Siempre me gusta que mi vida discurra de una manera ordenada. Me
considero una persona formal pero no seria. Necesito tener cada cosa en su
sitio y cada sitio en su cosa. Mi innata condición de despistado mal casaría con
el desorden. Soy al machadiano modo un hombre que intenta ser bueno, decente y
solidario. Los sueños y las ilusiones siempre han formado –y forman- parte de
mi vida. No de una manera bucólica sino enraizada con una manera racional de
pensar y sentir. Siempre me he rebelado contra un falso e interesado “Orden”
que dimana, vía decreto, desde las esferas del Poder. El ordeno y mando
dictatorial que, a lo largo de su Historia, tanto dolor ha causado en este país
nuestro llamado España. Mi vida callejera discurre en aquellos sitios donde se
me considera y se me tiene afecto. El café mañanero, la copa del mediodía, los
sitios donde compro mi ropa, mi avituallamiento, mis libros y mi música suelen
ser casi siempre los mismos. No me gusta ser tan solo un desconocido al que
alguien (desconocido también) pregunta: ¿En efectivo o con tarjeta? Ser tan
solo ante los demás un cúmulo de números o dígitos no es algo que vaya conmigo.
Existen momentos del día en que necesito estar solo y otros en los que busco la
compañía a través del afecto. Cada día, eso si, me aburren más los fatuos
“pavos reales” y aquellos que a fuerza de repetirse terminan por considerarse
importantes. Cuando estás convencido de estar viviendo el epílogo de tu
existencia perder el tiempo en nimiedades me parece un ejercicio de supina
estupidez. Respeto las ideas de las demás para que las mías igualmente sean
respetadas. Como cantaba Mercedes Sosa doy gracias a la vida que me ha dado
tanto. Cuando las circunstancias no te resultan favorables o las cambias o te
adaptas a ellas. El orden natural de las cosas.
Juan Luis Franco – Lunes Día 18 de Mayo del 2015
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