“Los dos momentos más importantes
en la vida de una persona es
cuando
nace y cuando descubre para que
ha nacido”
- Mark Twain –
Hace ya algún tiempo veía con verdadero deleite un documental dedicado
a la genial bailarina, coreógrafa, profesora y alma mater del Ballet Nacional
de Cuba, Alicia Alonso. Un delicioso
ejercicio narrativo donde se nos mostraba su talento y su espíritu de
sacrificio para conseguir su gran meta de ser una primera bailarina mundial.
Empezó a bailar desde niña (curiosamente danza española) y ya el baile sería el
soporte donde se cimentaría su hermosa y productiva vida y su ya eterna
leyenda. A los veinte años y motivado
por un desprendimiento de retina perdió casi la visión de los dos ojos. La
obligaron por esta gravosa circunstancia a guardar casi un año de absoluto reposo.
Pues bien contaba Alicia Alonso que incluso ni en aquel periodo de absoluta
inactividad dejó de bailar. Lo hacia con la mente ensayando pasos de manera
permanente. Movía los dedos sobre la almohada como si fueran sus piernas. La
vitalidad que esta primera dama de la danza internacional desprendía en el
citado documental era apabullante. Sentada glamurosamente en un sillón encima
del escenario de un teatro gesticulaba con las manos para mostrarnos los
movimientos que procedían en cada momento de la danza. Una auténtica lección de
talento inconmensurable. Siempre vivió apasionadamente y nos mostraba un camino
lleno de espinas y rosas donde al final, cuando se mezcla el talento con el esfuerzo,
las metas aparte de alcanzables son hartamente fructíferas. Parece ser que casi
todos hemos nacido para algo en particular aunque muchos nunca lo encuentren
por no buscarlo siquiera. Alicia Alonso sin querer perder nunca su condición de
cubana llevó la danza hasta las cotas más altas jamás soñada. Cuando uno vive
intensamente para lo que ha nacido la existencia humana cobra su auténtica
dimensión. Con el talento se nace pero para desarrollarlo se necesita un fuerte
componente de sacrificio. Hoy prima la ley del mínimo esfuerzo para conseguir
el máximo beneficio. No labramos nuestro
camino tan solo buscando el “medalleo” y la complacencia ajena sino para dotar
a nuestra vida de un verdadero sentido existencial. Gente como Alicia Alonso
nos dejan meridianamente claro que el triunfo en muchas ocasiones está en la plena
satisfacción por el trabajo bien hecho. Tesón y talento; talento y tesón.
Juan Luis Franco – Miércoles Día 20 de Mayo del 2015
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