El tiempo pasa y a su paso se lleva con él la esencia que da sentido a
las cosas. Hoy estamos a 1 de Mayo y hasta hace muy pocos años esta fecha
estaba considerada la Fiesta
de los Trabajadores. Una jornada reivindicativa donde la clase trabajadora
mostraba en la calle de manera pacifica que si bien era mucho el camino andado todavía quedaba un gran trecho por recorrer.
Hoy las cosas han variado considerablemente y no precisamente porque los
trabajadores no tengan muchas tropelías contra las que luchar. La clave es que
los Sindicatos que en teoría debían defender sus intereses (no los suyos sino
los de los trabajadores) andas enredados en otras cuestiones menos nobles. Con
la excusa de la Crisis
los trabajadores de la Vieja Europa
han visto como se han desactivado los derechos adquiridos tras muchos años de
durísimo sacrificio. Hoy la Clase Obrera
está severamente fragmentada y sus prioridades se diversifican en función de
las apremiantes necesidades de millones de personas. Los hay trabajando de
manera más o menos fijos. Están los que trabajan con contratos temporales y
salarios basuras. Los hay desempleados que cobran el paro. Luego están los que
una vez agotadas todas las prestaciones se sitúan dentro de la pobreza más
extrema. Las mujeres que trabajan siguen cobrando, por los mismos trabajos,
menos que los hombres. Todo nació el día que con la excusa del “Estado del
Bienestar” nos convencieron que, exceptuando a los mendigos que pedían en las
puertas de las iglesias, todos formábamos ya parte de la hoy devaluada Clase
Media. Con el panorama actual más que “Conciencia de Clase” lo que prevalece es
la supervivencia individual y/o familiar del día a día. Curiosamente a la par
que han aumentado los ataques a los derechos de los trabajadores ha disminuido
considerablemente la asistencia a las “manifestaciones” del 1 de Mayo. ¿Motivos?
La nula credibilidad que Partidos de Izquierda y Sindicatos les ofrecen
a los trabajadores. Las ideologías duermen indefensas en la cuna del pragmatismo
político y en brazos de un Sistema económico al que se le puede llamar
cualquier cosa menos justo y equitativo. El fantasma del populismo planea sobre
nuestras cabezas y los que han generado a estas palomas ahora se quejan de que
se les caguen en sus azoteas y piscinas. Veremos.
Juan Luis Franco – Viernes Día 1 de Mayo del 2015
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