Hace una semana que Juan Ignacio Zoido tomo el relevo de la Alcaldía sevillana. Comulgo con la consideración de que una gestión publica necesita cien días para poder analizarla al menos en su capitulo de intenciones. Arranca el partido de la era Zoido y debemos esperar al menos hasta el descanso para ver juego y resultado. El principio de austeridad se ha visto claramente plasmado en la composición del nuevo Equipo de Gobierno municipal (se ha pasado de las 21 Delegaciones existentes anteriormente a las 7 que se han configurado en la actualidad). Se ha encargado una Auditoria en profundidad –debía hacerse en todos los traspasos de gestión pública- para determinar el estado “real” de las cuentas. Los analistas de la “cosa municipal” coinciden que la “roncha” resultante será de considerables dimensiones. Realizar solo una parte de los proyectos que tiene Zoido en cartera, sin disponer de fondos, se me antoja algo bastante complicado. Ha existido, por parte de los antiguos “gestores”, un dispendio y una “alegría” inversora propiciatoria de que la Ciudad esté seriamente hipotecada en los próximos años. Esto es lo que hay y habrá que tirar de tesón y talento para reconducir los costosos años perdidos. El quitarle el rotulo de “su” calle a Pilar Bardem –todo se andará- debe considerarse como una cuestión menor y no debemos caer los sevillanos en posicionamientos revanchistas (el sectarismo, históricamente, vació las almas y llenó los cementerios). Eliminar de un plumazo el horrendo mobiliario urbano del Centro de la Ciudad debe hacerse con criterio y de manera razonada (no olvidemos que el costo de este engendro costó 395.000 euros). Hay muchos frentes donde acudir y hoy, en plena crisis y entrampados hasta las cejas, confundir lo accesorio con lo fundamental es una manera de suicidarse políticamente. Buscar apoyo constitucional leal y constructivo con la Junta de Andalucía y el Gobierno Central, amen de hacerlo también con el sector privado, se nos antoja como una cuestión rotundamente necesaria. Zoido cuenta con un respaldo popular inédito por estas latitudes (20 concejales son muchos miles de votos) como para perderse en batallitas ideológicas. Si el PP lo utiliza como ariete para conquistar la ansiada Junta de Andalucía, estará frustrando a una parte nada desdeñable de sus electores. Los mismos que lo han llevado al Gobierno de la Ciudad pueden en un futuro desalojarlo. Insisto, a nivel personal y visto lo visto, creo que Juan Ignacio Zoido puede desarrollar un excelente trabajo en la Ciudad. Del sitio que le de a la Oposición en los difíciles años de gestión que se nos avecinan, dependerá una parte nada desdeñable del éxito de su mandato municipal. De momento los piensa incorporar a los Consejos de Administración de las distintas Empresas Públicas. Esto es interesante y nos hace sentirnos moderamente optimistas. Cien días, ni uno más ni uno menos. No pidamos milagros que en política demasiadas veces se nos presentan como burdos juegos de magia. De momento toca arrimar el hombro cada uno desde su parcela. Esta Ciudad, única en el mundo, ha sido maltratada con excesiva frecuencia y sus posibilidades de remonte cada día son menores. Hay un tablón para asirnos y librarnos –librarla- del naufragio. Nunca se levantó una casa llorando sobre sus escombros. Lo dicho: Cien días, ni uno más ni uno menos.
viernes, 17 de junio de 2011
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