Hay calles que quedan marcadas para la Historia por algún
acontecimiento de tal magnitud que ya todo lo concerniente a dicha calle queda
en un segundo plano. La calle Don Remondo
ya siempre figurará para los anales de la Historia sevillana (y española) como el trágico
marco donde fueron vilmente asesinados
Alberto Jiménez-Becerril y su esposa Ascensión García Ortiz (Alberto y Ascen
para su numeroso grupo de amigos y allegados). Este horrendo crimen que
conmovió a la sociedad española en general y a la sevillana en particular
ocurrió un 30 de Enero de 1998 (hoy se cumplen pues 18 años de
tan cruel asesinato). Volvían por la
calle Don Remondo paseando
tranquilamente y a pocos metros de su casa unos pistoleros de ETA los acribillaron a balazos. Los tres
hijos de esta joven pareja sevillana dormían placidamente sin saber que una
banda tan cruel como inmisericorde los acababan de dejar huérfanos de por vida.
Aquel tremendo asesinato provocó en la Ciudad una conmoción general como yo pocas veces
he conocido. La manifestación de repulsa
que se produjo posteriormente fue de tal magnitud que las calles se veían
incapaces de acoger a tantos miles de personas.
Si la memoria tiene verdaderamente sentido es para, entre otras cosas,
recordar aquellos momentos donde la solidaridad más noble consiguió ganarle la
partida al terror perverso. Quienes tuvieron la suerte de conocer a esta joven
pareja sevillana coinciden, independientes de ideologías, que eran unas
personas llenas de bondad, solidaridad y tolerancia. Mis grandes amigos
trianeros siempre me han comentado que el paso de Alberto Jiménez-Becerril por el Distrito
de Triana dejó una huella indeleble e imperecedera. Ha sido el político más
comprometido con los problemas y la grandeza del arrabal trianero. La
implacable y asesina banda terrorista ETA
ya ha sido derrotada y hoy no pocos de sus miembros se disfrazan con pieles de
corderos en instituciones democráticas (aunque para algunos el sanguinario que
llevan dentro duerme bajo las mesas de sus despachos). Bienvenidos sean cuantos
gestos y acciones sirvan para que los humanos vivan en paz y en armonía pero
nunca olvidemos a aquellos que dieron su sangre por la conquista de las
libertades. Calle Don Remondo, Alberto Jiménez-Becerril y Ascensión García Ortiz unidos para toda
la eternidad sevillana.
Juan Luis Franco – Sábado Día 30 de Enero del 2016
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