En el Bloque donde tengo mi “guarida” y donde transcurren una parte de
mis días y la totalidad de mis noches han vuelto las obras. Lo han hecho por la
puerta grande con reparaciones integrales de las viviendas adquiridas. De unos
años a esta parte y motivado por la
Crisis no se
escuchaba un martillazo ni aunque repusieran en la tele “La
Gran Evasión ”. Habíamos hasta olvidado los ruidos
estentóreos que desesperados nos hacía salir a la calle por tabaco aunque no
hubiéramos fumado en la vida. Pero como
parece ser que el dinero ha vuelto a “aparecer” en nuestras maltrechas
economías ya se han reactivado las compra-ventas de pisos y sus posteriores
remodelaciones. Albañiles, pintores y
fontaneros al poder. En el mes del pasado enero sufrí en mis carnes (sobre
todos en mis oídos y mis nervios) dos obras que me afectaban de forma muy
directa. El piso inferior de mi “guarida” ha estado de obras dos semanas. Una
cuadrilla formada por tres hombres se encargaba de lunes a viernes (de 8 a 3 y de 5 a 8) de provocar una amalgama
de ruidos de los más diversos y variopintos.
Han puesto nuevo hasta los cordeles de tender del patinillo. La otra
obra, en el piso superior, todavía no ha terminado y va a dar lugar que espachurre mi corto presupuesto en tilas y
agua de azahar. Esta remodelación pisera
la está llevando a cabo un vecino (con fama de mañoso) y su siempre dispuesto
cuñado. Como ambos, gracias a Dios, en la actualidad trabajan utilizan para la
obra del piso las horas libres que les dejan sus ocupaciones laborales. Unas
veces martillean o trompetean juntos y otras por separado. Lo cierto es que el
primer martillazo inaugural lo dieron el siete de enero y hasta la fecha siguen
martillo y trompo en ristre. El ruido siempre está al acecho y cuando menos te
lo esperas y en los momentos más inoportunos aparece el trac-trac del martillo
pilón y el lamento de las paredes ante la penetración del trompo. Solo hacen por la tarde algún paréntesis para
que mi vecino, desde la terraza de la nueva vivienda, le diga a grito pelao a
su niña Vanesa que le deje un ratito la bici al hermano. Obras son amores sobre
todo para los que a la larga las disfrutan.
Juan Luis Franco – Viernes Día 26 de Febrero del 2016
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