miércoles, 11 de marzo de 2009

Las Damas de la Música.

No puedo decir –en mi caso personal- que el baúl que nos acompaña en nuestros navegar por los mares de la vida y los sueños haya estado falto de grandes aficiones. Mención aparte dejaré al Flamenco y a los Toros que mas que afición han sido la jugosa pasión que heredé de mi padre. Ante un buen tercio por Soleá de Alcalá o una ligazón de muleta toreando al natural, mi alma se emociona y es tan feliz como un niño en vísperas de Reyes. Sólo encontraría parangón en las pocas -pero sonadas- alegrías que me ha dado el Betis de mis entretelas. Soy –parodójicamente- un bético cuyos grandes amigos son casi todos sevillistas. Podría citaros a algunos de mucho peso en el mundo cultural y vivencial de Sevilla pero dejémoslos felices abrillantando sus Copas. Nadie es perfecto y además yo no quiero amigos perfectos, sino leales, complices y bondadosos. Como decía Machado ……”en el buen sentido de la palabra bueno”. Por ahí cimentamos nuestra andadura terrenal. Intentando ser buena gente.

Mis grandes inquietudes culturales-sentimentales me las ha cubierto la lectura (nada me es ajeno. Lo mismo leo poesía, novela, ensayo, teatro, historia o un folleto de Alcampo). Tambien el Cine me proporciona grandísimas satisfacciones y como no: la Música. Un día me preguntó solemne un amigo que si no tuviera mas remedio que elegir, que preferiría perder si el oido o la vista (¡tiene coj…la preguntita!). Sin dudar la vista. Aprendería el sistema Braille de los invidentes (La Niña de la Puebla que además de una extrordinaria cantaora era ciega, poseía una amplisíma biblioteca y era una lectora insaciable. Tenía una gran cultura esta Señora del Cante).

Sería para mí excesivamente penoso terminar mis días sin el arrullo y el calor de la música. Variopinta y diversa es mi amplitud de inquietudes en este campo. Jazz, Flamenco, Clásica, Copla, Bolero, Soul, Blues….. se esparcen en cientos de cds por todos los rincones de mi casa. No puedo negar que tengo mis iconos, los cuales no solo permanecen con los años sino que además se acrecientan con los mismos. Entre la parte masculina (a los que dedicaré otro Toma de Horas) estan: Manuel Vallejo y Manolo Caracol. Machín y Serrat. Frank Sinatra y Elvis Presley. Los Beatles y el Dúo Dinámico. Pero como ya digo hoy toca hablar de las féminas. Mis dulces y amadas Damas de la Música.


Este cuarteto de Alejandría lo configuran la Niña de los Peines, Maria Callas, Ella Fitzgerald y Rocío Jurado. Todos únicas en su grandiosidad y con un denominador común: el género al que pertenecieron nunca fueron lo mismo desde el día que nos dejaron. Quedamos huérfanos de su magisterio de canto y vida. Nos legaron –eso sí- para la posteridad una extensa y rica discografía donde poder rendirles pleitesía -una y mil veces- en cualquier momento del día y de la noche. ¡Que hermosura que con tan solo pulsando una tecla que dice “play” tengamos la suerte de que vuelvan a emocionarnos!.






Lo haremos cuando Pastora nos cante por Peteneras o los Tangos del Gurugú. Cuando la Callas nos borde en su prodigiosa garganta un aria de Puccini, Verdi o Bizet. Cuando la Reina del Jazz nos cante “Taht old black magic” o el mágico “Dream a little dream of me”. Nos cegaremos con la luz de Chipiona y beberemos a pequeños sorbos el dulce moscatel de la más grande cuando nos cante “Como una ola” o ese clavel, un rojo clavel, que siempre explota de belleza por Primavera.


Gracias “mis” Damas de la Música. No concibo la vida sin vosotras. Me habéis susurrado vuestro discurso sentimental de amor y arte en los buenos y malos momentos. Siempre encontré en vosotras una aliada fiel e insorbonable. Os escuché en los aparatos mas diversos. En antiguos tocadiscos. En equipos de música siempre cambiado por uno de superior técnica. Hoy os escucho desde el ordenador, donde siempre me acompañais mientras emborrono folios y desparramo ideas y sentimiento como la lluvia del Otoño. En vuestra música quedó prendida por los siglos mi alma de bohemio y soñador. Empezó con vosotras –Señora mías- una luna de miel que arrancó en mi juventud y que permanecerá firme y fiel hasta mi último suspiro.

Sí, sé lo que vais a decirme, de verdad que lo sé y os comprendo. Que aparte de la que me díó el ser y de mis hijas, sangre de mi sangre y carne de mis carnes, existe una Dama de la que estais celosa. De verdad que no tenéis motivos. Ella ya sabeis que para mí está antes que ninguna. Es algo muy especial. Pero debéis llevarlo con paciencia. No lo puedo evitar. Ella siempre será mi primera Dama para siempre. Comprenderme Ella me conoció antes que vosotras, hasta asistió sonriente a mi bautizo desde la corta distancia. Luego me vió crecer y hacerme hombre. La acompañe desde niño por las calles de Sevilla pisando lágrimas de cera. Es una candela que da calor pero que nunca quema. Es una rosa de azul y plata. Siempre me comprendió y supo disculparme en una época que me “desmarqué” de su lado. Así que por favor no molestaros. Lo reconozco y lo admito. Espero que me comprendáis si afirmo rotundo que mi primera Dama sentimental siempre será : la Candelaria.

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