miércoles, 3 de abril de 2013

Yesterday




Siempre que vuelvo a escuchar el “Yesterday” de “The Beatles” me produce la misma grata impresión de cuando la escuché por primera vez.  A pesar de los años transcurridos lo recuerdo con absoluta nitidez. Fue en un disco pequeño de cuatro canciones que compré en “La Esquina del Hotel Madrid” (todavía afortunadamente lo conservo). Yo tenía un pequeño tocadiscos “Philips” que funcionaba a pilas y que aguantaba en sus justas revoluciones no más de cinco o seis canciones. Después empezaba a languidecer y todos terminaban cantando a ritmo lento. ¡Que tiempos aquellos!  Mi padre, criado en el Flamenco puro y duro, no podía comprender que un hijo suyo en el que tenía depositado muchas esperanzas jondas además de tener el pelo largo le gustara aquella música estridente. Pero a pesar de su ancestral primitivismo era una persona permisiva y comprendió que se podía tener melena y ser a la vez decente, educado y trabajador. También, evidentemente, que tampoco estaba reñido escuchar a “The Kings” y a “Porrinas de Badajoz”. Siempre me he mostrado contrario a que las opciones culturales –y las otras- tengan que ser necesariamente unidireccionales. Meter en un mismo saco de aficiones musicales a Mozart, Manolo Caracol, Elvis, Sinatra, Count Basie, Paco de Lucía, María Callas o The Beatles no solo es necesario sino que a mí me resulta totalmente imprescindible. Cada vez que vuelvo a escuchar el “Yesterday” me devuelve a una juventud llena de ilusiones y sueños por realizarse. ¿Pueden las canciones de nuestra vida tener un objetivo más noble que hacer que renazcan nuestras esperanzas?  Son retazos sentimentales que sustituyen la melancolía de los paraísos perdidos por la dicha de haber vivido intensamente.  Cuando tu salud es aceptable y la vida se ha portado bien contigo lo verdaderamente interesante siempre serán los años que nos queden por gastar.  Los ramalazos del “Yesterday” (el ayer) siempre será algo adherido a las paredes del alma en un tiempo sin tiempo ni medida.  Las canciones, las buenas canciones, siempre serán eternas si así lo determina nuestra memoria sentimental. Hoy, afortunadamente, se ha remasterizado todo el universo sonoro y ello nos permite escuchar y a la vez escucharnos en una permanente y eterna juventud.  Pero a que engañarnos: todos hemos conocido alguna vez a “viejos” de 25 años de edad y a “jóvenes” de 80.  Ni podemos elevar nuestra perdida juventud a los altares de la felicidad suprema ni tampoco condenarnos a nosotros mismos por el paso de los años. Fuimos, somos y seremos felices en función de las circunstancias y de nuestra propia determinación ante la vida.  Eso si, para que negarlo, el “Yesterday” de “The Beatles” como valor supremo de cuando traspasamos el “Kilómetro cero” de la felicidad.  Éramos insultantemente jóvenes y la música nos transportaba al paraíso soñado.  Escuchar “Yesterday” de nuevo siempre será un placer para los sentidos. 

1 comentario:

José Luis dijo...

No sólo es la cancion mas versionada,mas vendida o mas popular. Es además la cancion de nuestra vida, una sintonia de fe, donde volver cuando ansiamos encontrarnos a nosotros mismos tal y como eramos.
Saludos, Juan Luis.