Con el Papa Francisco, a los creyentes comprometidos, nos ha llegado la
hora de sentirnos participes de un mensaje evangélico que llama a las cosas por
su nombre. Este argentino que se declara hincha del San Lorenzo de Almagro ha
traído a la Iglesia
un aire fresco y renovado que solo se consigue abriendo las ventanas de par en
par. Ha intervenido de manera rotunda en la denuncia de los casos de pederastia
que tan canallescamente se han producido en el seno de la Iglesia.
Bien es verdad que un miserable pederasta se puede dar
en cualquier ámbito de la Sociedad. Aquí
lo grave es la manera tan perversa como algunas altas instancias de la Iglesia los han protegidos
y encubiertos. El Papa Francisco ha dicho en este espinoso tema: “Hasta aquí
hemos llegado y desde ahora tolerancia cero”. En el terreno político fue un
mediador fundamental entre EEUU y Cuba para que ambos países reanudasen
relaciones. El embargo que ha sufrido el
pueblo cubano durante más de medio siglo era, aparte de tremendamente injusto,
una auténtica barbaridad. Ahora las cosas, poco a poco, se podrán ir
normalizando y es más que previsible que el férreo sistema político cubano se
vaya abriendo hacia una verdadera Democracia. Los andaluces tenemos muchas cosas
en común con los cubanos y los cubanos también las tienen con nosotros. Una
tierra con playas paradisíacas; los médicos mejor formados del mundo; mujeres
tan hermosas; grandes músicos; excelentes puros y el mejor ron del mundo no
puede ni debe ser bloqueada por nada ni por nadie. Pero ahí estaba el Papa
Francisco para mediar entre ambas partes. ¿No era eso y no las cuentas
financieras del Vaticano lo que nos predicó el Mesías? Bien cierto es que los sectores más reaccionarios
de la Iglesia
estarán deseando que el “Argentino” se vaya. Su mensaje cala en la gente y él
sabe que teclas del piano de la vida tiene que tocar. El mundo está como está
no por culpa de Dios sino por la usura y la avaricia de algunos hombres
(mujeres en verdad afortunadamente hay menos). El Papa Francisco ha llegado
para quedarse y traernos ilusiones renovadas a muchos creyentes que cada día se
plantean –nos planteamos- si merece la pena seguir siéndolo. No era tan
difícil, se trataba en definitiva de predicar y dar trigo.
Juan Luis Franco – Lunes Día 6 de Abril del 2015
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