miércoles, 25 de julio de 2012

La Herencia envenenada



“Llevaba una ciudad dentro.
Y la perdió sin combate.
Y le perdieron”
- Rafael Alberti -

Dos palabras configuran el universo lingüístico-dialéctico de la España “juancarlista” en los últimos meses: Crisis y Herencia recibida. Lo curioso es que ambas son complementarias en el fondo y en la forma. La Crisis es la consecuencia de la Herencia recibida tras una gestión política-financiera basada en la especulación, la corrupción y el despilfarro. La Herencia recibida nace de una nefasta gestión anterior donde nadie, aunque sea parcialmente, quiere asumir sus responsabilidades. Funciona, una vez más, un dicho tan español como: “A mí que me registren”. Por tanto ambos conceptos van cogidos de la mano –la nuestra- camino del precipicio. Como quiera que nosotros no somos periodistas de la sección de Economía del “Washington Post”, sino más bien de la de cotilleo de “La Voz de la Alfalfa”, bajemos el balón al suelo y comentemos lo que nos coge más cercano. La Herencia recibida en la Casa Grande para, a la postre, gestionar a la Ciudad es absolutamente demoledora. Los anteriores “gestores”, a través de un gasto incontrolado, irracional y despilfarrador, han propiciado que las posibles inversiones en la Ciudad queden paralizadas en los próximos años. “Por sus “Setas” los conoceréis”. No han dejado ni para lejía para las limpiadoras. La Herencia política para quien hoy -entiendo que de manera muy digna y eficaz- está al frente de la Oposición es cualquier cosa menos placentera. Don Juan Espadas (nunca mejor dicho) tiene que lidiar una corrida donde otros le han impuesto los toros y la cuadrilla. Don Juan Ignacio Zoido se ha convertido en un activo muy importante del PP a nivel andaluz y, con grandes posibilidades de sustituir al amortizado señor Arenas. A pesar de haber transcurrido un año de gestión municipal, el balance es anodino y con escasa valoración ciudadana. Pero, eso si, todavía se percibe en la gente un cierto atisbo de esperanza “zoidista”. Lo que no es de recibo es que la Herencia recibida sea una permanente y recurrida excusa para paliar las propias carencias. Sevilla ya no puede permanecer más tiempo sumida en el Paro y la desesperanza. No nos sirve un Alcalde a tiempo parcial, ni tampoco un candidato a serlo –hoy encabezando la Oposición municipal- tapando de continuo las vergüenzas de su Partido (la gestión del “desaparecido en combate”). Los necesitamos a los dos trabajando por la Ciudad con los pocos recursos que se dispone. Cada medida capaces de concensuar será, a no dudarlo, beneficiosa para Sevilla. La teoría de “La navaja de Ockham” determina que: “Cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja”. Por cierto, esta teoría no la crearon los de la “Prima de riesgo” sino un fraile franciscano inglés llamado Guillermo de Ockham y nacido en 1280. A partir del próximo septiembre sabremos, con el paso de los días, si el PP gana un dirigente andaluz y nosotros perdemos a un posible buen Alcalde y, si don Juan Espadas termina de una vez de desenvainarla. El SOS sevillano ya lleva tiempo grabado en la frente del “Giraldillo”.

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