Lamento constatar con bastante preocupación como el impagable legado cantaor de don Antonio Cruz García, “Antonio Mairena”, se esté diluyendo con el paso de los años. Las nuevas generaciones de cantaores están tomando como referencia a: Caracol, Marchena, Vallejo, Pastora, Morente, Camarón…y, están obviando la imprescindible y magna obra flamenca del Maestro de los Alcores. Las cosas de todas formas no ocurren fruto de las casualidades sino que, muy al contrario, vienen determinadas por elementos objetivos. Tanto han llevado los “mairenistas” su cántaro hasta la fuente de la pureza y la ortodoxia que al final se les ha roto por el camino. Insisto, sinceramente esta situación actual de indeferencia hacia el testamento sonoro de Antonio Mairena no me resulta nada grata. El Antonio Mairena cantaor (el que de verdad interesa a la Historia del Cante Flamenco) ha quedado diluido enmarañado en una “filosofía” reducionista y redentora que, como todo la vacuo, va desde ninguna parte hacia ningún sitio. Se creó un armazón ideológico que, por primera vez, encerraba al Cante entre cuatro paredes. A saber: Ortodoxia en las formas; Prioridad absoluta de algunos estilos (deslegitimando a los demás); Raíces gitanas en el fondo y en la forma (el Cante Flamenco pasó a llamarse Cante Gitano-Andaluz) y, freno riguroso a las veleidades vanguardistas. Toda esta serie de despropósitos que, a pesar de su pretendido barniz izquierdoso, no dejan de ser reaccionarios, han propiciado que la juventud cantaora actual haya dado un si rotundo al don Antonio cantaor, y un no sin cortapisas a la cohorte de “Antoñitos ortodoxos”. Decir tantas veces que: “en el Cante ya está todo hecho y lo que procede es engancharse a la tradición y no estropearlo”, es ponerle puertas al campo de la creatividad. Hoy, ante tanto camelo y vulgaridad, cobra una especial relevancia la figura cantaora de don Antonio Mairena pero, ya la filosofía mairenista, se nos muestra anquilosada y carente de rigurosidad. Mairena fue algo más –mucho más- que un gran recuperador de cantes gitanos en vías de extinción. Fue un creador –por elevación cantaora y encuadramiento intelectual- de estilos básicos del Cante Flamenco y, flaco favor a la postre le han hecho sus acólitos, en aras de defender su teoría “jonda” redentora. Desde mi modesta tribuna de “caracolero” converso y confeso no tengo reparos en reconocer que, en la obra del Maestro de los Alcores, está lo mejor -pero no lo único- del Cante. Si hoy está injustamente olvidado es debido al “trabajo” de sus apologistas que confundieron el pan con el trigo. Es urgente su plena recuperación cantaora, dotándola de nuevos elementos a través de estudios rigurosos y alejados del sectarismo. Queda mucho Mairena por descubrir y en ello nos jugamos buena parte del buen encauzamiento de este Arte. La creatividad, en cualquier campo de la Cultura , ni puede estar encorsetada ni tampoco volando como una cometa al son que marquen los tiempos.
Juan Luis Franco – Domingo día 1 de Mayo del 2011 (Día mundial de los parados)
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