Es desolador, completamente desolador, que una criatura de tan solo catorce años de edad y con toda la vida por delante se haya quitado la vida. Tan solo escribir de este terrible acontecimiento te hace reconsiderar si al escribir no entras de lleno en el movedizo terreno de la banalidad. No se puede hacer literatura barata ni mucho menos “prensa amarillista” con esta tremenda tragedia.
Mi nieta Lola tiene la misma edad que tenia Sandra y esta similitud me hace sentarme frente al ordenador y escribir unas líneas sobre este suceso que ha conmocionado a Sevilla y a España entera.
Sandra venia sufriendo un continuo y feroz acoso escolar desde hacía más de un año. Sus padres habían denunciado este interminable martirio ante el Colegio hasta en dos ocasiones. Nada, nadie hacia nada mientras veían con suma preocupación como la salud mental de su hija Sandra se deterioraba cada día un poco más. Lo más que consiguieron es que la cambiaran de clase como si el problema lo originara ella y no sus acosadoras. Por su reiteración en el tiempo ya sabemos de sobra las salidas de escape de estos terribles sucesos. El Colegio intentará para salvaguardar el buen nombre de la Entidad (sobre todo los puestos de trabajo de sus jerarcas) negar la evidencia de lo sucedido. No tenían constancia de la gravedad de la situación. Dirán que los verdaderos responsables están en las RRSS (Redes Sociales) y no en los recreos y pasillos de los Colegios. Los padres y madres de las agresoras “argumentarán” que mucho cuidado con criminalizar a sus hijas que ellas también son victimas de la situación que, en realidad, la culpa de todo la tiene la Sociedad (¡¡ pobre Sociedad cuantos desmanes se cometen en tu nombre!!).
La Administración Pública nos dirá que ignoran el motivo de que no se activaran los protocolos y que se abrirá una investigación para depurar responsabilidades (¿cómo se ha hecho con el cribado de los cáncer de mama?). El “Defensor del Pueblo” (¿existe todavía algún interés por defender al pueblo?) dirá que tomará cartas en el asunto pues todo apunta a un cumulo de negligencias en la defensa de esta pobre criatura. Cuando ya vivimos instalados en la mentira y por encima de la verdad predomina lo “políticamente correcto” y el “Relato” ya poco podemos esperar. No debíamos ignorar que también existen monstruos de catorce o quince años y que, en definitiva, son un proyecto de personas donde la maldad siempre reinará en sus corazones.
Por lo menos le debemos a Sandra que su muerte suponga un antes y un después en los dolorosos casos de “Bullyng” que lejos de disminuir aumentan cada día. Tú dejas a tu hija o nieta en un Colegio con la idea de que colaboren contigo en su formación integral no para que te quedes sin ella para siempre. Visto el panorama actual resulta difícil agarrase a cualquier atisbo de esperanza. Es de justicia reconocer que existen Colegios donde se aplican con eficacia los protocolos anti-bulling y qué muestran una seria y eficaz determinación para paliar este grave problema. Meter a todos los Colegios e Institutos en el mismo saco no es justo. Vivimos instalados en el difuso Reino de las Excusas Permanentes. Cantaba el recientemente desaparecido Pablo Guerrero aquello de “que tiene que llover a cantaros”. Mal vamos cuando nos han cambiado lluvia por lágrimas.
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