“Que la raza está en pie y el
brazo listo,
que va en el barco el capitán
Cervantes,
y arriba flota el pabellón de
Cristo”.
- Rubén Darío –
Que duda cabe que vivimos tiempos convulsos y donde casi siempre priman
los continentes sobre los contenidos. De
manera ilusoria pretendemos tener opiniones
concretas sobre todas las cosas que nos rodean. Hoy son tantas las fuentes donde adquirir
información que en no pocas ocasiones caemos en el aturdimiento y la desidia. Internet se nos presenta como una
herramienta valiosísima pero no sería bueno que propicie que dejemos libros a
medio leer y periódicos (de los que te llenan los dedos de tinta) inertes y
durmiendo su virginidad a través del sueño eterno del olvido. Algunos de los que
ya laboralmente no estamos en activo cubrimos los días con paseos matinales;
algunas horas de televisión; otras sentados frente al ordenador y, en menor
medida, cubriendo nuestra noble tarea de lectores. Nunca como en la actualidad han existido más
formas de informarse y, en contrapartida, tampoco mayores dosis de
manipulación. Los problemas personales-familiares de cada persona planean sobre
sus cabezas dejándole poco tiempo para el mayor legado que Dios proporciona: el libre
albedrío. La paradoja es que quienes mandan en nuestras vidas y haciendas
solo hablan de proyectos de futuro cuando ya, a duras penas, solo tenemos el
presente. Hoy padecemos lo que un amigo
mío denomina… la mentira enmoquetada.
Nos han robado hasta el libre albedrío.
Por robar que no quede.
Juan Luis Franco – Lunes Día 11 de Abril del 2016
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