Creo recordar que esta es la tercera vez que en este modesto Blog se
llama la atención a quien corresponda sobre el estado de abandono del “recinto
ajardinado” de la calle Mármoles
sevillana. El mismo donde se recuerda a través de unas rotundas columnas el
glorioso pasado romano de la Ciudad. El
estado de abandono y suciedad de aquel mágico rincón es progresivo y allí ya
han tomado posesión (invasión romana eso sí) unas enormes ratas que han
conseguido ahuyentar a un par de gatos que allí residían. Acertadamente en su
día se colocó un panel que en castellano
e inglés explica a los interesados la importancia histórica del lugar. Ahora
más que un papel bilingüe es un panel bimierda donde leer el contenido del
mismo se hace verdaderamente complicado. Paso por el lugar con bastante
frecuencia y llama mi atención la cantidad de turistas que se paran a
contemplar el lugar (incluso en grupos comandados por eficientes guías). ¿Qué
dirán estas personas ante el estado de suciedad y abandono del mencionado
recinto? ¿No se le cae la cara de
vergüenza a más de uno por no paliar este lamentable estado de cosas que se
producen en esta maltratada Ciudad? Son
cosas donde no se pueden poner de manera permanente la sempiterna excusa de la
paupérrima situación económica de las arcas municipales. Tampoco la socorrida
“Herencia recibida”. Es más una cuestión de buena voluntad y de vergüenza
torera. Huelga decir que alrededor de
este recinto viven personas que sufrirán en primera persona este lamentable
abandono. Si algo te demuestra de manera fehaciente una ya demasiada larga
experiencia como sevillano es que la
Ciudad siempre ha tenido dos palabras tabú: conservación y
mantenimiento. Grandes proyectos, grandes inversiones y una nula disposición
para mantener esta Ciudad en perfecto estado de revista. Mala cosa es cuando
tus vivencias no hacen más que aumentar cada día tu dosis de pesimismo. Al
final, en Sevilla, se demuestra que Roma no paga limpiadores.
Juan Luis Franco – Lunes Día
12 de Octubre del 2015
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