viernes, 13 de marzo de 2009

La Papeleta de Sitio.

Nuestra Semana Mayor está inmersa en pequeños rituales que la hacen que esté llena de íntimos placeres sentimentales. Son diversos momentos en el calendario de nuestra Hermandad que tenemos la obligación moral de no dejar que se nos escapen. Vivimos con una apretadísima agenda laboral y personal donde siempre tenemos en los labios el latiguillo….”yo ahora no puedo pues estoy superliado”. Y de esta forma nunca asistimos a los cultos. No tenemos tiempo de postrarnos ante nuestras queridas imágenes en un besamano o besapié. Mandamos a algun amigo o familiar a sacar la papeleta de sitio. Yo he visto - dado que no lo permiten las reglas- camuflarse un reloj y un móvil tras la manga de un habito de nazareno. ¿ Tan importante y fundamental es nuestra vida?. ¿Para qué este desosiego?. ¿Es que acaso podemos mandar en la cadencia del tiempo y las horas?. ¿Dónde esta esa frontera de la conquista de bienes materiales? ¿Somos capaces de tirar de freno de mano en los límites del confort antes de entrar en la frontera del lujo?. Lo dudo. Pues lo verdaderamente peligroso es que este despegue no es solo hacia nuestra Hermandad, tambien incluye al entorno familiar mas querido y cercano. ¿Qué es licito y humano pretender con nuestro trabajo el bienestar de los nuestros? Cierto. Pero insisto; conozco a personas con un nivel social y económico muy altos, pero que a la postre terminan siendo esclavos de sus obligaciones profesionales. No supieron mirar dentro del “saco” y decir: “vale con esto ya es suficiente voy ahora a darle ahora a mi vida un sentido cultural, sentimental y espiritual”. Trabajar menos para tener el mayor tesoro que Dios nos otorga: el Tiempo para vivirlo en plenitud (lamentablemente con la Crisis empieza a haber muchas personas que no es que decidan trabajar menos, más bien desgraciadamente, otros han decidido que ya no trabajen nada ).



Uno de esos rituales –para mí de los mas hondos- que os comentaba al principio es la retirada de la papeleta de sitio en la Hermandad. Desde por la mañana, sabes que ese día no va a ser uno corriente. Vas a coincidir con gente que te conocen desde la niñez. Cada uno con una historia distinta y de desigual suerte a sus espaldas. Pero sabiendo valorar que mientras se pueda hay que venir a por la papeleta de sitio. ¿Qué algunos la saca a título simbólico pues sus fuerzas ya no le permiten salir¿ ¿Y que mas dá? . Lo importante es saber en tu fuero interno que un año mas estás “alli´”. No te dan solamente un papel donde te dicen que portarás y donde irás en la procesión. Lo que te entregan es una nueva prorroga para que tu caminar por esta tierra de María Santisíma siga por el sendero del amor, la fé y los recuerdos.


Yo he visto sacar la papeleta de sitio a tres generaciones de una misma rama familiar. Es decir a un hombre, con su hijo y su nieto. ¿En que parte del mundo se dan este cúmulo de sensaciones y vivencias?. Alguien dijo que en la Semana Santa van unidas de la mano la tradición y la modernidad. Basta repasar brevemente la historia de estos siete días de gloria para comprobar que esto es rotundamente cierto. Somos eslabones de una cadena sentimental unidos al pasado y abiertos a los que nos precedan.



Estos días iremos a la Casa Hermandad a por la papeleta de sitio. Volveremos a vivir sobre lo ya vivido. Abrazaremos, saludaremos y preguntaremos por los ausentes y su destino. Escucharamos a los de siempre con la misma cantinela de todos los años. Diran en la dulce espera: …”lo que pasa en esta Hermandad no lo veo yo en ninguna” ; …” “joder es que cada año tardan más”. Revoletearan a nuestro alredededor aquellos que siempre dicen “mi” hermandad y muy pocas veces “nuestra” hermandad.


Con todo este bajage sentimental volveramos al hogar, dulce hogar, con nuestra papeleta de sitio y la satisfacción del deber cofrade cumplido. Rogaremos para que el año que viene repitamos esta dulce y soñada odisea. Volveremos como las cigueñas al campanario para encontrarnos con el niño que un día fuimos. Ya sólo queda el transcurrir de los días, preámbulos del gozo hasta que una voz amiga nos diga: …..”poneos los antifaces”. Unos lo haran fisicamente y otros soñando el mágico momento desde la distancia o la impotencia. Lo que es seguro es que todos miraremos emocionados nuestra papeleta de sitio en el soñado día. El salvoconducto para la gloria sevillana que nunca nadie podrá ya arrebatarnos.

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