Sevilla se nos presenta como una Ciudad donde sistemática e
históricamente sus hijos más ilustres son ninguneados en vida y realzados hasta
la saciedad tras sus desapariciones existenciales. Una aclaración previa:
siempre será preferible estar vivo y marginado antes que muerto y ensalzado. La
vida lo es todo aunque algunos para
poder respirar paguen cada día un alto precio.
Si te llamas Antonio Machado, has nacido en Sevilla y considerado como uno de los
más grandes Poetas de la Literatura Universal estás perdido. Corres el
riesgo de que te pongan un monumento como el que le han puesto al Poeta de “Campos de Castilla” junto al Palacio de las Dueñas. ¿Qué les ha hecho
el bueno de Antonio Machado para que
lo traten de esta forma? Recuerdo en la anterior Legislatura Municipal cuando Juan
Ignacio Zoido llegó, tras una mayoría aplastante, a ocupar el sillón
principal de la Casa Grande. Para los
“pelotilleros” de turno y poseedores del botafumeiro sevillano era simple y
llanamente “Juaninacio”. El común de
los mortales sevillanos lo conocía como “erZoido”. Vaya por delante que siempre he tenido –y
tengo- un buen concepto de este político “pepero” al que creo le perdió el
anteponer los intereses partidistas a los de la propia Ciudad. Igual me ocurre con Juan Espadas al que considero una persona responsable, decente,
buen gestor y amante de las tradiciones –las nuestras y las suyas- de esta
Ciudad. Una vez sobrepasado su primer
año de mandato empiezo a temerme que estamos ante una repetición de los males y
bonanzas de la etapa de Juan Ignacio
Zoido. Parecer ser que, una vez más, cobra fuerza aquello de que nadie
escarmienta en cabeza ajena. Ambos (uno
ya lo hizo) pueden dilapidar la confianza que la gente ha depositado en ellos. Espadas
se nos muestra como un espadachín en permanente duelo con aquellos que lo han
llevado al Poder. Esta Ciudad es única por partida doble: por su ancestral
belleza y por ser únicos (para lo bueno y lo malo) quienes habitamos en Ella. Los pájaros de cristal siempre revoloteando
sobre nuestras cabezas.
Juan Luis Franco – Viernes Día 22 de Enero del 2015
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