Me encuentro días pasados a un amigo en una repleta -de gente y vida- Plaza de la Alfalfa y me comenta: ….”oye no te parece que está siendo una Cuaresma algo rara y triste ¿verdad?. Será por la dichosa crisis”. Puede ser. Es un período cuaresmal atípico, pues a pesar de no faltar ninguno de sus ingredientes, es decir: excelente tiempo, enormes ganas de cofradías y gran ambiente de calle, algo se palpa en el ambiente que determina que no acabe de cuajar en todo su esplendor. ¿Es la crisis que nos golpea desde todos los frentes?. ¿Es la desazón de comprobar que los responsables de solucionarla –los políticos- siguen malgastando tiempo y fuerzas en discusiones bizantinas?. O quizás comprobar como cada día la prensa, nos proporciona una nueva ración de corrupción de delincuentes políticos de todo signo y condición. Especuladores y saqueadores de los escasos y mal repartidos bienes públicos, y que a la postre la gente sabe que se irán de rositas y con el saco lleno. Son muchas cuestiones que inevitablemente llevan a la desesperanza y al pesimismo. Cuando ya las necesidades mas perentorias empiezan a faltar en el seno de muchas familias, hablar de azahar, cornetas y tambores, papeletas de sitio, ensayos y preámbulos del gozo se nos antoja cuando menos accesorio y complementario. Es hora de sacar a relucir nuestro compromiso cristiano –si de verdad lo tenemos- y demostrar que debajo de un antifaz de penitencia palpita un corazón solidario y bondadoso.
Admirable, absolutamente admirable, el enorme trabajo de solidaridad que está desarrollando Cáritas. Se muestran como los auténticos abanderados en aras de buscar soluciones inmediatas a problemas de supervivencia que no admiten demoras ni paños calientes. Cualquier colaboración que podamos ofrecerles bien desde las Hermandades como instituciones religiosas o nosotros a título individual, será fundamental para que puedan desarrollar y engrandecer tan noble tarea. Dar trigo y luego predicar, que por ahí andan los que miran a los ojos del Redentor sin tener que bajar luego la cabeza. No esperemos fórmulas mágicas contra la Crisis, ni soluciones a corto plazo desde las altas esferas políticas o financieras. Ahora andan más precocupados en averiguar el motivo de la mengua de sus beneficios que en los estragos que su nefasta gestión ha provocado.
De todas formas estoy convencido que si algo quedará en los anales de la Historia de esta singular Cuaresma, será el vil asesinato –y las consecuencias que todavía arrastra- de la joven sevillana Marta del Castillo. Ante el canallesco comportamiento de sus asesinos, la ciudadania permanece perpleja y asiste estupefacta a una catarata de acontecimientos que parecen no tener fín. Estas alimañas han vuelto a cambiar sus declaraciones –y ya van tres veces- hurgando inmisericordes en las profundas heridas de una familia y una Ciudad que no dá crédito a tanta maldad.
Es ya un clamor unánime que hay que reformar nuestra Constitución para que esta pandilla de desalmados no se vayan de rositas. Aquí hace demasiado tiempo que lo justo y lo legal discurren por caminos separados. Ya no cuela -ni se cree nadie- el discurso de algunos jueces y políticos qu están intentando convencer al personal que las leyes en un Estado de Derecho con como los Diez Mandamientos de las tablas de Moisés. En Democracia –asi con mayuscula y sin complejos- se eligen a nuestros representantes políticos para que legislen (cambiando leyes obsoletas o creando otras de nuevo cuño). Ya está bien de considerar al Pueblo menor de edad y llenándoles las casas de gatos, mientras las liebres sólo están en las mesas de los cazadores furtivos. Ahí va un extracto del artículo de Carlos Calón “La Ciudad y los Días” publicado el pasado viernes. Lo asumo en su integridad y termina así:
“ Tener por más democrático un sistema tan garantista que roza la impunidad, confundir la represión del delito y su castigo con el totalitarismo franquista o tratar por igual (con las mismas posibilidades de reinserción y beneficios penales) todos los crímenes, son males españoles que deben corregirse. Canadá, Holanda, Reino Unido, Francia, Italia o Austria contemplan la cadena perpetua. ¿Sólo para la ampliación de la ley del aborto sirven de ejemplo estas democracias, más maduras que la nuestra, a quienes se tienen por humanitarios y progresistas al precio del dolor, la humillación y la tortura de los inocentes?.”
Pues eso. Toca la Cuaresma, la triste y dolorosa Cuaresma sin Marta del Castillo.
Admirable, absolutamente admirable, el enorme trabajo de solidaridad que está desarrollando Cáritas. Se muestran como los auténticos abanderados en aras de buscar soluciones inmediatas a problemas de supervivencia que no admiten demoras ni paños calientes. Cualquier colaboración que podamos ofrecerles bien desde las Hermandades como instituciones religiosas o nosotros a título individual, será fundamental para que puedan desarrollar y engrandecer tan noble tarea. Dar trigo y luego predicar, que por ahí andan los que miran a los ojos del Redentor sin tener que bajar luego la cabeza. No esperemos fórmulas mágicas contra la Crisis, ni soluciones a corto plazo desde las altas esferas políticas o financieras. Ahora andan más precocupados en averiguar el motivo de la mengua de sus beneficios que en los estragos que su nefasta gestión ha provocado.
De todas formas estoy convencido que si algo quedará en los anales de la Historia de esta singular Cuaresma, será el vil asesinato –y las consecuencias que todavía arrastra- de la joven sevillana Marta del Castillo. Ante el canallesco comportamiento de sus asesinos, la ciudadania permanece perpleja y asiste estupefacta a una catarata de acontecimientos que parecen no tener fín. Estas alimañas han vuelto a cambiar sus declaraciones –y ya van tres veces- hurgando inmisericordes en las profundas heridas de una familia y una Ciudad que no dá crédito a tanta maldad.
Es ya un clamor unánime que hay que reformar nuestra Constitución para que esta pandilla de desalmados no se vayan de rositas. Aquí hace demasiado tiempo que lo justo y lo legal discurren por caminos separados. Ya no cuela -ni se cree nadie- el discurso de algunos jueces y políticos qu están intentando convencer al personal que las leyes en un Estado de Derecho con como los Diez Mandamientos de las tablas de Moisés. En Democracia –asi con mayuscula y sin complejos- se eligen a nuestros representantes políticos para que legislen (cambiando leyes obsoletas o creando otras de nuevo cuño). Ya está bien de considerar al Pueblo menor de edad y llenándoles las casas de gatos, mientras las liebres sólo están en las mesas de los cazadores furtivos. Ahí va un extracto del artículo de Carlos Calón “La Ciudad y los Días” publicado el pasado viernes. Lo asumo en su integridad y termina así:
“ Tener por más democrático un sistema tan garantista que roza la impunidad, confundir la represión del delito y su castigo con el totalitarismo franquista o tratar por igual (con las mismas posibilidades de reinserción y beneficios penales) todos los crímenes, son males españoles que deben corregirse. Canadá, Holanda, Reino Unido, Francia, Italia o Austria contemplan la cadena perpetua. ¿Sólo para la ampliación de la ley del aborto sirven de ejemplo estas democracias, más maduras que la nuestra, a quienes se tienen por humanitarios y progresistas al precio del dolor, la humillación y la tortura de los inocentes?.”
Pues eso. Toca la Cuaresma, la triste y dolorosa Cuaresma sin Marta del Castillo.
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