miércoles, 18 de noviembre de 2009

La soledad del corredor sin fondos


Ocurrió durante la tragedia del Tsunami que arrasó la mágica ciudad de Nueva Orleans. La cuna de la música afroamericana quedó devastada por la implacable fuerza de la Naturaleza. Lo que os relato a continuación lo ví en televisión. Ocurrió lo siguiente: las aguas habian inundado las calles de la mitica Ciudad del Jazz. Parecía una réplica sureña de la Venecia italiana. Todo lo que se divisaba era destrucción y caos. Una lancha-patrulla de la policia navega por las improvisadas calles convertidas en canales. Están avisando a los pocos vecinos que permanecen en sus casas que las tienen que abandonar, dado que hay delincuentes que se dedican al pillaje. Se acercan a una esquina donde un hombre está asomado a su terraza con el agua prácticamente a sus pies. Es una imagen singular. Nuestro hombre tiene una camiseta de tirantas que se supone que alguna vez fue blanca y un pantalón vaquero sucio y roto por las rodillas. Su enorme perro tiene la cabeza apoyada en la barandilla. Con su mano derecha sostiene una garrafa de wisky y en la izquierda un rifle que apoya sobre su hombro. Cuando la policía le insta a abandonar su casa dado que corre peligro su integridad por la subida de las aguas y los delincuentes, este mueve la cabeza negativamente. Le dice a la policía:…..”de mi casa no me mueve nadie. Si vienen a por mí este (señalando el rifle) les dará la bienvenida”. El cámara que acompaña a la lancha-patrulla toma una imagen alejándose de la casa y se observa como este Robinson Crusoe sureño le pega un“lingotazo” a la garrafa de whisky, luego la deja en el suelo y acaricia la cabeza de su perro.

Otra: estamos en Rosario (Argentina) en plena crisis del “corralito” argentino. Hay una auténtica batalla campal en la calle entre manifestantes y policias. Un cámara de televisión se acerca peligrosamente a la reyerta y entrevista a un manifestante. Este tiene el torso desnudo y no hay un solo centímetro de su piel sin tatuar. Tiene el pelo largo y sujeto con una cinta en la frente. Empieza a hablar de las causas que económicamente han originado esta situación. Con una precisión digna de Oxford nos habla del PIB, de Balanzas de Pagos e inflacciones varias. Le pide al reportero que lo disculpe un momento. La cámara lo sigue y oberva como se enfrenta a palos con varios policias a los que hace retroceder. Como si tal cosa vuelve a situarse ante la cámara y continua su documentado discurso económico/político/social/financiero sobre los responsables de la crisis que arruinan a un país con tantos recursos naturales como Argentina. ¡Alucinante!.

Son sólo dos ejemplos (entre cientos) de unos especimenes humanos intemporales en la relación espacio / tiempo. Antes, cariñosamente, se les conocía por los”colgaos”, pero dada la triste connotación que a este término le ha proporcionado el terrible mundo de las drogas, yo los denomino los últimos heroes urbanos. Escriben su propio guión al margen de cualquier convencionalismo social. No están sometidos al yugo del trabajo y tampoco evidentemente a las obligaciones sociales ni tributarias. Comentan que ya tienen bastante buscándose la vida en el duro día a día sin robar ni pedir nada a nadie, para encima mantener a los parásitos. Son anarquistas en estado puro que dejarían sin argumentos al mismísimo Bakunin. Forman una parte indisoluble de nuestra cotidianidad y configuran la sal de la Tierra. Nos recuerdan la parte ms noble y valiente que tienen los seres humanos y cómo se pueden capear los peores temporales con un par de c……..
Desgraciadamente muchas veces los miramos por encima del hombro como si al relacionarnos con ellos pudieran contaminarnos. ¡Ojalá!, pero no caerá esa breva. Sevilla ha sido pródiga en este tipo de personajes y sin dudar todos hemos conocido a alguno en nuestro entorno más cercano. Posiblemente el famoso Loco Amaro represente la cima de estos singulares personajes sevillanos. Busquen el enorme placer de leer sus famosos discursos donde no dejaba titere con cabeza.


Mención aparte merece la excelsa figura del rockero sevillano Silvio. Un músico y cantante a la altura (sin desmerecer un ápice) de las grandes figuras del rock. Su profundo amor por Sevilla le hizo renunciar a una fulgurante carrera musical tanto a escala nacional como internacional. Era adorado en nuestra Ciudad donde siempre encontraba un hueco en la barra de un bar y un hombro amigo donde apoyarse. Vivía tanto en lo personal como en lo artístico a su manera. Es decir: vivía a lo Silvio. Afortunadamente ya tiene calle en Sevilla que perpetúe su memoria.


En mi Barrio convivo con uno que es un fiel representante de estos seres humanos tan peculiares. Se llama Fernando. Vive solo con su perro. Curiosamente cuando lo saca a pasear el canino siempre camina un metro detrás de él. Los dos andan iguales. Con pasitos cortos y rápidos. Sus comentarios políticos/culturales/sociales son apabullantes y es capaz de enfrentarse a Napoleón y a todas sus tropas. Vive de una modesta pensión resultante de los años que trabajó en Bélgica.


Todos estos personajes/personas tienen un ángel de la guarda que les ayuda a sobrevivir. Fernando cuenta para ese menester con una bondadosa hermana. Hace muy pocos días le sobrevino una anécdota que no me resisto a contaros. Ocurrió que tenía el colchón de su cama en muy malas condiciones y su hermana fué a Carrefour a comprarle uno. Le comentan que se lo enviarían y este se niega y dice: …”yo no voy a estar encerrado en mi casa sin salir esperando el colchón, ya pasaré yo mañana a retirarlo”. Dicho y hecho. Así que con el colchón a cuesta se planta en la parada del autobús. El conductor le comenta que no lo puede subir pues podría molestar a los usuarios. A él este comentario no le importa nada. Sube medio colchón en el autobús y le dice al empleado de TUSAM que esto es un artículo de primera necesidad y que lo piensa subir. El empleado llama a la Centralita y pide instrucciones. Fernando habla con el incorporado inspector y le da una serie de razonamientos de para que sirve un transporte público. Les dice:….¿pero ustedes creen que existe algo que preste mejor servicio a la gente que un colchón?.


Los pocos usuarios que en ese momento van en el autobús toman partido a favor de él. Al final, y dado que se bajaría con su colchón tres paradas después, “tragan” y lo dejan que suba con su “comoda” carga. Me lo contó un vecino que iba en el autobús y me dijo que la situación fue genial y surreealista. Se produjo un diálogo a tres bandas (Fernando, el conductor y el inspector) digno de haberse grabado para la posteridad.


Nueva Orleans, Rosario, Sevilla…..solo son enclaves fortuitos dónde estos seres humanos tan singulares desarrollan y practican su tesis existencial. Viven inmersos en lo que podríamos llamar: la soledad del corredor sin fondos.

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