El Líder Supremo quiere construir un paraíso turístico de alto standing sobre las ruinas de la Franja de Gaza. Allí donde permanecen los escombros con olores a miles de muertes inocentes y a sangrante ignominia. La masacre marcada y programada entre las bombas y los reflujos mercantilistas de la Bolsa de Wall Street. Santa Ana enseña a leer a una niña que un día cruzará bajo palio por el Puente de todos los puentes. Por el Anfiteatro de la Roma Imperial pasará lentamente un trianero Cristo agonizante. Los gladiadores levantarán sus espadas cambiando el “Ave César” por un “Dios te salve Cachorro”. En las noches primaverales del Alcázar sevillano el aroma de las flores nos trae el soniquete de Paco y las palmeras bailan a compas de tangos. En la calle de la Mentira la Verdad no encuentra quien le alquile una pobre vivienda. Estos son malos tiempos para los limpios de corazón. Las adolecentes empiezan a descubrir que el final del cuento se lo contaron erróneamente: la rana no se convertía en Príncipe era el Príncipe quien siempre termina convirtiéndose en rana. Todo ya se mueve al revés. Decimos “hola” al despedirnos y “hasta luego” en los reencuentros. Rezamos de manera compulsiva y encima pretendemos que Dios se entere de nuestras oraciones. Los nietos enseñan a los abuelos a traducir del inglés las letras de las canciones de The Beatles. Siempre pedimos con urgencia lo que nosotros nunca somos capaces de dar. Entramos en las farmacias y pasamos de largo por las tabernas. En las agendas nunca existen los términos medios; unas están repletas y otras completamente vacías. Somos panzas de nubes grisáceas soñando con que las rompa un rayo de sol. Nos dicen permanentemente que lo bueno siempre, absolutamente siempre, es lo que está por venir. Los conventos de clausuras se quedan huérfanos de monjas y el tintineo de las campanillas duermen el sueño eterno de las musitadas oraciones. Cambiamos las Yemas de San Leandro por la bollería foránea. Don Antonio Machado desde su eterno retiro en Colliure se pregunta quién, en este país, es capaz de ponerle el cascabel al gato. Las puertas giratorias giran a toda velocidad y termina confundiendo las entradas y las salidas. Algunos, a la vejez, han descubierto que la Torre del Oro no tiene campanas. El populismo le gana terreno a la Ciencia y hacemos oídos sordos a los truenos que se avecinan. Murillo levanta su pincel y todo vuelve a renacer. Cernuda abanica el viento en la calle Aire y todo vuelve a la vida. Decíamos ayer.
jueves, 6 de febrero de 2025
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