Para nuestro entorno más cercano -Sevilla y Andalucía- los datos del Paro que nos proporciona la EPA (Encuesta de Población Activa) son absolutamente demoledores: 261.400 parados en nuestra Provincia y 1.248.500 en la Región (bonita palabra hoy olvidada por otras de carácter administrativo-político: Comunidad Autónoma). Aunque los políticos y sociólogos siempre nos hablan del Paro, los ciudadanos de a pie debemos siempre decir los parados. El Paro es una cifra estadística que proporciona titulares a los medios de comunicación y manutención a los tertulianos de la radio; los parados son miles y miles de dramas personales y familiares. No pocos se sienten solos y abandonados a su –mala- suerte. Es lo mismo pero no es lo mismo. Vivimos, lamentablemente, en una Sociedad donde predominan los continentes en detrimento de los contenidos. Cada parado es una historia personal bruscamente interrumpida que, en no pocas ocasiones, lleva aparejada un drama colectivo (familiar). Un joven (o una “jovana”) que ha terminado con excelentes resultados su formación, ve como se plasma su problemática en dos variantes: la suya propia que, después de sacrificarse estudiando, termina planteándose el “exilio” profesional, y la de sus padres, que observan desesperanzados como sus responsables desvelos les han sido sustraídos por los políticos. O bien una familia con todos sus miembros parados y con las prestaciones sociales agotadas. O un matrimonio joven con un crío de muy pocos años metido –sin saber como salir- en los injustos laberintos hipotecarios. Tantos y tantos casos como parados existen. Mis ancestros familiares padecieron en sus carnes la durísima posguerra in-Civil. Al igual que muchos, muchísimos, españoles salieron a flote –y nos criaron- a base de sacrificio, esfuerzo y solidaridad. Hoy, es una vez más la familia, quien de verdad está ayudando a superar esta Crisis. La misma en la que nos han metido políticos corruptos y los crápulas de las finanzas. Todo es hoy una gran farsa representada en el Gran Teatro del Mundo. La Globalización al poder. Los políticos sacan de sus chisteras los conejos muertos. Los banqueros manchan nuestro dinero con la patina de la ignominia y la avaricia. Los marxistas estudian y debaten el Nuevo Testamento. Los sacerdotes predican en las vacías iglesias los textos de Marx y Engels. Los socialistas preguntan por las desiertas praderas si han visto pasar a una dama llamada Socialdemocracia. Los conservadores tiran al blanco (y al negro) en fantasmales barracones de Ferias. Caritas (la Iglesia de verdad) da ropa y comida. IU (los comunistas de mentira) da falsos lemas y desfasadas consignas. Japoneses cantando la Soleá de Triana. Trianeros comiendo “rollitos de primavera” en restaurantes nipones. Los Mayas dicen que esto se va a la mierda. No hace falta que se acabe el mundo. Ya se nos terminó cuando sacamos los pequeños ahorrillos que teníamos debajo de una loseta y se los llevamos a un banco. “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”, se nos dijo. Seguro que cuando se pronunció esta lapidaria frase aún no existían ni los políticos ni los banqueros. Todavía no los habíamos engendrado con nuestra desidia.
lunes, 30 de enero de 2012
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