Te reclama el alba con su lento y cansino despertar /
La mañana abre paso al transcurrir de un tiempo sin medida /
El rumor de las olas es tan lejano que parece de otro mundo /
La vida se mueve en círculos concéntricos a ritmo de Soleá /
Los días ya no los mides por minutos sino por momentos /
Ya huele a mosto nuevo y a viña vieja /
Al calor de la lumbre naces al amor y a la vida.
Y todo lo sostiene Noviembre.
Octubre fue el mes donde estrenaste orfandad absoluta /
Noviembre aquel donde empezaste a vivir por los que ya no pueden.
Llevas encima un pasaje donde prevalece la ida sobre la vuelta /
Los gañafones de la vida marcan sus surcos en tu alma adormecida /
Te reclaman y acudes más a misas de difuntos que a bautizos /
Los relojes de arena duermen el silencio nocturno de los desiertos /
Te agachas de continuo para esquivar las balas del desconsuelo /
¡Por fin!, aprendiste a distinguir las voces de los ecos /
Nunca sabrás quien pasó de quien: si Dios de ti o tú de Él.
Y todo lo sostiene Noviembre.
Cuando cumplir primaveras es ya tan solo una quimera /
Y la pasión un camuflaje de amoríos de pureta clandestino:
Ya no eres tú,
Sino tu alma reflejada en los espejos de los escaparates.
Ya no es tu voz,
Sino el susurro del eco de los ausentes.
Ya no meditas,
Sino que lo hace por ti las hojas vencidas por el viento.
Ya no rezas,
Sino que musitas oraciones pidiendo lo imposible.
Ya no esperas,
Sino que son los recuerdos del pasado los que te esperan a ti.
Ya no sueñas,
Sino que vives atrapado por la maraña de lo vivido.
Y todo, absolutamente todo, lo sostiene Noviembre.
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