El más que interesante Pablo Ollero lo dejaba claro en el Programa de Paco Robles en Tele-Sevilla (“Cómo está Sevilla”. Martes y jueves a las 21,30 h.), cuando separaba la Democracia de los falsos demócratas. Los mismos que la han llevado en nuestro país a sus más altas cotas de descrédito y desprestigio. Ahora más que nunca, venía a concluir, es cuando la Democracia necesita mayores dosis de profundidad y, de manera paralela, someterla a una profunda higiene política y/o ideológica. Esto es una verdad que no admite trampas ni camuflajes. Ahora que la RAE se plantea de vez en cuando innovaciones o rectificaciones en los conceptos y significados de las cosas cotidianas, debería incluir un anexo a la palabra “Dimisión” en el siempre resbaladizo terreno de la política española. Podría ser más o menos así: Dimitir: “Dícese de aquello que los políticos españoles -de todo signo- no hacen ni aunque los pillen atracando un banco”. Aquí no hay quien dimita, independiente del tamaño de la tropelía cometida. Todo se deberá a una campaña mediática; una cruzada del Partido que deambule por la acera de enfrente o, de un mal entendido que la Justicia, en la que se confía plenamente (sobre todo cuando las decisiones judiciales les son favorables), terminará por aclarar. Hoy, en este corral de falsos gallos de pelea en que han convertido Andalucía, ya nos sabemos de memoria la letra y la música de las cantinelas políticas. Unos cantan, “ERE como una espinita que se te ha clavao en el corazón” y, los otros, “¿Dónde vas con mantón de Manila? ¿Dónde vas con traje de Gürtel?” No nos quepa la menor duda, y a las pruebas me remito, que estos turbios asuntos ocurren en verdaderos países democráticos y media clase política andaría por las calles buscando empleo. Pero aquí no pasa nada o al menos los disimulan muy bien para que así lo parezca. Hace poco ha dimitido un Ministro alemán (considerado por todos como el natural sustituto de doña Ángela Merkel) por haber sido detectadas irregularidades en su expediente académico. Aquí no dimite un político ni aunque se demuestre que saqueó entera la Universidad en su etapa de estudiante. ¡Hasta ahí podíamos llegar dirán ellos! Recuerdo una época, felizmente superada, donde era asiduo oyente de las tertulias políticas radiofónicas. Sobre un mismo tema, si escuchabas a los tertulianos de la SER las cuestiones eran planteadas, en sus coordenadas y soluciones, de una manera radicalmente contraria a los de la COPE. Esto parece ser que formaba parte de la disparidad de criterios que debe albergar una sociedad democrática. Así lo tenía asumido. Pero, mi gozo en un pozo. Empiezan a cambiarse tertulianos (entiendo que por legitimas mejoras económicas) de una emisora a otra y es sorprendente el cambio de tercio de los mismos. Poderoso caballero es don dinero. Esto te hace sentirte participe de un juego de manipulación informativa donde, lamentablemente, hasta los muñecos de un guiñol son más libres en el ejercicio de sus funciones. Escuchar los informativos mañaneros de Canal Sur Radio es un canto al optimismo impostado y, de manera programada, a que no hay que ser tan agoreros pues las cosas van poco a poco mejorando. No critico a los profesionales de ningún medio informativo pues entiendo que hoy todo está atado y bien atado en aras de intereses políticos y/o financieros. ¿Quién de nosotros saborea en la sociedad española actual el dulce y necesario sabor de la libertad? La sociedad civil ni está ni se le espera. Si se hiciera una encuesta en las calles de Andalucía, ¿cuantos andaluces conocen y sabrían explicar que son los ERE? Si la trasladamos a la hermosa Región Valenciana, ¿quienes entre los valencianos conocen en verdad la trama del “Caso Gürtel? Han logrado enmudecer hasta el ancestral canto de sirenas. Saben que por los mares de la ignorancia es por donde mejor navegan sus repletos barcos. “Andaluces –de la Administración- levantaos que llegan otros para ocupar vuestros confortables sillones”.
miércoles, 30 de marzo de 2011
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