lunes, 14 de diciembre de 2009

Cuestiones pasionales.

El pasado día 1 de este mes que pondrá el cierre definitivo al infausto 2009, celebramos los Hermanos de Pasión un emotivo Cabildo para dilucidar tres -como las Hijas de Elena.Aunque dijeran que ninguna era buena- cuestiones que volverán a conseguir que nuestra querida Hermandad de un pasito más -¿y van¿- hacia adelante bajo el mando del valiente timonel, Javier Criado Fernández. La Historia -en cualquiera de sus vertientes- la escriben los que arriesgan e intentan dar un paso hacia adelante. Se podrá estar o no de acuerdo con Javier Criado pero lo que resulta incuestionable es que lleva a dilucidar en Cabildos lo que se dice en los corrillos tertulianos cofrades. ¿Hay un dilema?, pues lo votamos, y a otra cosa mariposa. De esta forma solo podremos hablar en los bares sevillanos de cuando terminará el secuestro del Betis, o donde estará el techo de este Sevilla de relumbrón.

Se acordó que la Virgen de la Merced procesionara por las calles sevillanas acompañada de música fúnebre. Justa y necesaria para paliar tan profundo dolor y acorde con la belleza singular y sevillanísima de su mágico y esplendoroso entorno. Vean con detenimiento -una vez montado en Semana Santa en El Salvador- todos los detalles del paso de la Señora y quedarán gratamente sorprendidos. Es de las imágenes sevillanas que quedan oscurecidas por la grandeza de quien las antecede. Ella como buena Madre así lo entiende y no le duelen prendas en reconocer: "es que Pasión -aparte de ser mi amado hijo- es mucho Pasión".

Otro tema que se votó en el citado Cabildo fue lo de realizar Estación de Penitencia ante el riesgo de lluvia solo con la cruz alzada y sin nuestras imágenes. No tuvo color la votación. Por absosuta mayoría se acordó no salir. O con las imágenes o todos recluidos en el Vía Crucis interno por el Salvador. Como ya predijo nuestro añorado y recordado Cardenal (¡Dios mío como trata esta Ciudad a sus hijos más ilustres!) hoy este tema será de no pero no, dentro de poco será de no pero sí, y al cabo de los años será de sí pero sí. Tiempo al tiempo.

La cuestión que en principio se apuntaba como la más contravertida era la de incorporar de nuevo la figura del Cirineo al paso del Señor de Pasión. Se votó que de momento -y posiblemente por muchos años- es mejor dejarlo solo en el magnífico canasto de plata de Cayetano González. Yo sinceramente creo que así es como da su justa dimensión. Sólo con su pena de hombre abandonado por los suyos. Maltratado camina con su divina mansedumbre hacia una muerte cierta. Lo contemplamos en su Capilla o recorriendo pausadamente las calles de Sevilla y sentimos escalofríos al ver su sereno rostro de hombre que no puede -ni quiere- enfrentarse a su destino. No necesita al Cirineo pues su sola presencia se basta y sobra para llenar el espacio vital y sentimental que le rodea. Pasión y el Gran Poder tienen una cuestión fundamental en comun: ambos representan en todo su esplendoroso dolor al Hijo de Dios hecho Hombre. Pero siendo complementarios tienen una lectura bien diferente. El Señor de Sevilla transmite su dolor y hace suyo el de los/as que diariamente acuden a sus plantas buscando sosiego y consuelo. Duele mirarlo pues su cara nos dice: "¿como no voy a compartir tus penas y pesares si mira lo que han hecho conmigo?".

Pasión aporta serenidad a través de su tormento interior. Asume su condición de reo inocente, no desde el pasotismo del esclavo resignado, más bien sabiéndose participe de una historia que después de tanto sufrimiento tendrá un final feliz. Irradia la paz que se produce en alta mar cuando termina una larga y oscura noche de fuerte tormenta. ¿Pasión solo?. Nunca lo estará mientras que la fe y el aliento de los que lo contemplan -comtemplamos- se sientan -nos sintamos- participes de su pena. Sustraerle una lectura sentimental/espiritual a estas dos imágenes claves de nuestra Semana Mayor, y hacerla en clave de enfrentamientos artísticos, es aparte de insustancial un desconocimiento supino de lo que representan en nuestro tradicional entramado sevillano. Pasión es Pasión y el Gran Poder es el Gran Poder. Fueron concebidos por maestro y alumno -lo dos más grandes de la gubia, Martínez Montañés y Juan de Mesa-- para recordarnos de manera rotunda como se concibe en Sevilla la figura de Jesús Nazareno. Son la cima de una montaña donde se llega trepando con la cuerda de la fe, el sentimiento y la tradición. Cuando los contemplamos no lo hacemos sólo con nuestros ojos, sino unidos con los de aquellos que a lo largo de los siglos los miraron dentro de un ejercicio supremo y sublime de sevillanía. Nosotros pasaremos, otros ya pasaron y los que nos sucedan también lo harán, pero Ellos permanecerán de manera eterna dándonos un ejemplo de humano dolor y divino sacrificio. ¿Pasión solo?. Sola y llorosa está la Luna cuando se rompe el lazo eterno de amor de dos enamorados. Solo y triste está el sol cuando calienta inmisericorde sobre la terrible e injusta hambruna africana. Sola están las estrellas cuando su mágico polvo cae sobre los mortales sin que se dignen mirarlas siquiera. Sola está la pleamar cuando contempla los barcos pesqueros varados en los puertos. ¿Pasión solo?. Solo está el hombre que perdió su fe en manos del materialismo dialéctico y hoy no sabe donde la dejó ni como recuperarla. Seguramente cuando el Maestro imaginero de Alcalá la Real creó al Señor de Pasión lo hizo con una finalidad primordial: que ningún sevillano/a estuviera ya nunca solo en su andadura por la Ciudad de la Gracia.

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