Vas cumpliendo años y observas, desosegadamente, que llevas toda una vida ejerciendo de “reivindicativo sevillano permanente”. Has reivindicado y peleado con denuedo por conseguir cosas tan necesarias para vivir como: Libertad, Democracia, Justicia Social, Igualdad de Oportunidades, Civismo, Cultura para todos, Convivencia, Tolerancia, Honradez (sobre todo en los gestores) y que tu Ciudad no sea tratada por la clase política –de todas las épocas- con un ancestral y sempiterno menosprecio y también –lamentablemente- por un buen número de sevillanos. No hay manera. Puede que seas libre (¿) y que vivas en una “Democracia” (secuestrada eso si por los poderes financieros) pero todo lo demás queda configurado siempre como asignaturas pendientes. Es como si cada mañana tuvieras que poner de nuevo en marcha el reloj de las siempre reivindicaciones sin resolver. Ya cuando tu cabeza la blanquea las nieves del Kilimanjaro es legítimo que te preguntes: ¿Cuándo podré definitivamente quitarme las pinturas de guerra de la cara? ¿Habrá que esperar a tener los brazos en cruz y que la gente te mire a través de una mampara de cristal? Personalmente no tengo reparos en reconocer que uno anda ya algo cansado de tanta pelea inútil. Buscas cívicamente con un papelito en la mano una papelera que no esté rota para depositarlo; mientras, otros tiran a la calle –junto a los periscopios de la fracasada y costosa recogida hidráulica de basura- muebles viejos, escombros y electrodomésticos en desuso sin cortarse un pelo. Te bates el cobre en defensa de tu Ciudad para que recupere su dignidad y su antiguo esplendor, y te tachan de cultureta de tres al cuarto. Se fue de la Alcaldía el “Innombrable” y llegó un político –respaldado por una mayoría absoluta, ¡20 concejales!- al que lo que los sevillanos conocen como “er Zoido”. Hasta ahora ha conseguido demostrarnos –prioritariamente- en cuantos actos se pueden estar a la vez en un solo día (el numerito fluvial portando la copa Davis por el Guadalquivir es de los que hacen época). Sevilla no avanza y con la “modernidad” le han nacido dos nuevos inquilinos para su Santoral: San Vandalismo y Santa Desidia. Ya hace tiempo que pasaron los famosos cien días y esto no tiene pinta de enmendarse. Posiblemente, cuando don Javier Arenas consiga la anhelada Presidencia de la Junta, Sevilla recupere a su Alcalde. Si cruzamos el Puente nos daremos cuenta que Triana ha sido una vez más ninguneada en sus justas reivindicaciones. El Notario Mayor de Triana, Ángel Vela, ha sido el primero (quien si no) en denunciar una nueva “Operación Camelo” con el Arrabal. Sinceramente, ya estamos cansados de tantas promesas incumplidas y de tanta “ojaneta”. Llamemos al pan pan y al vino…manzanilla. Sevilla está de pena y, Triana está peor que Sevilla. No somos gladiadores insensibles al desaliento. Tampoco “practicantes” del morboso ejercicio del masoquismo. Somos sevillanos y/o trianeros roncos de cantar por Tonás para los oidos sordos de los “nuevos señoritos” del cortijo sevillano. ¿Hasta cuando resistiremos?
lunes, 23 de enero de 2012
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