Desgraciadamente ya viene siendo
habitual que la mañana, en el arranque de los días que nos quedan por gastar,
nos traiga malas noticias. A través de
la radio (mi medio prioritario de información) me llega hoy la triste noticia
del fallecimiento del gran flamencólogo cordobés Agustín Gómez. Había nacido
en Montilla en 1939 y su vida siempre transcurrió entre su familia, sus
incontables amigos, su actividad como maestro y la gran pasión de su vida: el Flamenco. La trayectoria de este flamencólogo
cordobés sabio, de mirada limpia, de verbo fluido y escritura preclara se nos
antoja realmente ejemplar. Fundador y primer director de la Cátedra de Flamencología de la Universidad de Córdoba.
Socio fundador del Ateneo cordobés. Miembro activo del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba. Más de treinta años
ejerciendo la critica flamenca sin renunciar a su profesión como docente. Gran
impulsor de peñas flamencas en la provincia de Córdoba (era hijo de Rafael
Gómez “El Lucero”, de ahí el nombre de la Peña
Flamenca El Lucero
de Montilla, fundada en 1952). Numerosas son las publicaciones flamencas que Agustín Gómez nos deja como fiel y firme
testimonio de sus grandes conocimientos flamencos y humanos. Imaginar el
flamenco cordobés sin la gran aportación de Agustín
Gómez se nos presenta como una misión imposible. Desde la Córdoba
de sus amores y desvelos supo proyectarse hacia los cielos infinitos del Arte Jondo. Reconozco que siempre tuve
una gran admiración hacia la vida y la obra de este cordobés nacido en Montilla para la vida y el Flamenco. Descansa en paz Maestro que seguro tendrás un sitio de privilegio en la Tierra
Prometida.
Juan Luis Franco – Jueves Día
11 de Mayo de 2017
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