Dulce néctar de
naranja mandarina
fruta prohibida del
árbol de la vida,
damisela celeste en
la verde ventana
moviendo su abanico
en duermevela.
Era un poema de
Rafael de León
en una hoja mustia
y seca por el tiempo.
Lleva tantas cuentas
de rosario
que hasta ha
perdido la cuenta;
sus labios nunca
fueron pecadores
y se agrietan sin
besos de locura.
La llevan y la
traen como una dolorosa
que busca bajo
palio la calle en primavera.
Otros decidieron su
triste destino
entre consejos, rezos
y plegarias.
Varada en su playa
quedó atrapada
sin Ulises que
venga a rescatarla
de los dioses
hechos a medida.
Damisela celeste de
agua clara
que lleva la
dignidad por lontananza
hoy daría su
orgullo cual moneda
por un revoltijo de
sabanas de seda.
Ellos siempre le
hablaban de su cuna
cuando ella,
damisela, solo quería
hablar del mundo
solitario de su cama.
Juan Luis Franco - Lunes Día 8 de Mayo – 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario