Llevaba el bolso repleto
de estampas de santos
y el alma llena de amores
no correspondidos.
Era una paloma con las
alas cortadas y el pico
sediento de besos y arrumacos.
Un verso suelto en un poemario
donde el amor nunca comparece
y lo correcto siempre es norma
de obligado cumplimiento.
Una brizna de hierba seca
posada suavemente en el prado
de los anhelos nunca realizados.
Una reina sin vasallos
y un hada sin príncipe
por desencantar.
Un pajaro sin trino
encerrado en una
jaula dorada.
Lágrimas de bolero
y suspiros de fado
haciendo encajes
de bollillo con su vida.
Deicida del Dios del amor
que busca consuelo
entre salmos y velas.
Una flor seca guardada
entre las hojas de un libro.
Un eterno suspiro perdido
entre poemas de Becquer
y un páramo lunero
perdido en el horizonte.
Juan Luis Franco – Viernes Día 8 de Enero del 2016
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