miércoles, 7 de octubre de 2015

Sabanas revueltas






(A François  Ozon, Director de “Joven y bella”)

El sol de la amanecida se colaba por
entre las rendijas de la habitación del hotel.
En una silla, de esas donde la gente decente
nunca se sienta, reposaban desordenadas
vistosas prendas despojadas con celeridad.

Él dormía con la profundidad de aquel
que, ¡por fin!, consigue la presa codiciada.
Ella, desvelada, miraba hacia el techo
con la lágrima del remordimiento
pugnando por mojarle la cara.

Sus cuerpos desnudos se rozaban
sin más recompensa que la lascivia
y el goce espurio de lo lujoso.

Una noche loca de amor donde este
ni estaba ni se le esperaba.
Un acuerdo tácito tallado en los
anales de los tiempos:
el dinero viejo a cambio de
un cuerpo de mujer  joven.

La mentira de la vida disfrazada
de noches de amores fingidos.
Una historia que siempre termina
cuando una muchacha, de las que
no se venden, recoge por la mañana
unas  sabanas revueltas y las deposita
en su sitio natural: con la ropa sucia.


Juan Luis Franco – Miércoles Día 7 de Octubre del 2015
  

1 comentario:

José Luis dijo...

El dinero siempre es viejo cuando compra voluntades. Un magnífico poema, un saludo, Juan Luis.