Rafael Riqueni es un guitarrista flamenco trianero verdaderamente
excepcional. Su toque acomoda armoniosamente el gozo de los sentidos con la
verdad de los sentimientos. Suena este trianero como nadie o, para un mejor
decir, suena como Rafael Riqueni. Su precocidad en el toque flamenco empieza
cuando de niño se juramentó unir su destino al de una guitarra flamenca. Su
discurso flamenco está lleno de sutileza y, a la par, de rotundas verdades
interpretativas. La primera vez que en un escenario (creo recordar que fue en
el Maestranza) interpretó el tema “Amarguras” de Font de Anta todo tuvo un
antes y un después. La Sevilla que sabe sentir
quedó rendida incondicionalmente a los sones de su mágica guitarra. Su escuela
nace (¿de donde podía ser?) del acorde del “Niño Ricardo” tamizado y proyectado
posteriormente por el soniquete del gran Manolo Sanlúcar y, como no, por el
Paco de todos los Pacos. Unos problemas
de salud hicieron caer en el ostracismo al inconmensurable guitarrista y, lo
que era peor, al Rafael Riqueni hombre y ser humano. Afortunadamente ha vuelto renacido para
quedarse entre nosotros para siempre. La Esperanza morena y marinera de la calle Pureza ha
propiciado que de nuevo nos deleitemos con los sonidos de su guitarra y, lo
verdaderamente importante, nos congratulemos de tenerlo de nuevo entre
nosotros. Su último trabajo (“Parque de María Luisa”) es un maravilloso piropo
musical a la Ciudad
que lo vio nacer, crecer y consolidarse como uno de los más grandes de la guitarra
flamenca. Pude verlo y, sobre todo, escucharlo este pasado jueves en el Salón
Cajasol y quedé verdaderamente deslumbrado.
Posiblemente, siendo ya muchas las disfrutadas, ha sido una de las veces
que más me ha emocionado el concierto de un guitarrista. Pura armonía y pura
flamenquería donde todo queda perfectamente encuadrado para el goce de los
pentagramas del alma. El genio trianero ha vuelto y con él su inigualable
sonanta. Toca como nunca y su música ya tiene el aroma de las cosas que, por su
belleza, nunca se nos irán del todo. La guitarra sevillana ya tiene su trono recuperado
y se llama Rafael Riqueni. ¡Mucha suerte
Maestro!
Juan Luis Franco – Domingo
Día 10 de Mayo del 2015
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