Los agoreros son una especie sevillana que no solo no se encuentra en
vías de extinción sino que crecen cada día de manera desmesurada. Ellos creen
firmemente que el vaso está siempre medio vacío e incluso si está totalmente lleno
vacían la mitad para que los hechos no lo contradigan Los hay en todas las capas sociales de la Ciudad y es fácil
reconocerlos por ser siempre portadores de malas noticias. Al día que amanece soleado le abren la
incertidumbre (con el latiguillo “lo he leído en Internet”) de que puede
empeorar por la tarde. Van a los cines ya predispuestos (comentándolo encima en
la cola para las entradas) a que la película en cuestión será un tostón de muy
señor mío. Si acuden a un partido del Equipo de sus amores lo hacen convencidos
de que perderá ese día. Bastará con que
un delantero contrario se acerque al área para ver un gol en el casillero
“Visitante”. En una tarde de Toros te adelantan que tienen el pálpito de que
alguno de los toreros sufrirá una grave cogida. Se ha vestido de nazareno para
nada pues ya sabe que la lluvia impedirá a la Hermandad realizar la Estación de Penitencia.
No debemos confundirlos con los pesimistas pues estos, en numerosas ocasiones,
no son más que personas bien informada. El agorero, los agoreros son otra
cosa. De una forma ciertamente malsana
escudriñan las malas noticias en los distintos medios de información para, con
su correspondiente exageración verbal, hacer participes de ellas a todo bicho
viviente. Los ves venir de lejos y cuando se te acercan lamentas no llevar encima una pócima de
Asterix que te haga invisible. En un santiamén te darán la lista de bajas por
defunción y los males diversos acaecidos a amigos o conocidos. Después en una
fase ya de carácter global te dan su nefasta opinión sobre los graves problemas
que de continuo aquejan a Sevilla, España y la Humanidad. Todo es manifiestamente
empeorable y nada ni nadie tiene o tendrá una solución positiva. Lo malo siempre estará por llegarnos y cuando
llegue ahí estará el agorero para contarlo. Librarse de ellos es tan difícil
como abrir a la primera una lata de berberechos. Han sido, son y serán nuestros
agoreros sevillanos.
Juan Luis Franco – Domingo Día 22 de Noviembre del 2015
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