Cuando el mes de febrero enfila
su último tramo (¿fila, tramo? Resulta fácil deducir en que estoy ya pensando)
de su segunda quincena y marzo cada vez se nos hace más cercano en el horizonte
de la Ciudad,
se han producido dos fallecimientos que han llenado de pesar al mundo de la Cultura universal. Nos dejó a los 89 años de edad Harper Lee la autora de “Matar un ruiseñor” que se nos configura como una
de las novelas más demoledoras contra la segregación racial en EEUU y una de las cumbres literarias del
pasado siglo XX. Esta novela escrita
en 1960 alcanzó la cifra de 30
millones de ejemplares vendidos y su definitiva consagración llegó cuando Robert Mulligan la llevó al cine con la
soberbia interpretación de Gregory Peck. A Harper
Lee le bastó escribir tan solo esta novela para pasar al olimpo de los
dioses de la Literatura Universal.
Vivía desde hace años retirada llevando una vida placentera y discreta. Murió
mientras dormía en la residencia de ancianos donde pasó sus últimos días. Harper Lee nunca se casó ni tuvo hijos. El mejor homenaje que podemos hacerle es leer
de nuevo (o por primera vez) esta inmortal
novela o visionar una vez más la excelente película dirigida por Robert Mulligan. La otra desaparición no menos sentida es la
de Umberto Eco. Escritor, filósofo, pensador, semiólogo y una
de las mentes más lucidas de la intelectualidad contemporánea de la Vieja Europa. Un auténtico
referente moral e intelectual en una
sociedad, la europea, poco proclive a pensar en cosas que no sean el
pragmatismo y lo estrictamente material. Tenía 84 años de edad y nos deja dos
obras fundamentales como son “El nombre
de la rosa” y “El péndulo de Foucault”.
Umberto y Harper; Harper y Umberto como dos referentes inexcusables
para entender la extraordinaria grandeza de los verdaderos creadores. Produce
desosiego observar como nos han moldeado una sociedad donde el Arte y la Cultura
ni están ni se les espera. Todo gira en
torno a esto que, dentro de la
Sociedad de Consumo, llaman “Entretenimiento” y donde lo
insustancial prima sobre lo verdaderamente interesante. Solo tenemos a la Cultura
y el Arte para dotar a nuestras vidas
de la belleza de la estética y del compromiso solidario a través de la ética. Han
muerto una americana y un italiano que lograron con sus inmortales obras que
nuestras vidas tuvieran algo más de sentido.
Juan Luis Franco – Martes Día
23 de Febrero del 2016
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