“Me interesa el
flamenco
si está con la
cultura y la sabiduría,
si está con la
ignorancia,
la estupidez y la
bufonería
no me interesa”
- Enrique Morente -
Cuando ya el Flamenco
está configurado junto con el Jazz
como la música de raíz más importante del mundo y, por ende, se le abren los
principales teatros todavía, en la tierra que le vio nacer, se le sigue
ignorando. Recuerdo cuando en Antena-3 se hacía a finales del pasado
año un balance de los grandes artistas de la música desaparecidos en el 2016.
Se nombraba a Prince, George
Michael, David Bowie, Leonard Cohen
o a Manolo Tena y se obviaba de
manera escandalosa que ese mismo año también habían fallecido artistas tan
fundamentales del Flamenco como Juan Peña “El Lebrijano”, José Menese o
Juan Carmona “Habichuela”. Esto no
representa ninguna novedad pues de sobras es sabido que para las cadenas
privadas el Flamenco no existe. Tan
solo en el caso de ser artistas con una fuerte presencia mediática son referenciados. Lo triste es que las cadenas públicas que
sostenemos con nuestros impuestos también aplican esta injusta vara de medir. A
la clase política, salvo honrosas y contadas excepciones, solo le interesa el Flamenco para un ratito de fiesta en una
casa en el Rocío, una caseta de Feria o una fiesta privada. Los “señoritos andaluces” siempre cambian en
las formas pero casi nunca en el fondo. Antes leían el “Arriba” y ahora leen “El País”.
A las llamadas “criadas” del ayer hoy
las llaman empleadas del hogar pero, a la postre, estas siguen quitando por una
miseria la mierda que ellos producen. Entender, como ya se hace en el resto del
mundo, al Flamenco como una máxima
expresión de Arte y Cultura es todavía por estos lares una
asignatura pendiente. Han sido muchos los artistas, estudiosos, promotores y
aficionados que luchando contra viento y marea han conseguido elevar al Flamenco a los altares del Olimpo de lo artístico y cultural. En Andalucía y a pesar de los grandes e
innegables avances conseguidos sigue siendo un gran desconocido para la mayoría
de sus habitantes (¿cuantos andaluces sabrían distinguir una Soleá de una Siguiriya¿). El canal autonómico andaluz (¿la “nuestra” o la de “ellos”?)
después de algunos atisbos que hacían concebir ciertas esperanzas ha “entregado la cuchara” con el Flamenco. Están por otras labores de menores calados
culturales y más proclives a la banalidad y a la horterada. Aquí seguimos –y
seguiremos- algunos defendiendo desde nuestras “jondas trincheras” a este Arte
parido y amamantado en la vieja, sabia, noble y castigada Andalucía. Es algo que les
debemos a nuestros mayores.
Juan Luis Franco – Miércoles Día 3 de Mayo del 2017
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