Debo reconocer sin complejos que fue pasado los cincuenta
años de edad cuando empecé a descubrir y a aficionarme a la inmensa obra (tanto
en calidad como en cantidad) de Frank
Sinatra. En la actualidad en mi archivo dispongo de una amplísima
discografía de este genio tan irrepetible como recordado. Este cantante de mágicos mundos sonoros y
melodías inolvidables a quien alguien certeramente le puso de apodo “La Voz ”. Sinatra
fue el “Crooner” de todos lo “Crooners”. Ha sido para la eternidad el
mayor genio de la música ligera. Su manera de modular cada frase era –y lo será
eternamente- un canto a la exquisitez más genuina. Su vida, en lo personal y lo
artístico, fue el compendio de muchas vidas. Su paso por el Cine no estuvo exento de algunas excelentes interpretaciones
sobresaliendo su papel como Maggio en
“De aquí a la eternidad” (1953) por el que recibió un Oscar al mejor actor secundario. Sus
innumerables biografías lo definen de una manera tan variopinta y
contradictoria que, como ocurre con todos los verdaderos genios, siempre tienen
como antídoto su inmenso talento. Ese era incuestionable. El gran amor de su
vida fue Ava Gardner (bella entre las
más bellas) por la que siempre sintió una pasión verdaderamente arrolladora. Era
un hombre con una fidelidad insobornable hacia sus grandes amigos (con un
cierto complejo ante la talla seductora de Dean
Martin y el porte aristocrático de Peter
Lanford) y con un trato exquisito hacia todas sus amantes. Coqueteó con “La Mafia ” y su canción “Strangers in the Night” “(“Extraños en la Noche ”) se nos configura
como una de las mejores canciones de todos los tiempos. Difícilmente pasa un día sin que escuche a Frank Sinatra y ya forma indisoluble de
mi cultura sentimental. Ayer, 14 de mayo del 2017, se cumplieron 19 años de su fallecimiento. Eterno Sinatra.
Juan Luis Franco – Lunes Día 15 de Mayo del 2017
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