Parodiando el “Volando vengo” de Kiko Veneno que inmortalizó el genial Camarón podríamos decir:
Votando voy /
votando vengo/
por el camino /
yo me entretengo.
Enamorao de las urnas /
aunque a veces huelan /
si tengo dudas /
voto a cualquiera.
Como también cantaría Vicente Fernández:….”Y votar, votar, votar…..En eso han convertido la Democracia en esta país: en depositar una papeleta en una urna cuando seamos requeridos para ello. Asumo plenamente mi contradicción de demócrata converso y confeso que no votó en las tres últimas concovocatorias electores. En dos voté con la papeleta en blanco y en las últimas (las europeas) ni pasé por la puerta del Colegio Electoral (¡joder!,¿han comprobado ustedes algunos de los políticos que hemos mandado a Europa?). Dediqué muchos años de mi juventud –sin que para mí eso signifique ningun mérito, simplemente quería ser coherente con mis principios- a pelear junto con unos pocos (no tantos como hoy se autoproclaman izquierdistas de toda la vida. ¡Menos lobos Caperucita!) a devolver la Democracia a este sufrido pais, y de paso mandar definitivamente a la Dictadura a su sitio natural: el basurero de la Historia (ahí deben quedar enterradas todas la dictaduras: las de derecha y las de izquierda).
He llegado a la triste conclusión que este pais está “gestionado” por unos pésimos gobernantes (los de Sevilla ya ni les cuento). De forma pararalela también he podido constatar que la oposición no les anda a la zaga. Por tanto desde mi óptica personal –discutible y en absoluto extrapolable- me encuentro en una encrucijada como votante a la que difícilmente encuentro salida. Votar a partidos minoritarios tampoco me resolvería nada, pues a la postre terminan “prestando” su pobre pero necesaria renta electoral a algún partido mayoritario. Todo en aras de conseguir mayorias absolutas que permitan gobernar con comodidad y pasarse por el forro los criterios de la oposición. “Pactos de Progreso” donde todo se hace con el Pueblo y para el Pueblo, ¡y un moj..! con moscas verdes!, que decían los antiguos. Los mini-partidos consiguen a cambio un suculento trozo de la tarta del poder, que no están los tiempos para vivir de utopías revolucionarias. ¡Salud y libertad camarada cigala!.
Como por suerte o por desgracia uno no es ciudadano de Comunidades con Partidos de fuerte implantación nacionalista (lease Cataluña o País Vasco), pues tampoco es cuestión de votar a políticos que te consideran extranjero. ¿Qué me queda pues?.
Hoy ha triunfado plenamente el mundo de los pragmáticos. Aquellos que entendíamos la praxis política como una noble forma de mejorar el mundo, y más concretamente las condiciones de vida de los mas desfavorecidos, somos ya piezas de algún museo arqueológico. Corren malos tiempos para los románticos. En la clase política –como en todas las demás- los habrá trabajadores y pasotas; decentes y corruptos; inteligentes o lerdos, pero todos funcionan con una doble finalidad: dar prioridad a los intereses de su partido y a los suyos propios. Los que llegan al poder –y a los cargos- se resisten a abandonarlo luchando contra viento y marea por mantenerse. De otro lado, los que están en la oposición batiéndose el cobre en todos los frente –no pocas veces con una lamentable carencia de ética por ambas partes- con tal de desbancar a los que mandan. Así funcionan –para mí- dentro de esas coordenadas los principales partidos de este sufrido pais. Resulta llamativo que con una descomunal crisis golpeando inmisericorde a los más desfavorecidos, no hayan sido capaces de llegar a acuerdos puntuales, en asuntos que afectan gravemente a la ciudadanía. Evidentemente siempre la culpa es del otro. Funciona a tope el:…”y tú más”, que termina por llevar los necesarios debates políticos -en aras de confrontar ideas- al campo del insulto y la descalificación.
¿Dónde están aquellos ilusos que decian que las televisiones privadas era la guinda que le faltaba al pastel de la Democracia española?. Algunas de estas cadenas –en la mente de todos- se han dedicado a empozoñar y llenar de acritud y basura la mente de muchos españoles, que ante la imposibilidad de llenar el hueco de sus vidas la cubren con el “entretenimiento” que los carroñeros depositan sobre sus hogares. Ellos y los ejecutivos de estas cadenas se enriquecen de manera galopante, mientras el personal discute de manera apasionada sobre las andanzas de Belen Esteban y la “Campa”. Todo un montaje de circo mediático al que parece ser que asisten complacidos los políticos de toda filiación y condición. Esto no es novedoso, cuando en la antigua Roma el populacho pedía pan le daban circo a punta de pala. Nada nuevo bajo el sol.
Lo dicho, nada más lejo de mi intención que hacer apología del abstencionismo. Como cantaba Serrat….”cada uno es como es, cada quien es cada cuál”. Que cada uno actue de acuerdo con su conciencia y sus criterios. Lo que es incuestinable es que la Democracia para que sea real debe asentarse en dos pilares fundamentales: participación y educación. Si esto falla –como creo que es nuestro caso- estamos ante un simulacro de Democracia. Así que pasen y vean. Acudan a la pista Central del Circo Hispano y juzguen ustedes mismos. Tengan muy presente que cuando el presentador proclame a bombo y platillo que van actuar los trapecistas, y despues de levantarse el telón apareza uno con enormes zapatones, una nariz postiza en forma de pelota y la cara pintada y otro, con la cara blanca, pantalón estrecho y chaqueta plateada nos están engañando: los que están prestos para actuar son los payasos.
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