lunes, 7 de septiembre de 2009

El Maestro Cantaor de los Alcores.


( A Jesús Gavira y Antonio Rincón, amigos y excelsos mairenistas)

Estaba entrando en su último tramo la primera década del siglo XX. Todavía quedaba algo lejos la tremenda y fraticida tragedia que representaría la Guerra Civil española. Tampoco se vislumbraba en el horizonte la aparición del que Bertolt Brecht llamaría “el pintor de brocha gorda” (Adolf Hitler), y que provocaría junto con sus huestes la matanza de millones de personas en Europa. Un horrible y execrable genocidio como antes nunca había conocido la Humanidad (cierto que el “camarada” Stalin no les anduvo a la zaga). No, esta cohorte de criminales-fundamentalistas de toda “condición política” todavía estaban por llegar.

Estamos en el año de 1909. El año en que vino al mundo en Sevilla el Maestro de maestros de historiadores, don Antonio Domínguez Ortiz (aquel que dijo…”la Historia cuando se politiza deja de ser Ciencia y se convierte en cualquier cosa”). Ese año hay cuatro mujeres andaluzas dispuestas a parir nuevos andaluces/as. Lo que ignoran es que por casualidades del Destino o por intersección divina, van a traer a este bendita Tierra cuatro de los pilares fundamentales del Cante Flamenco. A saber: Dolores Jiménez Alcántara “La Niña de la Puebla”; Manuel Ortega Juárez “Manolo Caracol”; Antonio Pérez Guerrero “El Sevillano” y Antonio Cruz García “Antonio Mairena”. Curiosamente en estos cuatro extraordinarios cantaores/as podemos ver reflejada toda la gama estética del Cante Flamenco. Los hay gitanos y payos/as (pero andaluces/as por encima de todo). Cantan con voces laínas, naturales o afillás. Se ven claramente reflejadas en ellos las dos Escuelas fundamentales del Cante: la de don Antonio Chacón y la de Manuel Torre (con el omnipresente faro luminoso del Patriarca Silverio Franconetti). ¡Cualquier cosa!.

Hoy precisamente (7 de septiembre) se cumple el Centenario del nacimiento de Antonio Mairena y al que vamos a dedicarle un sentido, emocionado y flamenco “Toma de Horas”.

Nace el Maestro de los Alcores en Mairena del Alcor. Hijo de un fragüero gran aficionado al Cante, que respondía al nombre de Rafael Cruz Vargas. La madre de Antonio Mairena se llamaba Aurora García Heredia. Genes gitanos exportados desde la flamenquísima Utrera. Antonio Mairena fue conocido en sus comienzos como “Niño de Rafael” y posteriormente como “Niño de Mairena” (era una etapa donde proliferaban los “Niños/as” en el Cante). Posteriormente de manera definitiva y para mayor gloria y esplendor del Cante Flamenco ya fue conocido como Antonio Mairena.

La vida y la obra cantaora de este insigne artista flamenco, se me antoja absolutamente fundamental para entender y asimilar la grandeza de este Arte nacido, amamantado y exportado desde la Baja Andalucia. Desde mi posición de caracolero converso y confeso no tengo reparos en mostrar mi convencimiento de que como cantó –y canta gracias a su portentoso legado discográfico- Antonio Mairena no ha cantado ni cantará nadie. Su voz natural, su flamenquísimo eco, su acople con la guitarra y sus apabullantes conocimientos de los Cantes lo hacen verdaderamente único e irrepetible. Al César lo que es del César y a Mairena lo que es de Mairena.

Lamentablemente si hay una parcela artística-cultural donde el sectarismo siempre ha estado presente (fundamentalmente en los últimos años) esa ha sido el Flamenco. A partir de una teoría “filosófica / vivencial / historicista / flamenca” –de cuyo nombre prefiero no acordarme-, la dialéctica en cuestiones cantaoras funcionaban con la sacrosanta espada del liquidacionismo. Es decir: se alababa a un cantaor de los punteros y de manera pararela se “machacaba” a otro de distinta estética flamenca. Al final –como pasa siempre- el tiempo se convierte en un juez inapelable que pone a cada uno en su sitio.

Pero vamos a lo que vamos, que no es otra cosa que rendir pleitesía al genio flamenco de los Alcores. Sobre el mismo –afortunadamente en vida- recayeron los máximos galardones que imaginarse pueda. Estos fueron los más importantes:

- 1962. III Llave del Cante (conseguida en el III Concurso Nacional de Córdoba)

- 1979. Hijo adoptivo de Sevilla.

- 1980. Medalla de Plata al Mérito en el Trabajo.

- 1981. Hijo Predilecto de Mairena del alcor.

- 1983. Medalla de Oro de las Bellas Artes.

- 1983. Hijo Predilecto de Andalucía.


Mucho –y no siempre acertadamente- se ha escrito sobre este insigne mairenero. Hoy una
vez superada la miopía de algunos fundamentalistas del Flamenco, su obra se nos aparece nimbada con la aureola de los grandes artistas andaluces universales. Su aportación (más que recuperación) en algunos estilos flamencos llamados básicos –y asi asumidos por su antigüedad- es absolutamente fundamental para entender la grandeza y la supervivencia del Cante Flamenco actual.

Una vez –afortunadamente- recopilada y ordenada toda su riquísima y densa discografía por la Junta de Andalucía, esta se nos presenta como un elemento vital para descifrar de manera solemne y rigurosa cuanto de esplendor artístico y musical hay en el Cante Jondo Andaluz. Su obra póstuma “El Calor de mis Recuerdos” (Pasarela) se me antoja como la más importante de toda la discografía flamenca en su conjunto.

Digna de estudio es igualmente el extenso y rico universo literario de las letras de sus Cantes. Ejemplo de andalucismo culto y popular y que estrechan los lazos –muchas veces olvidado- entre como se canta y lo que se canta (gloria eterna flamenca a don Francisco Moreno Galván y a don Manuel Machado).

Antonio Cruz García, fallece como ciudadano andaluz y español en Sevilla un 5 de septiembre de 1983. Antonio Mairena, Cantaor excelso y majestuoso nunca morirá, y siempre estará vivo en los sentires y la memoria de los buenos y cabales aficionados al Arte de Silverio.

Dios guarde al Maestro de los Alcores, y de paso perdone a sus “apologistas” que introdujeron la cizaña en el Mundo del Flamenco.

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