miércoles, 3 de mayo de 2017

Trincheras flamencas






“Me interesa el flamenco

si está con la cultura y la sabiduría,

si está con la ignorancia,

la estupidez y la bufonería

no me interesa”

- Enrique Morente -



Cuando ya el Flamenco está configurado junto con el Jazz como la música de raíz más importante del mundo y, por ende, se le abren los principales teatros todavía, en la tierra que le vio nacer, se le sigue ignorando.  Recuerdo cuando en Antena-3 se hacía a finales del pasado año un balance de los grandes artistas de la música desaparecidos en el 2016.  Se nombraba a Prince, George Michael, David Bowie, Leonard Cohen o a Manolo Tena y se obviaba de manera escandalosa que ese mismo año también habían fallecido artistas tan fundamentales del Flamenco como Juan Peña “El Lebrijano”, José Menese o Juan Carmona “Habichuela”. Esto no representa ninguna novedad pues de sobras es sabido que para las cadenas privadas el Flamenco no existe. Tan solo en el caso de ser artistas con una fuerte presencia mediática son referenciados.  Lo triste es que las cadenas públicas que sostenemos con nuestros impuestos también aplican esta injusta vara de medir. A la clase política, salvo honrosas y contadas excepciones, solo le interesa el Flamenco para un ratito de fiesta en una casa en el Rocío, una caseta de Feria o una fiesta privada. Los “señoritos andaluces” siempre cambian en las formas pero casi nunca en el fondo. Antes leían el “Arriba” y ahora leen “El País”. A las llamadas “criadas” del ayer hoy las llaman empleadas del hogar pero, a la postre, estas siguen quitando por una miseria la mierda que ellos producen. Entender, como ya se hace en el resto del mundo, al Flamenco como una máxima expresión de Arte y Cultura es todavía por estos lares una asignatura pendiente. Han sido muchos los artistas, estudiosos, promotores y aficionados que luchando contra viento y marea han conseguido elevar al Flamenco a los altares del Olimpo de lo artístico y cultural. En Andalucía y a pesar de los grandes e innegables avances conseguidos sigue siendo un gran desconocido para la mayoría de sus habitantes (¿cuantos andaluces sabrían distinguir una Soleá de una Siguiriya¿). El canal autonómico andaluz (¿la “nuestra” o la de “ellos”?) después de algunos atisbos que hacían concebir ciertas esperanzas ha “entregado la cuchara” con el Flamenco.  Están por otras labores de menores calados culturales y más proclives a la banalidad y a la horterada. Aquí seguimos –y seguiremos- algunos defendiendo desde nuestras “jondas trincheras” a este Arte parido y amamantado en la vieja, sabia, noble y castigada Andalucía.  Es algo que les debemos a nuestros mayores.





Juan Luis Franco – Miércoles Día 3 de Mayo del 2017





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