias  que sobre Él siempre proyectamos.   El Dios de una Ciudad hecha a su imagen y semejanza.  Donde algunas veces se confunde el sol con la luna pero que nunca yerra al buscar la senda que nos lleva hasta sus plantas.  Un puerto de atraque donde poder acudir cuando nuestra barca empieza a hacer aguas.  Un asidero donde agarrarse ante las tormentas.

  Él sabe, bien lo sabe, que un día ya seremos tan solo recuerdos borrosos en fotos sepias y vidas amortizadas por el paso de los años.  Lo sabe y siente sobre las espinas de su frente que nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar y allí, siempre benevolente,  nos juntaremos con Él en la ultima playa.  Al fin podremos decir: “En verdad  tú eres el Hijos de Dios y  de ti dimana un Poder Grande y Misericordioso”.   Nunca sabremos, tampoco importa, si la Ciudad lo elevó a los Altares o si fue Él quien elevó a la Ciudad a los Altares de la Eternidad.  Él siempre será el eterno Vigía de la Ciudad. 

lunes, 10 de marzo de 2025

Tiempo de Cuaresma

 



Cambian los tiempos, cambian las formas de entender la vida y, fundamentalmente, cambiamos nosotros. Se celebran Cultos. Besamanos y Reuniones Cofrades en torno a lo que está por venir. Todo parece moverse en el mágico circulo de nuestras tradiciones más nobles. Sin embargo flota en el ambiente una sensación extraña.

Una especie de alegría contenida donde, en algunas ocasiones, parecería que todavía no estamos en Cuaresma. El gozo de las Vísperas no solo una frase hecha carente de contenido. Asumo sin complejos que a ciertas edades el salir a ciertas horas de “las cuevas” es algo que nos resulta gravoso. En la medida de mis posibilidades me gusta ponerme “el traje de Cuaresma” y sentirme vivo y participe de unos preámbulos que siempre me retrotraen a los dorados años de la infancia y la juventud. Me gusta el Miércoles de Ceniza comerme la primera torrija en La Confitería La Campana.

Pasarme por Triana para el besamanos del Cristo de las Tres Caídas. Escuchar misa en la Capillita de San José con la omnipresente presencia de su Señor Cautivo. Pasarme a mi cita anual con el Jesús Nazareno de El Silencio. Desgraciadamente estos días vas notando algunas queridas ausencias que te van configurando como una especie de Robinson Crusoe urbano. Algunos de mis grandes amigos ya no están y otros ya no se encuentran activados para la calle y sus circunstancias. De sobras es conocida la diferencia entre la Navidad y la Semana Santa. La primera, salvo para los niños y los jóvenes que todavía no tienen memoria, es melancólica por su propia naturaleza. La soledad de las sillas vacías. La Semana Santa es una fiesta fundamentalmente callejera y la calle, los espacio exteriores compartidos grupalmente, siempre es liberadora. La melancolía se transforma en alegría compartida incluso con los ausentes. Detrás de un redoble de tambor o un toque de corneta está la vida sevillana elevada a su enésima potencia. Estamos en la era de la IA (Inteligencia Artificial) y los protocolos vía online. No podemos negar la gran utilidad que las nuevas tecnologías aportan (o debían aportar) a la vida de las personas y al buen desarrollo de las instituciones. Lo que no podemos olvidar es que el contacto humano es fundamental para vertebrar a la que llamamos acertadamente nuestra Semana Mayor. Hay personas que dada su limitada movilidad agradecen sobremanera las retransmisiones televisivas semana-santeras y que la Hermandades, vía YouTube, retransmitan los Cultos internos de las mismas. El problema consiste en que quienes todavía pueden desarrollar un necesario contacto humano (por ejemplo el ir en persona a sacar la Papeleta de Sitio) renuncien a ello y se rindan en los brazos de la tecnología. Todo tiene (o al menos debía) su momento y su sitio natural. Las

Tradiciones son algo heredadas de nuestros mayores y en la medida de nuestras posibilidades es nuestra obligación no desnaturalizarlas en exceso. Al final todo es cuestión de perspectiva: para algunos siempre será una Cuaresma más y para otros una Cuaresma menos. La espera, la dulce espera, de volver a sentir sobre nuestra piel los momentos que al final determinan quienes somos. Lo cantaba el añorado Pascual González: Nazarenos de Sevilla por los caminos de Dios. Tiempo de Cuaresma o los preámbulos de la Gloria.


jueves, 6 de marzo de 2025

Salvar al Soldado Mazón



Por una cuestión de principios nunca me gustó hacer leña del árbol caído ni participar en el arrinconamiento de alguien que ya por si mismo está completamente arrinconado. El intento de supervivencia política de Carlos Mazón, todavía Presidente de la Generalitat Valenciana, es absolutamente patético. Cada semana da una nueva versión de una actitud negligente que ya ha quedado meridianamente demostrada. No estuvo dando tenía que estar y estuvo donde no debía estar. Las funestas consecuencias de su nefasta gestión de la Dana valenciana no es una cuestión menor.

Han fallecido 224 personas (tres continúan todavía desaparecidas) y miles de familia lo han perdido todo. Su ya famosa comida es un inacabable serial por entregas donde las contradicciones y las mentiras se nos antojan absolutamente patológicas.

Después de la Cena de Jesús con sus discípulos la de Mazón es la comida más famosa. Ahora este espinoso tema ha dado un giro de 180 grados. Una Jueza ha abierto un expediente para determinar las responsabilidades penales que puedan derivarse. Aquí ya hablamos de palabras muy mayores. Todo fue abrir la Jueza la investigación y Carlos Mazón, en un repentino gesto de lucidez, empezó a recordar de manera minuciosa todo cuanto había hecho en aquella funesta tarde (cosa que le venían reclamando en vano los periodistas desde hacia bastante tiempo). Su Partido, el PP, sabe de sobras que Carlos Mazón está totalmente amortizado y que tiene fecha de caducidad como los yogures. Es un zombi político que ya vive lejos de la realidad.

Aunque en los tiempos que corren la ingenuidad hace tiempo que dejó de cotizar en Bolsa. Su Partido no lo deja caer, apoyándolo con la boquita pequeña, por temor a los daños colaterales que se les puedan venir encima. Adoptan el posicionamiento político de repartir culpas entre tirios y troyanos confiando que el tiempo, juez de la memoria y el olvido, diluya el tema en una eficaz reconstrucción. Si Carlos Mazón dimite perderá unos ingresos nada desdeñables y su carrera política ya estaría finiquitada. La política española (la que tengo más a mano para analizar) está llena de ineptos e incompetentes que saben de largo que en cualquier otra actividad profesional (sí, no nos engañemos, la política es una profesión) tendrían un recorrido muy corto. Carlos Mazón si le queda un gramo de dignidad debería dimitir de inmediato. Creo que no la hará hasta que el PP vea que se le escapan los pájaros de las jaulas. Esto no es una cuestión de resistencia política. Aquí han muerto 224 personas que muchas de ellas, si las cosas se hubieran hecho bien, estarían todavía entre nosotros. Váyase señor Mazón y dele a la Política española una oportunidad de decencia política. Verlo salir a escondidas de los sitios es verdaderamente preocupante. Ya está huyendo de si mismo.

miércoles, 5 de marzo de 2025

Felipe Campuzano

 


En esta tarde gris, desapacible y fría me llega la noticia, triste noticia, del fallecimiento de Felipe Campuzano.  Es a través de un wassap donde, Salva Gavira, mi amigo de sentires compartidos me informa de este hecho luctuoso.  Tenia 79 años de edad y vivía desde hace ya algunos años en las Costa del Sol  (concretamente en Marbella).  Felipe Campuzano junto a Pepe Romero y a José Miguel Évora (hermano de Manolo Sanlúcar ) toman el relevo del gran pianista flamenco Arturo Pavón.  Felipe Campuzano se nos configura como un gaditano universal.  La Cádiz milenaria a la que él adoraba con toda su alma.  Siempre tuvo a Andalucía y a la Tacita de Plata como el epicentro de sus emociones musicales más profundas.  Sus composiciones superan las 3.000 y siempre supo introducir algunas de ellas en el subconsciente de lo genuinamente popular.  Ahí estaban el “Achilipú” con Dolores Vargas “La Terremoto”;  el  “Amigo conductor”  con Perlita de Huelva o, sin ir mas lejos,  el  “Te estoy amando locamente”  con  Las Grecas.  Su inacabada “Andalucía espiritual” nos dejó tres volúmenes (los dedicados a Cádiz , Jaén y  Sevilla)  de una belleza musical absolutamente brillante.  En 2005 participó junto a Manolo Sanlúcar en una magna obra dedicada a la memoria de La Paquera de Jerez.   De trato algo distante y egocéntrico  Felipe Campuzano no recogió en vida la cosecha que por talento y productividad musical le pertenecía.  Se ha escrito mucho si en su semilla no se estaba configurando el nacimiento del Rock Andaluz.  Esto merecería una reflexión más seria y profunda donde se pudieran aparcar las filias y las fobias a las que tan acostumbrados estamos en nuestro país.  Felipe Campuzano fue un extraordinario pianista y un más que excelente compositor.  Cádiz, en pleno carnavales, ha decretado un día de luto oficial a su memoria.  Eso está bien.  Reivindicar y respetar la memoria de nuestros grandes artistas andaluces.  Las personas pasan y las obras permanecen.  Estamos inmersos en las permanentes perdidas de aquellos que configuraron la generación de la que me honro en pertenecer.  Que las olas de La Caleta le den la eterna gloria de los gaditanos y andaluces universales.  Descanse en paz.

martes, 4 de marzo de 2025

Pasajeros al tren de la sabiduría


Decía la genial Agatha Christie que la ventaja de estar casada con un arqueólogo (su marido lo era) es que contra más años cumples más se muestra  interesado por tu persona.  La sabiduría, esa lucha inalcanzable pero imprescindible que buscan (o debían buscar)  los seres humanos.  Siempre situamos ese concepto en los años de la vejez.  Damos por sentado que quién era un estúpido con 30 años de edad con el paso de los años se terminará convirtiendo en un gran filosofo.  Conozco jóvenes de 20 años que ya están en la buena senda de la búsqueda de la sabiduría y gente mayor que ni la han encontrado ni tampoco nunca se han preocupado de buscarla.  El tópico de que viajar mucho lleva implícito el atesorar grandes cotas de Cultura.  Se dice: “¿Manolo? Es un hombre muy culto pues ha viajado mucho”.  Hoy la forma de viajar está encuadrada en una vorágine de aviones, hoteles, comidas y visitas culturales programadas donde el individuo todo lo realiza de forma grupal y acelerada.  No eres un viajero eres un turista encuadrado dentro de un maremágnum de turistas.  Mi amigo José María ha viajado por muchos países del mundo. Se quedó viudo hace unos años  y su único hijo trabaja de profesor en EEUU.  Suele viajar solo y con una media en cada país de una semana. Tiene afortunadamente una posición económica desahogada y se lo puede permitir.  Antes de viajar a una Ciudad se ilustra de manera pormenorizada de sus costumbres, su cultura, sus tradiciones y, sobre todo, de su idiosincrasia.  Pasea por las ciudades más que buscando a los demás buscándose a si mismo.  Lleva siempre consigo un libreta de apuntes donde va tomando nota de todo aquello que le parece singular.  Hace fotos (es un gran fotógrafo) más que de los grandes monumentos del lugar que visita de las escenas de la vida cotidiana. Él siempre me demostró cual es la diferencia entre un viajero y un turista.  Si, una vez en tu vida, tienes la suerte de ver de cerca la Monna Lisa del gran Leonardo da Vinci no pierdas el tiempo haciéndole fotos.  Aprovecha ese momento que posiblemente será único en tu vida. Cuádrate en silencio delante de ella y procura registrarla en tu alma inquieta de grandes sensaciones.  Cuando te vayas de este mundo la foto (las fotos) se terminará perdiendo en los compases del tiempo pero las sensaciones siempre se irán contigo. Pasajeros de un tren, lleno de preguntas y respuestas, que mueve (o al menos debía) la capacidad de aprender viviendo y de vivir aprendiendo. El tren de la sabiduría que nos lleva por las distintas estaciones de la vida.  Salir de los rebaños programados sería un primer paso fundamental. Todos los viajes tienen un punto de partida y un punto de llegada pero es en la travesía donde el alma se serena. 

jueves, 27 de febrero de 2025

Desde Sevilla a Bruselas (o viceversa)


“Sevilla es España pero España no es Sevilla” (Silvio)

Entre políticos mediocres, mercaderes oportunistas, historiadores abanderados de grupos de turistas y plumillas fariseos con ínfulas de excelsos escritores han conseguido, poco a poco, ir desnaturalizando el ya de por si manipulado y desactivado andalucismo contemporáneo. ¿Qué nos queda de aquellas ilusiones y esperanzas compartidas en los albores de la transición democrática? ¿Dónde se guardan las miles de banderas mostradas antaño con orgullo en los balcones y ventanas de los pueblos y ciudades andaluzas? Todo se reduce, en clave seudo-política, en potenciar las formas blanca y verde en detrimento del fondo donde yacen las verdades ocultas. El Día de Andalucía se reduce a himnos, banderas, medallas y falsos discursos que no hacen más que potenciar lo efímero en detrimento de lo verdaderamente auténtico. Para los andaluces se ha convertido en un festivo más y para algunos dirigentes políticos en un ejercicio de vanidad programada. En esto que llaman las señas de identidad geográficas uno se expande o se retrotrae en función de por donde vengan los vientos de Levante. Ser sevillano o sevillana es hoy ser un miembro más de “la Aldea de Astérix en Santiponce”. Por extensión somos orgullosos andaluces. Evidentemente esto nos encuadra administrativa y sobre todo sentimentalmente como españoles. Este recorrido expansivo lo terminamos en los confines de Bruselas (corazón político y financiero de la vieja Europa). Cada cierto tiempo cuando arrecia la lluvia y nos sentimos desprotegidos nos retrotraemos y hacemos el camino de vuelta que nos devuelva a Sevilla. Allí siempre tendremos el cobijo que nos proporcionan quienes bien nos quieren y a quienes bien queremos. Las Esperanzas como pórticos majestuosos de nuestros anhelos e ilusiones. Nuestras tradiciones y nuestra forma de vivir y de ser con sus defectos y virtudes. Es el cielo protector azul-celeste que cuando lo miras sientes sobre tu piel el pellizco de los duendes sevillanos. No se trata de un ejercicio de “catetismo provinciano” es un mero ejercicio de supervivencia. Somos y seremos por encima de todo sevillanos y sevillanas siempre remando contracorriente. Ayudamos a los areneros de Triana a reforzar las cuerdas del Puente de Barcas para que la Hermandad de la O venga de visita a Sevilla. Apartamos con la punta del pie el serrín de las tabernas para encontrar en el suelo la moneda de la alegría compartida. Somos parte de un hermoso poema siempre inacabado. La Tierra prometida siempre pendiente de que los aparceros foráneos no se queden con la ganancia de nuestra cosecha. Un sitio para nacer. Un lugar para vivir. Un espacio eterno donde morir. Un cante por Soleá que nace en Triana y que se pasea por Sevilla entre palmas a compás. La vida entre el incienso de las capillas y las chispas de los sopletes de los trabajadores de la Hispano-Aviación. Una quimera de un Cristo agonizante que se resiste a dejar Triana y Sevilla. Unos ojos, que tras un Arco, lo dicen todo. Una parte sustancial de Andalucía. Un velero surcando los mares de España. Un tren llevando trabajadores andaluces sin futuro a las fértiles fábricas alemanas. ¿Andalucía? No le preguntéis a los mástiles de las banderas. Ni a los falsos fastos que siempre terminan con mesa y mantel (que luego pagamos entre todos). Ni tampoco al medalleo discrecional. Preguntadle mejor a los olivos, a las veredas de los caminos machadianos y a las olas del mar bravío. Andalucía y Sevilla. Sevilla y Andalucía.

lunes, 24 de febrero de 2025

Miguel, Josefina, Joan Manuel y un tocadiscos


“Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas
compañero del alma, tan temprano” 
 (Miguel Hernández)


Miguel Hernández, el Poeta del pueblo, falleció en la Prisión de Alicante cuando contaba tan solo con 31 años de edad. Su muerte se produjo a las 5:32 de la mañana de un 28 de Marzo de 1942. Sufrió en sus carnes traslados presidarios y un abandono sistemático y programado que le hicieron padecer bronquitis aguda, tifus y posteriormente una tuberculosis que lo apartaría del reino de los vivos. Desnutrición, frío en alma y cuerpo más insalubridad en grado extremo. Tres punzantes factores carcelarios y un fatal desenlace. La biografía de Miguel Hernández, a pesar de su corta existencia, es muy extensa y en la actualidad está perfectamente documentada. Es justo reconocer que en sus durísimos años en la cárcel recibió la ayuda de algunos amigos que intentaron salvar al poeta de las garras de la muerte. Miguel Hernández no solo fue el Poeta del pueblo es que él era en si mismo pueblo en el sentido más noble del termino. Su esposa, Josefina, lo visitaba en la prisión y Miguel aprovechaba para darle algunos de sus poemas. Los mismos que ella sacaba escondidos entre la ropa. Luego para que no los encontraran los solía enterrar en zonas de tierra que ella conocía. “La nana de la cebolla” enterrada en el campo como símbolo de futura fertilidad. El dolor trenzado con la esperanza. La simbiosis perfecta entre el poema y la tierra que al final nos deja surcos que nos llevan a los mares de la Libertad. Existe una hermosa anécdota contemporánea sobre Miguel Hernández que nos liberan como seres humanos de la maldad y el odio que impregnaban los tiempos grises de silencio y plomo. Joan Manuel Serrat acababa de grabar su inmenso disco sobre la obra de Miguel Hernández. Este magno trabajo supuso a la postre la definitiva y esplendorosa recuperación del Poeta de Orihuela. Recién salido el disco “del horno” y antes de que fuera comercializado Serrat quería llevarle personalmente un elepé a Josefina Manresa (la viuda del Poeta). Fue a verla con el disco bajo el brazo. Cuenta Serrat que la emoción de Josefina cuando vio el disco fue de las que difícilmente se olvidan. Le comentó que le gustaría escucharlo junto a él pero que ella carecía de tocadiscos. Serrat se fue a la calle y en la primera tienda de electrodomésticos que se encontró compró uno. Lo demás ya es historia. Un hombre, llamado Joan Manuel Serrat, que hizo de la canción Cultura con mayúscula. Una mujer, llamada Josefina Manresa, viuda del Poeta y ejemplo de la pena honda de las mujeres de la posguerra. Un tocadiscos, girando a 33 revoluciones por minuto, que se estrenaba con los eternos poemas de Miguel Hernández. Un poeta con una carga de profundidad social y humana verdaderamente memorables y que, gracias a Joan Manuel Serrat, ya formaría para siempre parte activa de la Cultura popular contemporánea. Es verdad que, a veces, Dios escribe con los renglones torcidos pero también cuida con esmero el Jardín de los Poetas.

jueves, 20 de febrero de 2025

Dos mujeres a la vez y no estar loco



Se llamaban igual que los suegros de San José  (Joaquín y Ana).  Vivían en el Corral de Vecinos donde transcurrió mi infancia.  Configuraban un matrimonio querido y respetado por todos los vecinos.  Ana (Anita) era poseedora de una belleza deslumbrante y con grandes virtudes para la vida y sus efectos colaterales.  Joaquín era un señor en el más noble sentido del término.  Lector indesmayable de Marcial Lafuente Estefanía.  Hombre de porte exquisito que se manifestaba claramente  en su forma de vestir (recuerdo que en verano usaba “cubanas” de todos los colores) y con un don de gente absolutamente admirable.  No tenían hijos y me “adoptaron” para cubrir en parte esa carencia afectiva.  Le hacia los mandados a Ana (Anita) y siempre estaba presto para cuantas indicaciones me daba el bueno de Joaquín.  Siempre me daban algún dinerillo para mis gastos y en las noches veraniegas me llevaban con ellos a las sesiones de los Cines de Verano.  Joaquín era un sevillista de los mejores que he conocido.  Tenía una tertulia en Casa Cobos en la Puerta de la Carne donde estoy seguro que hablarían de todo menos del Betis.  Sevillistas del ayer que se murieron con las botas puestas y la esperanza de ver a un Sevilla ganador. Compartí con Joaquín su gran secreto.  Tenía una amante (lo que entonces se conocía como una “quería”) en el Campo de los Mártires.  Algunas veces me mandaba a casa de Amparito (así se llamaba) para llevarle algún encargo.  Si Anita era guapa Amparito no le andaba a la zaga.  Siempre supe hacer de la discreción virtud y no meterme en terrenos pantanosos.  ¿Sabría Anita lo del romance de Joaquín?  Sinceramente no lo tengo claro.  Lo cierto es que en este trío cada cuál era feliz a su manera y no le hacían daño a nadie. Un día me mandó aviso Joaquín de que me pasara a verlo esa tarde a Casa Cobos.  Allí me planté y la verdad es que noté en su rostro signos de preocupación. Le habían mandado aviso que Amparito había sufrido un desvanecimiento y se había golpeado la cabeza contra el suelo.  Me dijo que fuera yo a informarme.  Al llegar al Campo de los Mártires  me dijeron los vecinos que la habían llevado a la Casa de Socorro del Prado pero que parecía que se encontraba bien.  A la vuelta fui a ver a Joaquín y ya con mi información pareció quedarse más tranquilo.  Los tres aguantaron el tirón hasta una edad muy avanzada.  Ya habían demolido el Corral de Vecinos y Joaquín y Anita se mudaron a la Barriada de Pio XII.  Primero falleció Joaquín con 91 años conservando la lucidez hasta el último aliento.  A las dos años lo hizo Anita cuando contaba con 88 años de edad.  Amparito era la más joven de los tres y fue la última en caer.  Murió con 84 años en una Residencia del Aljarafe donde, por suerte, fui  a verla en un par de ocasiones.  Pude, eso sí, asistir a los tres entierros.  Joaquín, que me  demostró que se puede amar a dos mujeres a la vez y no estar loco.  Anita, que a pesar de vivir en el limbo no se hubiera cambiado por nadie del mundo.  Amparito siempre supo que  “era la otra, la otra, que a nada tiene derecho por no llevar un anillo con una fecha por dentro”.  Tres personas, un destino y un niño aprendiendo a desenvolverse en esto que llaman vida.  Vivimos, viviremos siempre, mientras alguien nos recuerde con cariño.  La ruleta que gira con el soplo de los afectos compartidos. 

 

lunes, 17 de febrero de 2025

El diablo se viste de rotulador


Con el imparable ascenso de Donald Trump a la Casa Blanca (que es como decir a la Sala de Máquinas del mundo) fuimos muchos los que sufrimos una gran decepción y también una enorme incertidumbre.  No solo ganó las Elecciones sino que arrolló de una manera absoluta.  Como siempre aguantaron el tirón los bastiones del Partido Demócrata que son los talismanes de la defensa de la Libertad y la Democracia. No consiguieron tumbar a ciudades como Chicago, Washington o Nueva York.  Reconozco que cuando descubrí hace años al personaje mediático de Donald Trump no le concedí mayor importancia.  Me dije: “Bueno, otro friki analfabeto y podrido de millones que piensa que su fortuna le facilitará que se le abran todas las puertas”.  Con el dócil beneplácito del Partido Republicano y el apoyo de millones de votos las ha terminado tirando a patadas limpias.  Ha entrado como un ciclón en el Despacho Oval represaliando a numerosas personas que, en uso de la legalidad, le persiguieron por sus variados delitos.  Les abrió de par en par las puertas de la Cárcel a más de 1.500 golpistas que asaltaron por la fuerza el Capitolio.   El nuevo inquilino de la Casa Blanca premia o castiga según se hayan comportado con su persona.   Sus vecinos (Méjico y Canadá) han tenido que pasar por el aro de las pretensiones “trumpistas” so pena de verse perjudicados con el 25 por ciento de  los famosos aranceles.  En un corto espacio de tiempo son innumerables las amenazas, chantajes y presiones que Donald Trump ha ejercido sobre todos los confines de la Tierra.  El Derecho Internacional queda secuestrado por leyes hechas a la imagen y semejanza de su personal interpretación de la legalidad.  Tiene muy claro que la Ley es él . Todas las miradas estaban puestas en el uso que podría hacer del famoso “botón rojo” del Despacho Oval.  Estábamos equivocados.  El peligro no era un botón rojo sino un rotulador negro.  Con el mismo que firma todas las ocurrencias que se le vienen a la cabeza o le propone su lugarteniente el multimillonario Elon Musk (que tiene el dudoso honor de estar considerado el hombre más rico del mundo).  El negocio, los negocios, por encima de todo y de todos.  Siempre suele firmar sus “sentencias irracionales” con este rotulador.  Estas firmas las lleva a cabo acompañado de periodistas o gente afín que observan en completo  silencio la liturgia de estos aldabonazos contra la igualdad y la dignidad humana.  Luego con total parsimonia cierra enroscando el rotulador y le muestra lo firmado al personal asistente y a las cámaras de  televisión.  Es un portafolio que se abre hacia los laterales.  Lo mueve lentamente hacia un lado y otro de la sala para que todos puedan verlo.  Por la distancia solo se puede apreciar con nitidez la firma pertrechada con el rotulador negro.  Para su inmenso ego eso es lo verdaderamente importante,  la firma como símbolo de poder y supremacía.  Un gesto similar al que hacían los Emperadores romanos con sus sellos imperiales.  Estampaban sus sellos sobre los pergaminos y la suerte de algunos ya estaba echada.  Unos a las Galeras imperiales; otro a pelear al Circo; otros a ser crucificados por los caminos y los más obedientes a un remunerado Senado.  ¡Quien nos iba a decir que nuestras vidas iban a depender de un rotulador negro!   Según confiesa solo duerme 4 horas al día.  Es decir lo tenemos cada día 20 horas activo mirando el rotulador negro.   Lo preocupante, lo verdaderamente preocupante, es que esto no ha hecho más que empezar.  El dueño del rotulador es imprevisible y sus firmas siempre son demoledoras. 

jueves, 13 de febrero de 2025

El plus de sufrimiento verdiblanco



A mi hija Margarita y mi nieta Lola béticas radiantes de soles y lunas

Tenía 8 años de edad cuando mi tío Antonio me hizo socio del Betis. Los domingos de partidos cogíamos el tranvía en la Pasarela y a la vuelta nos veníamos andando (la senda de los elefantes). Cruzábamos por el Parque hasta desembocar en la Puerta de la Carne. Éramos un grupo del Barrio compuesto por hombres y chiquillos. Los hombres caminaban detrás charlando de sus cosas. Los niños jugando a regates imposibles con las naranjas esparcidas por el suelo. Íbamos a Gol Sur y veíamos los partidos de pie (entonces detrás de las porterías no había asientos). Recuerdo una temporada que no ganábamos casi nunca. Aquel domingo jugábamos contra el Jaén y, para no perder la costumbre, también perdimos. Recuerdo que a la vuelta y a la altura del Puesto de los Monos le hice a mi tío la pregunta del millón: “Tito, ¿aquí cuando ganamos?”. Se quedó un momento pensativo y me contestó: “Aquí ganamos poco por eso las victorias nos saben a gloria”. Como se percató que me quede dubitativo me apostilló : “Ten presente que los béticos tenemos un plus de sufrimiento que seguro sumará para poder entrar un día en el Cielo”. ¡Me dio la clave del beticismo para toda la vida! El “Manquepierda” no significaba un canto al conformismo ni una manera de abordar las derrotas con pesimismo. Todo lo contrario. Se traducía en un canto a la resistencia ante las duras adversidades. ¿Perdemos? Signo inequívoco de que seguimos existiendo. ¿Existimos? Señal evidente de que lo bueno siempre estará por llegar. Una filosofía de vida que se configura como un árbol genealógico que mueve sus ramas (verde que te quiero verde) entre abuelos, padres, hijos y nietos. Es un planteamiento existencial que se mueve como la “Navaja de Ockham” buscando las victorias por entre los restos del naufragio. El Betis siempre fue un gran especialista en “resucitar muertos deportivos” y un claro ejemplo de surrealismo sevillano. No se le puede considerar ni mejor ni peor que nadie es simplemente distinto. Ocurre como con los aficionados al gran torero Curro Romero. Aquel aficionado que después de una tarde aciaga del Faraón de Camas le gritó desde los tendidos: “Curro, la próxima vez va a venir a verte tu p... madre y……yo”. Igual ocurre con el socio del Betis que ante un partido nefasto decide romper su carnet y luego busca desesperado los cachitos por el suelo para poder pegarlos. Racionalizar el beticismo resulta una tarea imposible. “Locos de la cabeza teñidas de verdiblanco”. Se lo dijo un amigo de mi tío a su hijo: “No me des más la vara con el Betis si querías un Equipo que ganase siempre haberte hecho del Real Madrid”. Ese plus de sufrimiento que esperamos que un día nos cuente en el haber de nuestro currículo existencial. Ahora Betis ahora.

lunes, 10 de febrero de 2025

Juan Espadas



La pasada semana se confirmó la marcha de la política andaluza del sevillano Juan Espadas. Una sensible perdida dentro del paupérrimo nivel de la política andaluza actual. Somos muchos los que pensamos que Juan Espadas nunca debió abandonar la Alcaldía de Sevilla. Ahí teníamos alcalde para rato. Desde la calle Ferraz madrileña le dictaron las coordenadas para intentar paliar la debacle socialista andaluza y, al final, consiguieron que se estrellara contra un muro. Nadie se dio cuenta que cuando se rompe un jarrón por muy bien que se pegue siempre habrá alguien que note que está roto. Juan Espadas es un político con unas cualidades políticas y humanas que le hacen sobrevolar sobre una cohorte de mediocres. Serio, honesto, lucido, trabajador y profundamente implicado con su Ciudad. En su mandato en la Casa Grande consiguió aunar a todos los segmentos sociales de Sevilla en torno a un proyecto común. ¿Errores? Dios nos libre de aquellos que no los cometan. Solo yerra en la diana quienes se atreven a disparar las flechas. El descalabro andaluz socialista da para varias tesis de política ficción. En un acto de pura soberbia “la tertuliana” convocó unas Elecciones Autonómicas cuando no procedían. Las ganó, todo hay que decirlo, pero con insuficientes votos para gobernar. Después ya todo es historia. Moreno Bonilla había llegado a Andalucía embarcado desde la calle Génova sabiendo que lo tenían completamente amortizado. Asumían que el bastión socialista andaluz era inexpugnable. Lo que olvidaban es que existen personas con buena estrella y otras que ya vienen estrelladas de fábrica. Moreno Bonilla es de las primeras. De esas que se encuentran un billete de lotería en la calle y encima les toca. Se percató que sumando a CIUDADANOS en la formación de su Gobierno y con el imprescindible apoyo exterior de VOX las cuentas le cuadraban. Culpar tan solo a Susana Díaz de este desvarío socialista aparte de injusto seria falsear la realidad. En los últimos años de gestión socialista en Andalucía dirigentes y cuadros adyacentes se habían olvidado del fundamento principal del Socialismo. La de dirigir la acción política en beneficio de los ciudadanos (sobre todo los más desfavorecidos) en vez de dirigirla en beneficio de sus propios intereses. CIUDADANOS actuó con un servilismo político sorprendente y, a la postre, terminaron haciéndose el harakiri político. VOX consiguió (por primera vez en España) tener influencia directa dentro de la gobernanza de lo público. Entre todos “fabricaron” un líder andaluz al que ya solo le falta llamarse Blas. Ha pasado de gobernar con el peor resultado logrado por el PP en unas Elecciones Andaluzas a conseguir mayorías absolutas. Siempre, eso sí, mostrando un espíritu cívico y un talante educado y conciliador. Que la Sanidad Pública esté desmantelada y la Educación vaya también por el mismo camino parece carecer de importancia. Le dieron a Juan Espadas un paraguas de una tienda de los chinos para resguardarse de la tormenta pepera. Nadie le mostró su apoyo. Ni Sindicatos ni incluso algunos Alcaldes socialistas. Ahora cambia su rol de portavoz socialista del Parlamento Andaluz por el de portavoz socialista en el Senado. No está actualmente la Andalucía política para esta clase de dispendios. Decía el cubano Dinio que la noche le confundía y a algunos viejos socialistas nos confunden los días. Ya no sabemos como envejecer sin dejar de ser socialista. Juan Espadas se va a los Madriles y deja ya pendiente para otros (u otras) la tarea de la reconquista socialista andaluza. Andalucía, la tierra de los tristes adioses y la de los felices retornos.

jueves, 6 de febrero de 2025

Hospital de los Venerables


El Líder Supremo quiere construir un paraíso turístico de alto standing sobre las ruinas de la Franja de Gaza. Allí donde permanecen los escombros con olores a miles de muertes inocentes y a sangrante ignominia. La masacre marcada y programada entre las bombas y los reflujos mercantilistas de la Bolsa de Wall Street. Santa Ana enseña a leer a una niña que un día cruzará bajo palio por el Puente de todos los puentes. Por el Anfiteatro de la Roma Imperial pasará lentamente un trianero Cristo agonizante. Los gladiadores levantarán sus espadas cambiando el “Ave César” por un “Dios te salve Cachorro”. En las noches primaverales del Alcázar sevillano el aroma de las flores nos trae el soniquete de Paco y las palmeras bailan a compas de tangos. En la calle de la Mentira la Verdad no encuentra quien le alquile una pobre vivienda. Estos son malos tiempos para los limpios de corazón. Las adolecentes empiezan a descubrir que el final del cuento se lo contaron erróneamente: la rana no se convertía en Príncipe era el Príncipe quien siempre termina convirtiéndose en rana. Todo ya se mueve al revés. Decimos “hola” al despedirnos y “hasta luego” en los reencuentros. Rezamos de manera compulsiva y encima pretendemos que Dios se entere de nuestras oraciones. Los nietos enseñan a los abuelos a traducir del inglés las letras de las canciones de The Beatles. Siempre pedimos con urgencia lo que nosotros nunca somos capaces de dar. Entramos en las farmacias y pasamos de largo por las tabernas. En las agendas nunca existen los términos medios; unas están repletas y otras completamente vacías. Somos panzas de nubes grisáceas soñando con que las rompa un rayo de sol. Nos dicen permanentemente que lo bueno siempre, absolutamente siempre, es lo que está por venir. Los conventos de clausuras se quedan huérfanos de monjas y el tintineo de las campanillas duermen el sueño eterno de las musitadas oraciones. Cambiamos las Yemas de San Leandro por la bollería foránea. Don Antonio Machado desde su eterno retiro en Colliure se pregunta quién, en este país, es capaz de ponerle el cascabel al gato. Las puertas giratorias giran a toda velocidad y termina confundiendo las entradas y las salidas. Algunos, a la vejez, han descubierto que la Torre del Oro no tiene campanas. El populismo le gana terreno a la Ciencia y hacemos oídos sordos a los truenos que se avecinan. Murillo levanta su pincel y todo vuelve a renacer. Cernuda abanica el viento en la calle Aire y todo vuelve a la vida. Decíamos ayer.

martes, 4 de febrero de 2025

Luto en el Barrio de Santa Cruz


La muerte es una temida dama tenebrosa, implacable y taciturna.  Nunca duerme y siempre anda revoleteando por entre las vidas de los seres humanos.  Cuando te señala con el dedo y te pregunta si quieres bailar con ella ya sabes que no podrás negarte.  Ella  te tiene programado tu último baile existencial.  Elige a sus victimas de forma aleatoria y si bien es verdad que sus preferidas son personas de edad  avanzada tampoco le hace ascos a la  gente joven.  Le da igual tu sexo, tu clase social, tu edad, tu grado de belleza, tu generosidad  o el poco o mucho talento que hayas desarrollado en vida.  Te dice ven y ya tienes que dejarlo todo para siempre.  Esta Dama difícilmente concede segundas oportunidades.  En la madrugada del pasado sábado transformó  la Judería sevillana en una suerte de duelo compartido.  Creó una nube de humo tóxico que se llevó por delante al insigne Catedrático de Historia del Arte don Enrique Valdivieso.  También a su esposa, la no menos insigne Catedrática y Profesora de Latín doña Carmen Martínez.  Un feliz matrimonio que pasaba plácidamente  sus días y sus noches en el número  21 de la Calle Mateos Gago.  Allí donde hace ya muchos años falleció don Luis Montoto.  Casa que se mira en el alegre ajetreo infantil del cercano Colegio Mesón del Moro y que, a pocos metros, tiene como ilustre vecino al Cristo de las Misericordias de la Iglesia de Santa Cruz.  Enrique Valdivieso fue un profesor universitario ejemplar y un faro luminoso que marcaba sendas clarificadoras en el Siglo de Oro  sevillano.  El Barroco fue su fuente y su inspiración intelectual.  Con Valdés Leal y Murillo como sus dos máximos referentes pictóricos.  La muerte, esta vieja dama enlutada y solemne, eligió esta vez la eterna Judería sevillana como epicentro de su demoledora tarea liquidacionista.  Barrio el de Santa Cruz donde hasta Don Juan Tenorio huye espantado ante la avalancha diaria de turistas.  Nos dejan dos magnificas personas cultas, muy cultas, y con un profundo amor por esta Ciudad.   Alejarse del Barrio de Santa Cruz para siempre es ya formar parte de su Historia y su Leyenda.  El eterno legado de los vecinos ilustres desaparecidos del Centro de Sevilla.  En sus frías y largas madrugadas otoñales los espíritus salen a pasear por sus calles y nos dejan un reguero de pura sevillanía.  Enrique y Carmen ya siempre serán vecinos eternos de la vieja Judería.   Todo pasa y todo queda.  Dios les guarde.

jueves, 30 de enero de 2025

Leer, pensar, actuar y vivir


La ignorancia es la principal arma con la que siempre han contado los poderosos para convertir en eterno su dominio político y social.
Por razones obvias durante el confinamiento por la Pandemia los índices de lectura se dispararon en nuestro país. Afortunadamente esos parámetros lectores no solo se han mantenido sino que han aumentado de manera significativa. Son los jóvenes y, de manera prioritaria, las mujeres quienes más han crecido en ese gratificante aumento de lectores y lectoras. Ante el falso sambenito de que la juventud actual solo se interesa por los móviles, las diversiones grupales y las Redes Sociales los hechos se empecinan en demostrarnos lo contrario. En la Dana valenciana y dentro del gran movimiento solidario que se creó los jóvenes ocuparon un papel predominante. Era alentador verlos en las filas de voluntarios cruzando un puente provistos de palas, rastrillos y otros enseres de limpieza. No se iban de “marcha”; marchaban en aras de desarrollar la solidaridad más noble y desprendida. Lo que pasa es que resulta más fácil “criminalizar” a la juventud en su conjunto antes que valorarla segmentada en los diversos aspectos sociales y culturales. Vivimos tiempos convulsos de muy difícil digestión social. El sectarismo y el dogmatismo han propiciado que la información nos llegue envilecida y gravemente manipulada. Los jueces hacen de políticos y los políticos hacen de jueces. Cada persona es (o debería ser) un universo personal e intransferible. Dentro de lo que llamamos libre albedrío está la posibilidad de llenar ese universo con verdades o mentiras. El libre pensamiento es nuestro mejor filtro para desenredar la madeja de lo espuriamente falso e interesado. Saber elegir acertadamente las fuentes de información y saber distinguir a los verdaderos periodistas de los “funcionarios” al servicio de un determinado Partido. No entrar al trapo en bulos o falsas noticias que no tienen otro cometido que envilecer la Sociedad que nos hemos dado entre todos. Afortunadamente no somos perfectos y es bueno admitir que navegamos en un mar de contradicciones. Seguir a ciegas las consignas de los lideres (teóricamente considerado de los “nuestros”) lleva implícito que nuestras opiniones se manifiesten tan solo en un voto (o un frenético aplauso en un mitin). Conviene desconfiar de los articulistas / tertulianos / politólogos que siempre disparan sus flechas en la misma diana. De los políticos de doble cara que convierten el blanco del lunes en el negro del martes. En nuestra “mochila” existencial llevamos nuestra manera de pensar y sentir. Nuestra ideología política; nuestro credo; nuestro concepto del Arte y la Cultura y nuestra necesaria libertad deseando salirse siempre por la cremallera de la “mochila”. Eligen por nosotros a nuestros amigos y también a nuestros enemigos. Siempre con la herramienta del Dogma que impregna de veneno la vida ciudadana. No solamente pagan justos por pecadores sino que el pecado ya ha dejado hasta de ser original. Estamos instalados en la comodidad del buen conformista. El verdadero problema no radica en los manipuladores sino en lo felices y contentos que se muestran los manipulados. ¿Pensar libremente de cuantos nos rodea? Parece ser que no interesa enfrentarse a la realidad. Nos mostramos atados de pies y manos ante los que piensan y deciden por nosotros. Luego, de manera pertinaz siempre terminaremos buscando un chivo expiatorio. Pensar o no pensar he ahí la cuestión.

lunes, 27 de enero de 2025

La babucha. Toma 2


Hace unos días escribíamos sobre la eficacia correctora de la babucha voladora materna. Lo que ocurre es que el tema babuchero tiene todavía un mayor recorrido. Dentro de los elementos hogareños invernales la babucha ocupa uno de los puestos de mayor relevancia. La babucha se nos manifiesta en sus dos principales variantes. Con el talón cubierto o por el contrario con el talón descubierto. El amplio batallón de “los tiesos” siempre las solemos utilizar preferentemente de paño. Las clase pudientes las utilizan de otros materiales “más nobles” y además la llaman “zapatillas de estar por casa”. Estas babuchas (seudo aristocráticas) suelen ser de tela o incluso de fino cuero y en algunos casos rematadas por un escudito que deja constancia de que no todos los pies son iguales. Pocas cosas existen que envejezcan mejor que las babuchas. Contra más usadas más cómodas nos resultan. Desprendernos de unas viejas babuchas resulta un acto luctuoso y es como decirle adiós para siempre a un verdadero amigo hogareño. Su correcto uso lleva implícito una especie de manual que se transmite de padres a hijos. Andar con babuchas es hacerlo arrastrando los pies pues si los levantamos del suelo las dejamos detrás de nosotros. Requiere una cierta cautela cuando estamos sentados en el sacrosanto imperio que componen sofá, mesa-camilla y brasero. Situarlas lejos del brasero es un acto donde manda la necesaria cautela. Todo antes que terminar envuelto en un fuego domestico. Luego está la relación que, a ciertas edades, guarda la babucha con la noche. Cuando ya formas parte del clan de los “meones nocturnos” la bajada de la cama para recuperar la babucha resulta algo dificultosa. Te levantas somnoliento a oscuras y deber tener situada las babuchas a los pies de la cama perfectamente alineadas. Primero las tanteas con la punta del pie para determinar claramente entre la izquierda o la derecha (hablo de babuchas y no de política). Introduces los pie (de uno en uno) de manera lenta pero segura. Después te incorporas hacia la posición vertical y ya puedes dirigirte hacia tu destino nocturno. Recuerdo la felicitación navideña del impagable Salva Gavira en las últimas Navidades. Allí estaba este noble trinitario mirándonos con solemnidad, trajeado, encorbatado, abanderado y…. ¡con babuchas! La estética y la comodidad unidas de la mano. Mi madre, ya muy mayor, asistió gozosa al enlace matrimonial de su nieta (mi hija Alicia). No tenía intención de fallecer sin ver a su nieta casada y se presentó en la boda en perfecto estado de revista. Estrenaba traje y, lo que más le preocupaba, también zapatos. Preocupación grande y justificada por unos pertinaces juanetes que le podían dar el día. Aplicó su lema de que a cada problema una solución. Portaba un bolso grande y dentro del mismo, perfectamente guardadas en un plástico, llevaba unas babuchas. Cuando la boda entró en esa fase donde los malajes cuentan pésimos chistes y los graciosos se muestran nostálgicos ya tenia puesta las babuchas. Estando a su lado todo el tiempo no me percaté de ese eficaz movimiento de cambiar zapatos por babuchas. Ya me advirtió que la avisara un poco antes de marcharnos para volver a un nuevo cambio de calzado. Un día, con 98 años de edad recién cumplidos, se dijo que ya tocaba irse definitivamente de las bodas y de la vida. La existencia humana fraguada entre babuchas voladoras y los pertinentes relevos generacionales. Las babuchas deambulando libremente por nuestros hogares. En los pequeños detalles es donde duerme la soñada y anhelada felicidad.

jueves, 23 de enero de 2025

El alma viva de la Ciudad


Estos días grises invernales sevillanos, donde los cuerpos se encogen y las almas se agrandan, son un canto a la templanza de una Ciudad que se retroalimenta de la siempre sempiterna nostalgia. Nunca puede ser negativo soñar con las paraísos perdidos y con las sentidas ausencias de quienes fueron los grandes baluartes de tu existencia. No se puede construir el presente sin los retazos sentimentales del pasado. La lluvia fina en Sevilla (los chaparrones son otra cosa) no son más que lágrimas que nos manda el Cielo para que sus calles y plazoletas recuperen los sentimientos de lo que pudo haber sido y no fue. Te bajas del bus en la Macarena y después de darle los buenos días a la Esperanza te marcas una ruta que te llevará de tu corazón a tus asuntos. Recorres en línea recta las calles de San Luis, Bustos Tavera, Alhóndiga, Cabeza del Rey Don Pedro, Muñoz y Pabón y terminas allí donde empezó todo, en San Nicolás. El kilometro cero de tu existencia terrenal. Calles que guardan la esencia del tiempo sin darle falsas oportunidades a los falsos modernismos. Ciudad diseñada sentimentalmente para la templanza donde el ruido y la furia siempre le resultarán elementos extraños. Una tierra, la nuestra, donde el eco de sus campanas se confunde con los Fandangos de “El Carbonerillo”; la Granaina de Manuel Vallejo; los Tangos de Pastora “La de los Peines” o la Siguiriya de su hermano Tomás. Ninguna Ciudad del mundo (salvo la Roma eterna) se deja llover con tanto sentimiento como Sevilla. Los visillos de las ventanas se descorren para ver como rebatan las gotas en los poyetes salpicados de macetas. Si aprieta la lluvia te pegas una carrerita cubriéndote la cabeza con el portafolios que llevas en la mano. Te paras en el rellano de un portal y comentas con los allí refugiados : ¡Ojú, la que está cayendo! Santa verdad, con la que está cayendo en el mundo que no nos quiten también la belleza estética de la Ciudad. El alma de intramuros reflejada en un canalillo donde salpica el agua para que los gorriones beban al soniquete triste de la tarde. Llueve y el alma de la Ciudad palpita ante lo que está por venir. Tierra de preámbulos esplendorosos y de epílogos siempre mal resueltos. La vida según Sevilla.