lunes, 30 de marzo de 2009

Salvador Gavira.

Mi padrino, al que le debo lo más noble y sevillano que pueda haber en mí decía: …” me gustaría que cuando venga a mi encuentro la triste y sombría Dama de la Guadaña pusieran en mi epitafio que: aguanté el tirón hasta aquí gracias a mi Fé, mis Amigos y mi afición a la Lectura”. Con el paso de los años he llegado a la conclusión que este viejo y querido sabio no estaba exento de razón. Suscribo plenamente su despedida y cierre para con el País de los Vivos (algunos por listillos mas vivos que otros. Otros viven en un estado de letargo permanente y nunca se enteran de nada en beneficio de los primeros. Existe la noche porque existe el día y al revés).

Cada momento vivencial en que voy agotando lo que un amigo llama…”la zurrapa de nuestra existencia”, valoro en su justa dimensión el valor de la amistad y la busqueda espiritual de quien anida en nuestro interior. Nuestra vida sentimental, familiar y profesional está llena de avatares. En todas partes cuecen habas que diría el refrán. En nuestro navegar por los mares de los sueños y de la vida, sufrimos pequeños o grandes naufragios que se nos marcan en nuestra piel como los tatuajes de los marineros. Siempre, absolutamente siempre, confiamos (hablo de los creyentes) en que la tabla de salvación sea el peso de nuestra Fé y la noble ayuda de algun amigo. La vida te concede -con sus luces y sombras- tu nucleo familiar para siempre, pero tú decides quienes son tus amigos y quienes deben dejar de serlo. En esa capacidad de elegir, y en tomar libremente la vereda afectiva en nuestra andadura terrenal, está el enorme y gratificante valor de la amistad.


He sido afortunado y tengo grandes amigos con los que compartir días de vino, rosa y espina. Penas y alegrías, que de todo encontraremos en la Viña del Señor. Compartimos creencias, aficiones, sentires y somos cómplices insobornables de nuestra cuota de mayor intimidad. Pocos son los elegidos, pues quien crea que tiene muchos y buenos amigos vive en el limbo. Basta pasar una mala racha (si es económica ni les cuento) para comprobar que eran bastantes menos de los que uno pensaba. Ya toca hablar de Salvador Gavira. Persona entrañable y que forma parte de mi entramado sentimental de grandes amigos. Amistad reciente en años, pero firme como las columnas de la Alameda. Nos conocimos en un espacio sentimental compartido -la Semana Santa sevillana– y de inmediato llegamos a la conclusión que nuestros sentires y conceptos eran de una gran afinidad. Le ha restado mucho tiempo a su familia para ilustrarnos sobre aconteceres y detalles semana-santeros que a la postre nos enriquecen cultural y espiritualmente. Peleó contra viento y marea para sacar a flote una web cofrade y sevillana (www.larevistacofrade.com). Buscaba con ahínco que fuera independiente, rigurosa y objetiva. Tambien lo ví enfrentarse a las ondas radiofónicas en Radio Giralda en su programa Tiempo de Pasión, con una destreza impropia de alguien que se estrenaba en este mágico mundo. Al final está plenamente legitimado para decir….”yo no mande mis sentires cofrades y sevillanos para luchar contra los elementos”. Hermano de la Trinidad y del Gran Poder, muestra con su actitud y comportamiento un permanente ejercicio de gran sevillanía y de hombre de Fé comprometido con la época que le ha tocado vivir. . Corren malos tiempos para los espiritus libres en una Sociedad marcada por lo “políticamente correcto”. Luego todavía a estas alturas hay quien no comprende nada y se pregunta….¿que hemos hecho tan mal para merecernos esta situación de crisis galopante?.

Salvador Gavira atesora las tres T que hacen grande al ser humano. A saber: Tesón, Temple y Talento. Amigo hasta la saciedad de sus amigos. Sevillano converso y confeso hasta la médula. Utiliza la verdadera conjura de la buena amistad. Es decir aquella que establece que….”un buen amigo es aquel que te critica (por tu bien) en tu cara y te defiende a tus espaldas”. ¿Cuántos hay con esa denominación de origen ¿.

Resumiendo: guerra sin cuartel a la “ojana” que hoy tanto impera y gloria eterna a los que con su amistad y su verdad hacen que nuestro caminar por esta injusta Tierra sea algo más placentera.

Gracias infinitas por su amistad señor Gavira. Aquí estamos para lo que guste mandar amigo Salva. Toca aguantar, que seguro que su Esperanza Trinitaria posibilitará tiempos mejores para todos.

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