Pararse a pensar despacio
allí donde se duerme el tiempo
entre el olor de la alhucema
y el de las gomas de borrar.
Sentir de nuevo su mirada
azul de mar y cielo mañanero
allí donde las cigüeñas anidan
al soniquete de campanas.
Tiempo sin tiempo ni medida
ardor de juventud en bandolera;
palomas con mensajes de Esperanza
prendida en cordeles de azoteas.
Abril derramando lágrimas de cera
Mayo luminoso, florido y
peregrino
Junio de paseos bajo la luna
lunera
Julio ardiente de dioses sin
altares.
Llamar a la puerta de la vida en
flor
para ver que hay detrás de la
alacena;
buscar el beso de todos los besos
en labios de almíbar y caramelo.
Soñar que has vivido
o, mejor, vivir soñando.
Al final siempre tropiezas
con las puertas giratorias.
Juan Luis Franco – Lunes Día 25 de Enero del 2016
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