Tal día como el de hoy, trece de mayo, vino a esta Tierra de María
Santísima mi hija Alicia. Hoy cumple treinta y seis hermosas primaveras.
Recuerdo con total exactitud el momento en que un joven medico, costalero de
San Esteban, me –nos- comunicó su feliz nacimiento. Desde entonces este ayer
hermoso proyecto de mujer se ha convertido actualmente en una palpable
realidad. Licenciada en Derecho, trabajadora, culta, madre, esposa, hija y
hermana. Todo resuelto de manera brillante y sabiendo compaginar, con no pocos
esfuerzos, todos estos cometidos. Representa y se configura para mi gozo
personal esa parte de nuestra juventud motivo de orgullo para propios y
extraños. Decir que simbolizan la mejor generación que nunca tuvo este país es
decir cosa bien cierta. Desgraciadamente nuestros políticos andan en menesteres
menos nobles y son pocos o nada proclives en aprovechar el inmenso caudal que
esta generación podría proporcionar a este sufrido, maltratado y amado país.
Gente joven que aunando una excelente formación y un gran espíritu de
sacrificio se ven abocadas al exilio profesional. En un supremo ejercicio
de cinismo lamentan que se vayan pero no
hacen nada por evitarlo. Al final la vida es un continuo transcurrir donde
siempre estamos pasando páginas. Pasan los días y con ellos todo se va
alterando sustancialmente. Los niños se hacen jóvenes; los jóvenes se hacen
adultos y los adultos se hacen ancianos. Cada página que pasamos nos traerá un
nuevo día lleno de incertidumbre e ilusiones. Hoy mi hija Alicia cumple años y
esto siempre será para mí motivo de gozos compartidos. Cuando ves que la vida
es en definitiva una sucesión de eslabones engarzados en una cadena sentimental
todo cobra sentido. Por eso, y por tantas cosas más, cada trece mayo será para
mí un día muy especial en mi vida. Vivo pasando las páginas de mis libros y,
sobre todo, de mis emociones. Hoy, de nuevo, es trece de mayo.
Juan Luis Franco – Miércoles Día 13 de Mayo del 2015
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