Se fueron unos tras otro
dejándome esta estela
de asumida orfandad.
Amigos eternos e infinitos
donde las almas de cántaro
se llenaban en la fuente
de las ilusiones compartidas.
¿Dónde medran ahora vuestros
sueños?
¿Sois felices allá donde moráis?
¿Habláis con Dios de vez en
cuando?
¿Notáis a Elvis algo más delgado?
Mi tiempo sin vosotros solo tiene
el acompasado tic-tac de los
relojes.
La veleta de mi torre ya solo
apunta
hacia lo alto y la brújula de mi
barco
confunde el babor con estribor.
El cerco de la luna me recuerda
que ponga mis barbas a remojar.
Tenedme presente y recordarme
al menos en los días de buena
cosecha.
Juan Luis Franco – Miércoles Día 20 de Abril del 2016
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