Si existe un Mandamiento que los seres humanos se han pasado por las entrepiernas a lo largo y ancho de la Historia ha sido precisamente el de ..”no matarás”. Ya lo creo que han matado, matan y matarán, y además de todas las formas y maneras posibles. Lo mismo dá que haya sido en la vieja Europa, que en EEUU, no digamos en América del Sur, Oceanía o África (donde en la actualidad se están cometiendo las mayores atrocidades jamás conocidas sin que la Izquierda se entere y lo que es peor quiera enterarse). La Historia de la Humanidad es, y lamentablemente será, un enorme Cementerio donde enterrar nuestros muertos y nuestras vergüenzas. El fundamentalismo politico, social o religioso ha provocado –y sigue provocando- millones de muertos, cuyo único delito fue ser distinto a los clichés establecidos por los verdugos de la sin razón o discrepar de la línea férrea y dictatorial emanadas de los burós políticos correspondientes. Dictadores de todo signo que arropados por miles de fanáticos destruyen la vida y el alma de las personas amantes de la libertad. Lo lamentable es que luego la Historia solo juzga a los dictadores y se van de rositas estos ejércitos de sombra y muerte. Siempre dirán…”fuimos vilmente engañados”….”como ibamos a saber lo que estaba pasando en los distintos campos de concentración”…….”nosotros también eramos victimas del sistema(¿)”. En fin nada nuevo bajo el sol. La triste e inútil capacidad de los seres humanos para descargar sus culpas personales en los demás.
Matar significa acabar con una vida. Por tanto no nos andemos con paños calientes. Abortar es poner fin de manera consciente a un futuro de vida humana. Le estamos negando a alguien la posibilidad de formar parte de la vida al negarle el que pueda nacer. La izquierda que cada día tiene mas dificultades en conectar con los trabajadores (que es donde se supone debía dirigirse su acción política) se dedica a entretenerse –y entreternos- matando moscas con el rabo (aunque aquí desgraciadamente no son precisamente moscas sino fetos lo que se vá a matar).
En este sufrido país nuestro –con la que está cayendo y la que va a caer- los debates constructivos siempre son polémicas virulentas y los diálogos se transforman en ruidosas e inútiles discusiones donde a voz en grito siempre se argumenta…”y vosotros más”. Lo lamentable y paradógico es que quieren “vendernos la moto” de que es incompatible ser de izquierdas y poder ser creyente y por ende estar en contra del aborto. Absolutamente recomendable el excelente artículo de Carlos Colón (La Ciudad y los Días) en el Diario de Sevilla el pasado jueves 12 de marzo. En el mismo demostraba como uno de los iconos de la izquierda italiana como fue el poeta y cineasta Pier Paolo Pasolini, era contrario al aborto y argumentaba algunos de sus razonamientos.
Si admitimos que el aborto es un derecho tendremos que negar que la concepción sea un acto responsable y asumido por ambas partes. . Los derechos tienen sentido cuando caminan armoniosamente de la mano de los deberes. Bien está -yo no tengo reparos en asumirlo- que pueda haber casos específicos donde entendamos que el aborto sea un mal menos. Son aquello donde hay grave riesgo para la vida de la madre o el feto. Un malformación que alterará seriamente la vida de todo el entorno familiar. O un embarazo producto de una brutal agresión sexual.
Pero con la ligereza que una Ministra programa “avances” en este sentido, es cuando menos alarmante. Se pretende que menores con dieciséis años puedan abortar sin permiso paterno. Es decir: es mas que previsible que los padres no lleguen ni a enterarse de que su hija estuvo embarazada (algo haría mal para quedarse¿no creen?) y no tenga posibilidad de intervenir a nivel educativo. Luego tienen la desfachatez cuando se les viene el chiringuito encima, de culpar a los padres y a la Sociedad en su conjunto de todos los serios y graves problemas que afectan a nuestra juventud.
Quieren equiparar el aborto a un sistema anticonceptivo más. Ya instauraron la píldora del día después. Ahora siguen avanzando hacia una Sociedad “libre” de ataduras morales y religiosas donde cada mujer (o niña) puede elegir libremente que hacer con su cuerpo. Están maleando seriamente a la juventud y llevandola a callejones sin salidas (donde cada día se demuestra, en cualquier parte del mundo, los horrores que son capaces de llevar a cabo algunos jóvenes “inadaptados”). Al final son maniobras de distracción para no asumir un fracaso total en unas políticas de izquierdas que hace tiempo perdieron el rumbo social en aras de la “cultura del pelotazo”, a la que no saben como frenar social y políticamente.
Intentemos ser justos y objetivos, tampoco me parece de recibo que en pleno siglo XXI, la Iglesia a nivel oficial se siga empecinando en negar el valor de una sana educación sexual y el eficaz uso de los anticonceptivos (incluso negar el uso de preservativos en zonas de África donde los niños mueren a millares famélicos y llenos de moscas, me parece que está a mil años luz de la Doctrina del Mesías). ¿A eso podemos llamar Caridad Cristiana?.
Otro error garrafal es mezclar en un mismo concepto aborto con eutanasia. Últimamente se ha dado un caso en Italia con una joven que llevaba dicesiete años en un coma profundo e irreversible y que la razón y la misericordia le clamaban a voces a la medicina que pusiera fin a esta situación.
Huyamos, por el bien de todos, de los fundamentalismos, el esquematismo y los sectarios de todo cuño. Debatamos todas estas cuestiones libremente y sin complejos. Cada uno desde sus posicionamientos ideológicos, morales o espirituales, pero no entremos en la demogogia de algunos”políticos” que ocupan sus bien remunerados cargos para distraer al personal. Somos –o deberíamos ser—cristianos comprometidos con nuestra Sociedad- y ante cualquier “avance” en la Ley del Aborto debemos mostrar nuestro frontal rechazo. Conozco algunos casos de mujeres que abortaron, y que a la postre reconocen en privado que más que ejercer un derecho, lo que el aborto significó para ellas fue un verdadero trauma psicológico y sentimental. Ante el lema feminista de “nosotras parimos, nosotras decidimos” debemos anteponer nuestro sentido de la dialéctica y la razón. No podemos –ni es conveniente que lo hagamos- intentar volver a los tenebrosos y crueles tiempos de la Santa Inquisición. Tenemos la fuerza de la razón como para que de nuevo prevalezca la razón de la fuerza.
Matar significa acabar con una vida. Por tanto no nos andemos con paños calientes. Abortar es poner fin de manera consciente a un futuro de vida humana. Le estamos negando a alguien la posibilidad de formar parte de la vida al negarle el que pueda nacer. La izquierda que cada día tiene mas dificultades en conectar con los trabajadores (que es donde se supone debía dirigirse su acción política) se dedica a entretenerse –y entreternos- matando moscas con el rabo (aunque aquí desgraciadamente no son precisamente moscas sino fetos lo que se vá a matar).
En este sufrido país nuestro –con la que está cayendo y la que va a caer- los debates constructivos siempre son polémicas virulentas y los diálogos se transforman en ruidosas e inútiles discusiones donde a voz en grito siempre se argumenta…”y vosotros más”. Lo lamentable y paradógico es que quieren “vendernos la moto” de que es incompatible ser de izquierdas y poder ser creyente y por ende estar en contra del aborto. Absolutamente recomendable el excelente artículo de Carlos Colón (La Ciudad y los Días) en el Diario de Sevilla el pasado jueves 12 de marzo. En el mismo demostraba como uno de los iconos de la izquierda italiana como fue el poeta y cineasta Pier Paolo Pasolini, era contrario al aborto y argumentaba algunos de sus razonamientos.
Si admitimos que el aborto es un derecho tendremos que negar que la concepción sea un acto responsable y asumido por ambas partes. . Los derechos tienen sentido cuando caminan armoniosamente de la mano de los deberes. Bien está -yo no tengo reparos en asumirlo- que pueda haber casos específicos donde entendamos que el aborto sea un mal menos. Son aquello donde hay grave riesgo para la vida de la madre o el feto. Un malformación que alterará seriamente la vida de todo el entorno familiar. O un embarazo producto de una brutal agresión sexual.
Pero con la ligereza que una Ministra programa “avances” en este sentido, es cuando menos alarmante. Se pretende que menores con dieciséis años puedan abortar sin permiso paterno. Es decir: es mas que previsible que los padres no lleguen ni a enterarse de que su hija estuvo embarazada (algo haría mal para quedarse¿no creen?) y no tenga posibilidad de intervenir a nivel educativo. Luego tienen la desfachatez cuando se les viene el chiringuito encima, de culpar a los padres y a la Sociedad en su conjunto de todos los serios y graves problemas que afectan a nuestra juventud.
Quieren equiparar el aborto a un sistema anticonceptivo más. Ya instauraron la píldora del día después. Ahora siguen avanzando hacia una Sociedad “libre” de ataduras morales y religiosas donde cada mujer (o niña) puede elegir libremente que hacer con su cuerpo. Están maleando seriamente a la juventud y llevandola a callejones sin salidas (donde cada día se demuestra, en cualquier parte del mundo, los horrores que son capaces de llevar a cabo algunos jóvenes “inadaptados”). Al final son maniobras de distracción para no asumir un fracaso total en unas políticas de izquierdas que hace tiempo perdieron el rumbo social en aras de la “cultura del pelotazo”, a la que no saben como frenar social y políticamente.
Intentemos ser justos y objetivos, tampoco me parece de recibo que en pleno siglo XXI, la Iglesia a nivel oficial se siga empecinando en negar el valor de una sana educación sexual y el eficaz uso de los anticonceptivos (incluso negar el uso de preservativos en zonas de África donde los niños mueren a millares famélicos y llenos de moscas, me parece que está a mil años luz de la Doctrina del Mesías). ¿A eso podemos llamar Caridad Cristiana?.
Otro error garrafal es mezclar en un mismo concepto aborto con eutanasia. Últimamente se ha dado un caso en Italia con una joven que llevaba dicesiete años en un coma profundo e irreversible y que la razón y la misericordia le clamaban a voces a la medicina que pusiera fin a esta situación.
Huyamos, por el bien de todos, de los fundamentalismos, el esquematismo y los sectarios de todo cuño. Debatamos todas estas cuestiones libremente y sin complejos. Cada uno desde sus posicionamientos ideológicos, morales o espirituales, pero no entremos en la demogogia de algunos”políticos” que ocupan sus bien remunerados cargos para distraer al personal. Somos –o deberíamos ser—cristianos comprometidos con nuestra Sociedad- y ante cualquier “avance” en la Ley del Aborto debemos mostrar nuestro frontal rechazo. Conozco algunos casos de mujeres que abortaron, y que a la postre reconocen en privado que más que ejercer un derecho, lo que el aborto significó para ellas fue un verdadero trauma psicológico y sentimental. Ante el lema feminista de “nosotras parimos, nosotras decidimos” debemos anteponer nuestro sentido de la dialéctica y la razón. No podemos –ni es conveniente que lo hagamos- intentar volver a los tenebrosos y crueles tiempos de la Santa Inquisición. Tenemos la fuerza de la razón como para que de nuevo prevalezca la razón de la fuerza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario