Tiempo sin horas ni medida
tiempo pasado y consumido,
paloma que voló en ancho cielo
buscando la libertad de los
mares.
Un minutero que avanza lentamente
cruzando el día y la noche
plateada,
puerta hoy cerrada a cal y canto
de un jardín con flores ya
marchitas.
La caricia del viento en la
mejilla
es tan solo un soplo de
melancolía,
un murmullo del viento que te
trae
el eco del ayer y una vana
promesa.
Hijos del desosiego y de la rabia
enredados en noche de luna llena,
los hijos del rock andaluz dormidos
en la cuna de Beethoven y de
Mozart.
Tiempo consumido y ya gastado.
Como la falsa moneda que de mano
en mano va y ninguno se la queda.
Juan Luis Franco – Miércoles Día 15 de Abril del 2015
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